Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (20-X-2020).- La primera pregunta que surge una vez que se confirma que el Partido Revolucionario Institucional ganó “carro completo” en Coahuila es ¿por qué ganó?
En Hidalgo la historia es un tanto distinta, pero también el expartido oficial ganó 32 de 84 presidencias municipales.
Con una participación del padrón electoral menor al 40 por ciento, el Tricolor propinó tremendo manotazo al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuya dirigencia interina, el domingo se hacía del rogar para aceptar una aplastante derrota que debe ser vista como un “jalón de orejas”.
Algunas conclusiones a las que podemos llegar, a la distancia, es que a diferencia de otros partidos políticos, el PRI mantiene una estructura casi intacta.
Los priístas de hueso colorado, viejos, no tan viejos y jóvenes, siguen ahí, quizá agazapados, con la playera escondida, pero continúan deseando esos tiempos en los que ya se sabía quién ganaría una elección.
En contraparte, el partido Movimiento Regeneración Nacional no ha logrado consolidarse, precisamente como un partido político y sigue siendo meramente un movimiento.
En Morena no han logrado ponerse de acuerdo ni para elegir a sus dirigencias estatales y la nacional, lo cual, al menos así pareció en Coahuila, ha comenzado a pesar y pasar la factura.
En Morena demostraron, al menos en estos dos comicios que sí, son intermedios, que no son nada sin Andrés Manuel López Obrador, su “líder moral” y fundador.
Quizá lo sucedido el domingo, particularmente en Coahuila, donde se utilizaron las primeras urnas electrónicas, es un buen apretón para quienes tomarán las riendas de Morena.
Una cosa es Morena y otra cosa es AMLO. Una cosa es que el PRI haya perdido la Presidencia de la República y otra que se le pueda dar por muerto…
EL EFECTO MIGUEL ÁNGEL RIQUELME
Los habitantes de Coahuila consideran que (además de que en Morena están más metidos en el reparto del pastel y el PRI mantiene su estructura) un factor que jugó para que ganara el Tricolor es el efecto Miguel Ángel Riquelme Solís.
Tampoco niegan que esta entidad del Noreste de México siempre ha sido un bastión priísta, pero el trabajo realizado por el mandatario, precisamente del PRI, les ha convencido, incluso por encima de la labor de las dirigencias estatal y municipales, quienes han hecho la “talacha”.
Consideran que Riquelme Solís, a quien veían como un desconocido cuando llegó en 2017, ha mostrado liderazgo, por ejemplo, para conducir los trabajos al enfrentar la pandemia.
También, observan, sin caer en la confrontación con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha exigido lo que los coahuilenses consideran justo y forma parte de la llamada “alianza federalista” de gobernadores.
En fin, quizá como en muchas situaciones, son varios los factores que se conjugaron para que el Tricolor arrasara en Coahuila, como en los viejos tiempos, pero queda claro que no se le puede dar por muerto…