Columna Política «La Feria», Sr. López (21-VIII-2020).- Riquísimo murió tío Autólico (en serio), y dejó dispuesto en una carta que todo se repartía a partes iguales entre su viuda, tía Laura, y sus tres hijos, de los que solo el mayor, Mario, podría participar en el inmenso negocio de autopartes y refacciones que el fiambre fundó junto con sus tres hermanos (Macareo, Hermes y Layo; a su papá parece que le gustaba la mitología griega). Fueron con un Notario a hacer valer la carta, pero los mandó a volar, sin embargo de lo cual, los hermanos del fiambre dijeron que la cumplirían al pie de la letra.
Menos mal. Tía Laura le recomendó a Mario ser discreto y dócil con sus tíos pero se dedicó a hurgar en archivos y en meses le asestó a sus tíos una denuncia ante la Procuraduría del entonces D.F., por un rosario de delitos penales. Enterada tía Laura aulló como fiera herida y le dijo estúpido con palabras que arrugaban la pintura de un coche. Al día siguiente, citó a Mario y sus hermanos; anocheciendo los recibió flanqueada por sus cuñados, le dio una carpeta a Mario viéndolo como Adán a Caín cuando no aparecía Abel; este leyó en silencio y así se retiró, calladito: sus tíos informaban que su mamá nunca estuvo casada con su papá y anexaban el testamento, que sí había, pero a favor de la verdadera esposa y sus hijos legítimos; remataban diciendo que por cariño a ‘Laurita’, les habían dado participación de la herencia… que cancelaron a partir de ese momento. Y, bueno, Mario y sus hermanos, a trabajar. Tía Laura no, ella siguió queriendo mucho a sus cuñados. Claro que sí.
Fue en el sexenio de don Fox, cuando en el programa ‘El Mañanero’ del Brozo, el 3 de marzo de 2004, salió a la luz el video en que el insoportable gañán René Bejarano aparecía recibiendo paquetones de dinero en efectivo, de manos de Carlos Ahumada, un contratista de obras. Ese golpe estaba políticamente dirigido contra López Obrador. Y le repitieron la dosis embarrando a Carlos Ímaz -entonces esposo de doña Sheinbaum-, Ramón Sosamontes y Rosario Robles. Fue un escandalazo. Bejarano era diputado local en el D.F. fue desaforado y encarcelado el 10 de noviembre de 2004. Casi ocho meses después, el 6 de julio del 2005, salió absuelto y la PGR quedó obligada a pedirle disculpa pública (sigue esperando, un día de estos, seguro).
Lo que no sucedió en 2004, fue que el Presidente de la república saliera en la televisión a hablar del asunto, pasando al aire el video. No. Ni diciendo que la denuncia era real. Ni pidiendo que la PGR ventilara el expediente. Bueno, cada quien su estilo. Uno qué sabe de cómo los educaron en sus casas.
El mero mole del actual Presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, es coleccionar agravios y cobrar afrentas reales e inventadas. Rosario Robles está indebidamente presa por eso. Don Lozoya, no, él le gustó para otra cosa.
En política nada es lineal ni sencillo. La materia prima de los políticos es gente y cada cabeza es un mundo. Por eso no hay reglas universales y todo se resuelve según la circunstancia, lo conveniente y lo posible. Sin embargo, hay algunos pocos principios que es muy recomendable respetar: cumplir la palabra, no traicionar, no sembrar enemigos que aun esmerándose en cultivar solo amigos, nunca falta el que se siente ofendido por haber necesitado ayuda o el que vende a su abuela con tal de progresar. Sí.
Otro principio es no meterse en juegos con desquite. Este es el caso. El Presidente abiertamente promueve el linchamiento político de personajes de alto copete, gallos con espolones, gente del poder grandote. Bueno, que lo disfrute, nada más que cuando lo alcance el revire, no vale quejarse ni ponerse en plan de víctima, hablando a pujidos con los ojos al cielo, como Enrique Rambal en ‘El mártir del calvario’ (película mexicana no apta para diabéticos, 1952). Él no empezó con esto, no, pero él sí lo escaló a grado de descarada e innegable venganza política con intenciones populacheras (que su efecto electoral está muy por verse, quemaron los cartuchos casi un año antes del proceso 2021).
Así las cosas, se le recomienda mucho al Presidente que cargue -aparte de su ‘detente’ contra el Coronavirus-, la estampita de San Judas, ‘abogado de las causas difíciles y desesperadas’. Que le rece para que ninguno de sus cercanos vaya a aparecer en algún video incriminatorio.
Entre los que ojalá nunca vayan a aparecer en un video, están sus hijos -José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso-, a los que se les aconseja que cuando menos hagan como que trabajan en algo, porque a su papá el país le aceptó que se puede vivir del aire, pero eso no es extensivo a su prole. Y la cosa es espeluznante si se considera que aunque sus hijos no salgan en ningún video de estos de la pornopolítica, se les considerará culpables hasta que no demuestren lo contrario, si salen haciendo travesuras sus amigos, empleados, familiares, etc. Que se encomienden a Dios.
El Presidente la tiene difícil: él mismo ha dicho muy claro que nada gordo pasa sin que el Presidente lo sepa, lo permita o autorice, siendo así siempre responsable. Que le haga novenas a San Juditas, tiene varios frentes abiertos: Bartlett, ‘Napito’ Gómez Urrutia, Irma Eréndira Sandoval, doña Polevnsky, Zoé Robledo, Raquel Buenrostro (la exoficial mayor de Hacienda que asignó directamente por ahí del 75% de los contratos y compras), los responsables de ‘Jóvenes construyendo el futuro’, los de ‘Sembrando vida’, varios de sus Súper Delegados y los responsables clasificar como información reservada los estudios de factibilidad, contratos y pagos del Tren Maya y Santa Lucía. De veras, cuídese Presidente.
… continuando con la bonita variedad, se le recuerda a Emilio ‘L’ y Andrés Manuel ‘L’, que el 8 de julio del año pasado, la Juez del Octavo Juzgado de Distrito, de amparo en materia penal, negó el recurso de llamar a declarar a petición de Lozoya, a Peña Nieto y Videgaray. Seguro lo sabe, pero el Presidente disfruta el sabor de la revancha. Bueno, que ponga las barbas a remojar.