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La Revolución Mexicana (Artículo de Fondo)

Artículo de Fondo, Por Antonio Tenorio Adame (22-XI-2020).- La conmemoración del 110 Aniversario del inicio de la Revolución Mexicana ha reducido su celebración en relación con su año anterior, posiblemente por el agravamiento de la pandemia o bien por una percepción mediática.

De cualquier modo, se mantiene fresca su memoria cívica, una vez rescatada del abandono deliberado de los tiempos oscuros de Salinas a Peña, cuya finalidad era que la nación cayera en el olvido sustituyendo el proyecto histórico de nación soberana por el de modernidad asimilada a los Estados Unidos, con ese propósito se vinculó la epopeya del pueblo mexicano con el populismo.


Poner en tiempo real la conciencia ciudadana en su historia como una forma de entender el presente como consecuencia del pasado significa dotarla de una interpretación certera, convincente, documentada, insertada en la cultura universal, que le permita entender el sentido y razón de su nación, no solo como espacio o territorio, población recurrente en el tiempo con cultura propia, y gobierno soberano con capacidad administrativa, de control sobre los elementos sociales y económicos en particular del mercado, capaz de mantener una política de defensa del interés nacional ante las potencias del exterior.


La 4T reconvirtió la plataforma electoral de Morena en aspiración de cambio, como elemento ideológico, pero falta aún dotarla de contenido no solo retórico sino de compromiso y actos que demuestren y refuercen su credibilidad en el cambio del bienestar y seguridad de la nación.


Ante la devastación del patrimonio nacional sumado a la tragedia impuesta por la pandemia del coronavirus, el país ha caído en situación de desastre social, por lo que se requiere de la solidaridad y cooperación para su restauración.


Los tiempos inmediatos por venir son de conciliación y unidad de los mexicanos, para emprender las reformas que aceleren los cambios para superar los graves problemas sociales que agobian a la sociedad, en especial el de la pobreza de 40 millones de pobres.


La revolución mexicana dio a la ciudadanía la convicción de que los mexicanos podían gobernarse por sí mismos, sin necesidad de gobiernos facciosos despóticos y entregados al exterior.


A la vez, la remoción de conciencias cinceló la idea de la identidad nacional, con la que se fortaleció su definición ante sí misma y los otros, una idea del ser nacional: el vernos, que nos vean, y vernos en quienes nos ven, la seguridad del ser mexicanos.


Sobre la revolución mexicana existen distintas definiciones: académicas, políticas, historiográficas, ideográficas, se diría que una constelación planetaria, depende cual es fin para la que se quiere.
Entre esa diversidad de ideas alguna vez Lorenzo Meyer confrontó su concepción con la de Katz, Camín, Córdova y Womack con posterioridad el propio Katz recogió la definición de Semo como la más cercana a la revelación del numen de la revolución mexicana, “una revolución que es ideología, historia, memoria y acción” con el añadido que excluía al Cardenismo, quizás como rémora de una revancha tardía por el exilio a Trotski.


La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, fundada en 1839 por Valentín Gómez Farías, emprendió Coloquios en ocasión a las muertes de Carranza y Cárdenas, con el propósito de definir con mayor desahogo la forja del Estado mexicano desde su refundación hasta su consolidación, donde los artífices son los mismos conmemorados.


Solo con afán de abundar en busca de un concepto nuclear de la Revolución mexicana, deben acercarse los estudios sobre los cambios de propiedad, que van desde su transformación por los conquistadores y encomenderos de la Corona española en 1521, la abolición de los señoríos.


La amortización de los bienes en manos muertas, las regresiones constitucionales de Porfirio Diaz, hasta la Ley agraria de 1915 y el reglamento del petróleo, la aprobación del Artículo 27 constitucional donde se otorgó a la nación el derecho originario de la propiedad.


Por esa razón Mariano Otero en 1847 desde la tribuna de los diputados reclamó que la unidad de los mexicanos a estar unidos en lo fundamental consistía en la conservación y defensa del espacio territorio nacional.


De la proclama nacionalista de Otero se consuma la acción revolucionaria del presidente Cárdenas en sus actos culminantes del reparto agrario y de la expropiación petrolera, con el primero redime la expoliación y despojo en que vivieron los pueblos originarios desde la conquista hasta la revolución y con el segundo cumple con la demanda de Otero de defender el patrimonio espacial del hogar de los mexicanos. Ese es el numen de la Revolución mexicana.

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