Columna Política «La Feria», Sr. López (30-X-2020).- Tío Mario era un veracruzano que en cada frase intercalaba cinco majaderías en promedio. Era muy simpático y la familia materno-toluqueña le toleraba el vocabulario. A su esposa, tía Gloria, le decía cosas que arrugaban el barniz a un piano de cola y ella aguantaba. Pero como todo tiene límite, en una sobremesa de domingo, le colmó el plato a la tía, y le dijo que era un barbaján. Ardió Troya, con tío Mario gritando que no iba a tolerar faltas de respeto. Ella, sin decir más, se fue a empacar sus cosas (las de él). No parecía una separación definitiva, pero fue. Ni modo.
La Alianza Federalista enfrenta al Presidente de la república para que se revise cuánto les dan de participaciones federales y cuánto les han recortado en el presupuesto del próximo año a sus estados, esa alianza se compone por diez gobernadores (los de Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas); pero ayer anunciaron que se les unen todos los del PAN que faltaban: Baja California Sur, Yucatán, Nayarit, Querétaro y Quintana Roo (que es coalición PAN-PRD). Quince estados en total. Medio país.
Hasta antes del anuncio del bloque de los gobernadores del PAN, el Presidente de la república había dicho que no los había recibido ni los pensaba recibir, porque no había ‘materia’, que hablaran con el Secretario de Hacienda. Al requinto, Mario Delgado, los llamó ‘bravucones’.
Pero, ahora, ya sabiendo el Presidente que 15 estados le han perdido el miedo (y puede ser que hasta el respeto), y tal vez calculando que no es imposible que otros gobernadores hagan lo mismo (hay ocho del PRI -Campeche, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas-, que pueden dar la voltereta, sin contar al del Estado de México ni al de Oaxaca, que seguirán alineados a Palacio porque traen su propio juego), se hace obvio que el respetable puede pensar que ha perdido el control político del país, y eso a él, mandón-todo-terreno, lo sofoca, le altera el pulso. Tal vez por eso ayer cambió su discurso:
“Claro que dialogamos (con los gobernadores), siempre y cuando no haya politiquería (…) tenemos que ser respetuosos de la investidura presidencial”. ¡Alabado sea el Señor!…
Por supuesto es deseable y hasta obligado respetar a quien sea que ocupe el cargo de Presidente de la república (que no ‘la investidura’, eso es otra cosa… bueno, es perder el tiempo, que le diga como quiera, al fin que entendemos), pero ese argumento en él es tan sorprendente como una conferencia sobre la virtud de la castidad impartida por la Rompe Catres; se necesita caradura para pedir respeto al cargo presidencial, después de haber llamado chachalaca al entonces presidente Fox, o Comandante Borolas, Pelele y Espurio, a Calderón.
De ninguna manera este tecladista aceptaría ni aceptará que se le falte al respeto al actual Titular del Poder Ejecutivo de la nación, pero no puede señalar con dedo flamígero al que lo haga, pues él propicia el escarnio y lo disfruta, como cándidamente aceptó en una entrevista televisada en la que declaró que siente gozo cuando insulta a sus críticos y opositores, porque los considera hipócritas (cheque usted por su cuenta si lo duda o lo asombra, el minuto 47 del video https://www.youtube.com/watch?v=JkuyGp2ZORM; a uno no le crea nada).
Llama la atención que las conversaciones sobre política entre nosotros los del peladaje común, ahora sean apasionadas y a veces violentas. Eso es una aportación que nadie le puede regatear a este Presidente, que por lustros ha hecho gala de su incorrección política y de que confunde la falta de urbanidad y de decencia con la firmeza de principios. Viene a cuento aquella conversación entre dos diplomáticos, uno griego y otro británico; el griego, irrespetuosamente preguntó al otro si no se avergonzaba de su patria, que peleaba guerras por dinero, no como ellos, los griegos, que lo hacían por el honor; el británico sin alzar la voz al instante respondió: -Tiene usted razón, cada quién pelea por lo que no tiene -¡zaz!
Hay comediantes de gran éxito que jamás han dicho una ordinariez ante el público y otros con el mismo éxito, que vociferan leperadas de ebrio de barrio bajo y hacen aullar de gusto a sus seguidores; cada quien tiene su público y el del Presidente no es de recitar versos de pie quebrado.
La condicionante a los gobernadores -para que los atienda-, de ser “respetuosos de la investidura presidencial”, es como si Pancho Villa para conferenciar con Álvaro Obregón, hubiera exigido que fuera de frac y sombrero de copa. Don Gabriel Zaid, ya lo hemos citado antes, hizo la siguiente selección de insultos favoritos de Andrés Manuel López Obrador:
“Achichincle, alcahuete, aprendiz de carterista, arrogante, blanquito, calumniador, camajanes, canallín, chachalaca, cínico, conservador, corruptos, corruptazo, deshonesto, desvergonzado, espurio, farsante, fichita, fifí, fracaso, fresa, gacetillero vendido, hablantín, hampones, hipócritas, huachicolero, ingratos, intolerante, ladrón, lambiscones, machuchón, mafiosillo, maiceado, majadero, malandrín, malandro, maleante, malhechor, mañoso, mapachada de angora, matraquero, me da risa, megacorrupto, mentirosillo, minoría rapaz, mirona profesional, monarca de moronga azul, mugre, ñoño, obnubilado, oportunista, paleros, pandilla de rufianes, parte del bandidaje, payaso de las cachetadas, pelele, pequeño faraón acomplejado, perversos, pillo, piltrafa moral, pirrurris, politiquero demagogo, ponzoñoso, ratero, reaccionario de abolengo, represor, reverendo ladrón, riquín, risa postiza, salinista, señoritingo, sepulcro blanqueado, simulador, siniestro, tapadera, tecnócratas neoporfiristas, ternurita, títere, traficante de influencias, traidorzuelo, vulgar, zopilote”. Al presidente Salinas le fue bien, a él nada más le dice “el innombrable”.
Le haga como le haga, el Presidente López Obrador, en esta mano, no va ganando. Resulta que el país solo es caballo manso si lo monta buen jinete.