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Ganso ahogado (Columna Política «La Feria», Sr. López)

Columna Política «La Feria», Sr. López (18-XI-2020).- A la prima Gorda nadie le decía Isabel por lo mismo, por gorda. Bueno, el caso es que su papá por extraña razón en aquellos tiempos de la remota primera mitad del siglo pasado mexicano, tenía la fijación de que fuera bailarina de ballet y desde chiquita, toda la familia tuvo que acudir a las presentaciones de la prima Gorda en la academia de danza a que iba.

Daba pena verla con toda su adiposidad ceñida en el tutú, en puntas de pie, alzando sus gordezuelos bracitos. Y la cosa siguió, cada año le cobraban más a su papá en la academia de ballet, con ganas de que ya no la inscribiera pero, pagaba. Cuando la prima Gorda era adolescente y medía lo mismo de alto que de diámetro, mediante jugoso ‘donativo’, su papá consiguió que su robusta nena fuera el personaje principal en El Lago de los Cisnes, la princesa Odette, de la que se enamora el príncipe Sigfrido. Esa noche terminó la carrera dancística de ambos jóvenes, la de ella con el decidido apoyo de su mamá, por la chacota del respetable cuando apareció en el escenario y la del Sigfrido del caso, por aplastamiento de vértebras -cuando la quiso alzar en brazos-, que fue cuando llamaron a la ambulancia. Ya muy viejito, su papá decía al cetáceo de su hijita: -¡Si  hubieras seguido con el ballet! –hay de esos.

Tema musical del actual gobierno de la república: ‘Como un lunar’ (versión corregida): Como se lleva un lunar,/ todos podemos una mancha llevar,/ en este sexenio del desenfreno/ quien salga limpio no ha sido moreno.

Solo que para los afanes de grandeza de nuestro actual Presidente, un lunar es poco y muy ufano, presume más manchas que un jaguar: la costosísima cancelación del aeropuerto de Texcoco, la necedad del aeropuerto en Santa Lucía (que no tiene posibilidad de funcionar); el atropello de detener la construcción de la cervecera Constellation Brands, en Mexicali; el Tren Maya, que si se termina hay que ir previendo su liquidación por quiebra; y tantas, tantas cosas más: cerrar las guarderías; frenar ya casi dos años, la compra de medicamentos abandonando a su suerte -entre muchos otros-, a niños con cáncer; comprar un 40% menos de vacunas; quitar el presupuesto a los refugios para mujeres… y el desvarío insignia: la refinería de Dos Bocas.

Para abrir boca, Dos Bocas es un proyecto desechado desde noviembre de 2008, por el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), que es del gobierno, cuando evaluó siete posibles emplazamientos para la construcción de una nueva refinería:  Lázaro Cárdenas, Michoacán; Manzanillo, Colima; Minatitlán y Tuxpan, Veracruz; Paraíso (Dos Bocas), Tabasco; Salina Cruz, Oaxaca, y Tula de Allende, Hidalgo.

Dice el dictamen del IMP: “El municipio de Paraíso (Dos Bocas) fue el que presentó el mayor riesgo relacionado con la instalación de una nueva refinería, por lo que no es recomendable la elección de este sitio. Esto es debido a que tanto en materia ambiental como social o de infraestructura se encontró la mayor cantidad de limitantes comparado con el resto de los sitios de estudio (…)”.

Ante la confirmación de este dictamen negativo, el gobierno de la 4T encontró una solución: despedir al director del IMP, Ernesto Ríos Patrón, y sustituirlo por Marco Antonio Osorio Bonilla, quien cumple con el requisito indispensable del Presidente: lealtad ciega. Y el nuevo director dijo de inmediato que pero-por-supuesto es viable Dos Bocas.

Especialistas nacionales y extranjeros insisten en que el presupuesto y plazo de las obras no son realistas, el gobierno dice que le va a costar 8 mil millones de dólares, los ‘contreritas’ de siempre, manipulados por los conservadores (seguro), dicen que cuando menos 14,740 millones de dólares, lo que viene a ser lo de menos: el dinero no sale del bolsillo de las altas autoridades y las obras se pueden inaugurar sin terminar, faltaba más; y tampoco detiene al gobierno en su ansia de plantar esa nueva refinería en Tabasco (¡sí señor!), que los expertos duden que sea viable como negocio, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó 30 mil escenarios financieros y encontró que hay un 2% de posibilidades de que sea rentable; seguro mienten, ya ve que su prestigio les importa poco con tal de dar disgustos al Presidente. Sí, seguro es eso.

Y uno, tenochca simplex nivel banqueta, se pone a leer muy atento los informes y estudios y la verdad, se queda como al principio porque no tiene la menor idea de cosa tan llena de tecnicismos. Pero hay algo que entiende cualquiera, desde un bosquimano a un doctor en filosofía (alemán): el estudio realizado por el gubernamental IMP alerta que el terreno se inunda. Eso sí es fácil de comprender. Dice el IMP:  

“El área del proyecto está sujeta a riesgo alto por inundación marina, fluvial, riesgo muy alto por inundación causado por marea de tormenta y por erosión causada por oleaje de alta energía”.

Cualquier terreno se puede encharcar y con drenes y bombeo, se seca. Sí. Pero según cuentame.inegi.org.mx, las lluvias en Tabasco promedian 2,550 milímetros anuales, dos metros con 55 centímetros. Eso es mucha agua. A lo mejor Dos Bocas va a ser una estación de bombeo para drenar el estado y no hemos entendido nada.

Desde el inicio de las obras el 2 de junio del año pasado, el lugar se ha inundado seis veces. Hay que entender, no está terminada la obra. Ahora nada más falta que alguien dé una explicación clara de cómo se decidió desviar las aguas a la región de Jalpa, Nacajuca y Centla, admitiendo por triste que sea, que a veces se tiene que decidir por el mal menor, a condición de que no sea cierto que más que evitar inundar a Villahermosa, haya sido para que las aguas no borraran las obras de Dos Bocas.

Cuando el Presidente colocó la primera piedra en esa fecha, dijo exultante en su discurso: “No hay lugar más apropiado para construir la refinería (…) Nos gustan los desafíos, la vamos a construir en 3 años y va a costar 150 mil millones de pesos, ¡me canso ganso!”… mejor que no se canse porque ganso cansado es ganso ahogado. 

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