El mundo se encuentra en medio de un proceso irreversible y único de transición demográfica que resultará en poblaciones más envejecidas en todas partes. A medida que los índices de fertilidad disminuyen, se espera que la proporción de personas de 60 años o más se doble entre 2007 y 2050, y la cifra real será superior al triple, alcanzando los 2.000 millones en 2050. En la mayoría de los países, el número de personas de más de 80 años podría cuadruplicarse hasta alcanzar casi 400 millones para entonces.
Estudio de la Organización para las Naciones Unidas (ONU), señala que cada vez más, se considera que las personas de edad contribuyen al desarrollo, y sus capacidades para actuar en favor de una mejora de ellos mismos y de sus sociedades debería traducirse en políticas y programas a todos los niveles. En la actualidad, el 64 por ciento de las personas de edad vive en las zonas menos desarrolladas y se espera que este número alcance el 80 por ciento en 2050.
Para empezar a abordar estos asuntos, la Asamblea General convocó la Primera Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en 1982, que produjo el «Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento , basado en 62 puntos». Este plan insta a la acción específica en asuntos tales como la salud y la nutrición, la protección de los consumidores de edad, la vivienda y el medio ambiente, la familia, el bienestar social, la seguridad de ingreso y el empleo, la educación y la recopilación y análisis de datos derivados de investigaciones.
En 1991, La Asamblea General adoptó los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad, en el que se enumeraban 18 derechos de las personas de edad relacionados con la independencia, la participación, los cuidados, la autorrealización y la dignidad. Al año siguiente, se celebró la Conferencia Internacional sobre el Envejecimiento para seguir aplicando el Plan de Acción, se aprobó la Proclamación sobre el Envejecimiento. Siguiendo la recomendación de la Conferencia, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó 1999 como el Año Internacional de las Personas de Edad.
La acción en materia de envejecimiento continuó en 2002, con la celebración en Madrid de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento. Con el objetivo de diseñar una política internacional sobre el envejecimiento para el siglo XXI, se adoptó una Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. El Plan de Acción pedía cambios en las actitudes, las políticas y las prácticas a todos los niveles para favorecer el enorme potencial del envejecimiento en el siglo veintiuno. Sus recomendaciones concretas para la acción dan prioridad a las personas de edad y al desarrollo, promoviendo la salud y el bienestar para la vejez, y velando por entornos propicios y de apoyo.