* Un puñado de países, la mayoría insulares, señalan el largo camino hacia un mundo sin Covid-19.
14 de junio del 2020.- No consta que fuera una haka, pero Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, se marcó un baile cuando supo, hace casi una semana, que el último paciente de coronavirus que quedaba en el archipiélago había sido dado de alta: después de un estricto confinamiento, el país pasaba a ser el principal territorio libre de Covid-19 del mundo y, junto a otro puñado de estados, enseñaba un camino que el resto del mundo espera poder recorrer más pronto que tarde, aunque la pandemia esté ahora en plena expansión.
Porque el SARS-CoV-2 ha sido tan eficiente que, de los 195 estados que contabiliza Naciones Unidas, apenas once pequeños países de Oceanía (Islas Marshall, Islas Salomon, Islas Cook, Kiribati, Micronesia, Nauru, Palau, Samoa, Tonga, Vanuatu y Tuvalu) han esquivado al virus, además de dos dictaduras poco proclives a reconocer posibles contagios, Corea del Norte y Turkmenistán.
Los otros 182 se han visto obligados a lidiar con la Covid-19 y no llegan a una decena los que, a día de hoy, puedan considerarse territorios libres de coronavirus, al no tener ningún caso activo ni haber registrado ningún contagio en los últimos 14 días, el período medio de incubación del virus.
Este último aspecto, de hecho, es la variable clave, tal como señala a RTVE.es el virólogo José Antonio López Guerrero, profesor de Microbiología en la Universidad Autónoma de Madrid: «Yo sería más prudente y alargaría el plazo, pero como es improbable que todos los casos de un país sean asintomáticos, para declarar un territorio libre de coronavirus se establecen dos semanas sin nuevos casos, la media de incubación de la enfermedad».
Dos semanas sin nuevos contagios
Julio García, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y responsable de Microbiología del Hospital de la Paz en Madrid, también indica que lo fundamental es observar «el ciclo de contagios cada 15 días» y apunta que, desde un punto de vista global, la Covid-19 «está ahora en una fase efervescencia muy mantenida».
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece unos criterios para considerar que una enfermedad ha sido controlada, eliminada o erradicada por completo. «El control implica que el ritmo de contagio ha caído por debajo de uno y cada infectado contagia a menos de una persona, mientras que la eliminación significa que en la región o el país no aparecen nuevos casos», resume Julio García.
El último paso sería la erradicación, aunque es extremadamente complejo: «Una enfermedad no se considera erradicada si hay un solo país con casos», señala García. Hasta ahora, solo se ha conseguido con una enfermedad que afectase al ser humano, la viruela, que la OMS dio por erradicada en 1980, y aunque hay buenas perspectivas con la polio, el sarampión o la rubeola, es un esfuerzo global de salud pública que requiere décadas.
Por el momento, según los los datos recopilados por el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), hay 16 países que no han registrado ningún caso de coronavirus en las últimas dos semanas, al menos desde el 1 de junio: Brunei, Guinea Ecuatorial, Fiji, Granada, El Vaticano, Laos, Liechtenstein, Mónaco, Montenegro, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, Seychelles, Timor Oriental, Trinidad y Tobago y Tanzania.
La ventaja de la insularidad
Sin embargo, no todos ellos pueden considerarse libres coronavirus, puesto que mantienen casos activos de Covid-19, de forma que, si se aplica este segundo criterio, la lista se reduce a apenas nueve: Fiji, El Vaticano, Montenegro, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, Seychelles y Timor Oriental.
La mayoría son territorios muy pequeños o poco poblados, que han detectado pocos contagios en el interior de sus fronteras: Papúa Nueva Guinea apenas ha reportado ocho casos; Seychelles suma once; El Vaticano, una docena; San Cristóbal y Nieves llega a 15; y en Fiji se han contabilizado 18 infectados. Incuso Laos, pese a ser el más poblado de toda la lista con 6,5 millones de habitantes, apenas ha reportado 19 contagios, aunque la transparencia de su gobierno, otra dictadura, despierta dudas.
