Alrededor del 5,2% de la población española habría superado la enfermedad COVID-19 y tendría anticuerpos, de acuerdo con las conclusiones del estudio de seroprevalencia que ha llevado a cabo el Ministeri de Sanidad. Los resultados finales, que se acaban de dar a conocer, siguen reflejando una gran variabilidad geográfica en la incidencia de la enfermedad.
Muchas provincias no llegan ni siquiera a un 2% – 3%, o se sitúan en estos porcentajes; mientras que otras superan el 10%, y llegan casi al 15% (como es el caso de Soria). El porcentaje también es mayor en los núcleos de población con más de 100.000 habitantes en comparación con municipios con menor población (6% y 4%, respectivamente).
Al igual que en las rondas anteriores, sigue destacando el contraste de las provincias con mayor incidencia, que se sitúan en el centro peninsular, en la órbita de Madrid: Soria (14,4%), Segovia (12,4%), la propia Madrid (11,7%), Cuenca (11,4%), Albacete (10,8%), Guadalajara (9,8%), Salamanca (9,5%) y Ciudad Real (9,1%); con las provincias o ciudades autónomas que registran una menor prevalencia: Ceuta (0,7%), Huelva (1,2%), Baleares (1,4%), Tarragona (1,5%), Lugo (1,5%), A Coruña (1,6%) y Murcia (1,6%).
No se observan diferencias entre hombres y mujeres y, en cuanto a la edad, la prevalencia de anticuerpos IgG anti SARS-CoV-2 es ligeramente menor en niños y adolescentes (alrededor del 3,5%), con escasas variaciones en adultos.
Las conclusiones del estudio de seroprevalencia confirman que el 5,2 % de la población española tiene anticuerpos
Un 10% de trabajadores de centros sanitarios tienen anticuerpos
Además, otro dato muy significativo es que entre los profesionales sanitarios la tasa es prácticamente el doble que el de la población general. Entre los que trabajan en centros sanitarios, la tasa de prevalencia de anticuerpos asciende al 10%, mientras que es de un 7,7% entre aquellos que trabajan en residencias de ancianos.
Durante los dos meses que ha durado el estudio, una de las cuestiones analizadas ha sido la evolución de los anticuerpos. En este sentido, se ha observado una tasa global de seroconversión (personas que no tenían anticuerpos en la primera oleada y que los han desarrollado a lo largo del estudio al tener contacto con el virus) del 0,9% entre la ronda 1 y la ronda 2, y un 0,7% entre la ronda 2 y la ronda 3. Estas cifras reflejan la baja incidencia de la COVID-19 tras el confinamiento, que ha sido posible gracias a las medidas de higiene y seguridad adoptadas por la mayor parte de la población.
Un 14% ha perdido los anticuerpos IgG
Por otra parte, también se ha observado seronegativización, es decir, desaparición de anticuerpos IgG detectables en personas que los tenían previamente. Estos casos han sido globalmente de un 7,1% entre la ronda 1 y la ronda 2, y de aproximadamente un 14% al analizar todo el periodo del estudio, aunque este último dato aún requiere confirmación. La seronegativización fue más frecuente en asintomáticos.
Esto no significa que necesariamente estas personas hayan perdido su inmunidad ante futuras infecciones por SARS-CoV-2, ya que el estudio no contempla otros mecanismos inmunitarios que pueden desplegarse, como la inmunoglobulina A (IgA), o las células T citotóxicas -llamadas «asesinas»-. Inmunólogos recuerdan que, en este tipo de infecciones, la inmunidad celular puede ser incluso más importante que la de anticuerpos.
Inmunidad colectiva, aún muy lejos
Al mismo tiempo, los datos de la tercera y última ronda terminan de confirmar otro hecho ya asumido: que la inmunidad colectiva o de grupo está todavía muy lejos. Se trata de la barrera inmunológica que impide la libre circulación del virus, y se alcanza únicamente cuando un elevado porcentaje de individuos desarrolla anticuerpos -bien por un contagio previo o bien por una vacuna-. Los epidemiólogos calculan que sería necesario que lo hiciese entre el 60% y el 70% de la población.
Por lo tanto, una inmunidad colectiva sin vacuna se antoja como un horizonte extremadamente difícil de alcanzar, sobre todo teniendo en cuenta el elevado coste humano, sanitario y económico que ha implicado llegar a este 5,2%.
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De las 68.296 personas que comenzaron el estudio, 54.858 han participado en las tres oleadas, lo que supone una «altísima» adhesión, según los investigadores. En total, se han realizado 196.661 test y se han recogido 174.306 muestras de sangre.
«Es un estudio único a nivel mundial y así ha sido reconocido desde el ámbito científico y desde organismos internacionales de salud pública», ha dicho la directora del Instituto de Salud Carlos III, Raquel Yotti, para informar que un artículo publicado este lunes en The Lancet se han presentado los datos consolidados de la primera oleada y se realiza un análisis pormenorizando, poniendo de manifiesto la «calidad y rigor metodológico y la validez de los resultados».
Con información de RTVE de España