Casi todos, en este sentido, son países insulares, un aspecto que se ha demostrado una ventaja a la hora de cerrar las vías de entrada al coronavirus. «En España tenemos nuestras propias ‘nueva zelandas'», comenta José Antonio López Guerrero, en alusión a las islas de Canarias y Baleares, como El Hierro y Formentera, que llevan semanas sin nuevos casos y que han avanzado antes en la desescalada.
En cualquier caso, solo tres de esos territorios libres de contagios y casos activos han tenido que lidiar con más de un centenar de infecciones: Trinidad y Tobago, con 119 contagios y ocho muertes; Montenegro, que alcanzó los 324 casos y tuvo que lamentar nueve fallecidos; y Nueva Zelanda, que ha tenido 1.524 infectados y 22 fallecimientos.
Nueva Zelanda, el ejemplo a seguir
El caso de Montenegro es singular porque no se trata de un país insular, sino de un estado enclavado en el corazón de los Balcanes que comparte fronteras terrestres con otros cuatro países europeos, además de con Kosovo; con todo, su población es reducida, menos de 650.000 habitantes. Su ministro de Salud, Kenan Hrapovic, declaré el país libre de coronavirus el 25 de mayo tras 20 días sin contagios y presumió del logro: «¡Somos el último país europeo que registró un ‘primer caso’ de Covid-19, y el primero que ha logrado desarraigar el virus!».
Sin embargo, el caso paradigmático es el de Nueva Zelanda, que ha frenado la enfermedad mediante uno de los confinamientos más estrictos del mundo: las medidas restrictivas duraron 75 días, desde el 25 de marzo al 8 de junio, aunque durante las primeras siete semanas solo pudieron salir de sus casas los trabajadores esenciales.
«Nueva Zelanda tiene unas peculiaridades que los grandes países del mundo no comparten», subraya Julio García sobre la posibilidad de replicar ese modelo, «los más afectados han sido países muy comunicados y con gran cantidad de tráfico desde otros países».
En cualquier caso, el país oceánico mantiene las cautelas: no dará por eliminada la enfermedad hasta el 15 de julio, se prolonga el cierre de fronteras -la apertura de una ‘burbuja aérea’ con Australia no se contempla antes de septiembre- y los epidemiólogos que asesoran al Gobierno abogan por mantener medidas como el uso obligatorio de mascarillas en determinados espacios públicos y el rastreo de posibles casos, tal como explican dos de ellos, Micheael Baker y Nick Wilson, en un artículo publicado en el portal de divulgación científica The Conversation sobre la hazaña de su país.
La importancia del rastreo
En ese texto, ambos expertos recuerdan la capacidad que ha demostrado el coronavirus para expandirse a través de pacientes asintomáticos: «Es importante que recordemos que los casos activos no son los que deben preocuparnos. Por definición, todos han sido identificados y aislados, y es muy improbable que infecten a otras personas. El verdadero objetivo de la eliminación es detener los casos inadvertidos que se extienden silenciosamente en la comunidad».
Esa es, probablemente, la gran advertencia para los países que aún deben luchar contra el SARS-CoV-2, como España: «Va a ser un camino muy largo», concede Julio García, que recuerda que a La Paz siguen llegando casos diariamente. Y recalca que la clave de la desescalada debe ser «la trazabilidad de los contagios, conocer las fuentes y los contactos de los pacientes».
Tanto él como José Antonio López Guerrero dan por hecho que va a haber rebrotes, aunque consideran que el país está más preparado para afrontarlos. «Se sabe que hay virus circulando, pero con medidas de protección e higiene se puede controlar, lo que no implica que no haya nuevos focos», avisa el virólogo de la Universidad Autónoma de Madrid. «Esto es como un incendio, los guardias forestales deben vigilar durante mucho tiempo que no haya rebrotes», apostilla García.
Habrá que hacerlo, además, en coordinación con los países europeos, dados los innumerables intercambios que existen en el continente: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acaba de avanzar que las fronteras con el resto de la Unión Europea, salvo Portugal, se reabrirán el 21 de junio. En cualquier caso, domeñar al coronavirus es una tarea titánica que explica la alegría de la primera ministra neozelandesa, porque fuera lo que fuera lo que bailó Jacinda Ardern, no era para menos: en plena pandemia mundial, ha logrado que la haka esté de vuelta en los estadios de rugby neozelandeses.
Con información de RTVE de España