Columna Política «La Feria», Sr. López (24-III-2020).- Tío Toño llegó de Galicia a los 12 años de edad, con una mano delante y otra atrás; flaco de dar grima; 30 años después era un orangután con una espléndida barriga y muy muy rico gracias a una vidriería que levantó a pulso (los envidiosos decían que su éxito se debía a que se quitó la mano de adelante: no es cierto, trabajó como mulo y jamás dejó de cumplir un compromiso aunque perdiera dinero). Se casó con tía Tina (Agustina), toluqueña, menudita, estupenda persona, y tuvieron tres hijos hombres. Entre los dones de la tía, destacaba su capacidad infalible de apaciguarlo (pues el tío tenía carácter de toro de lidia, sin picar), pero bastaba un ‘Toño, Toño’, con su dulce voz para que bufando y todo, se fuera a tablas (su recámara). Es el caso que ya siendo él viejo y sus hijos adultos, delante de su esposa les dijo que iba a poner a su nombre en partes iguales ‘el negocio’ y que en adelante lo manejarían entre todos; tía Tina dijo que cómo; él dijo que por mayoría de votos; ella, que lo conocía muy bien, preguntó qué iba a pasar cuando sus hijos no estuvieran de acuerdo con él en algo… y el tío respondió con candidez: -En mi negocio mando yo –cuando fueron con el Notario, tía Tina prohibió a los hijos abrir el pico: -Aprendan y obedezcan, que no me quiero quedar sin familia –sabia la tía.
Cuando la gente, mucha a poca, se organiza como país, entre otras varias cosas, reconoce les guste o no, unas leyes para no vivir a palos, y una autoridad (la eligen o le encargan el asunto a Dios… método pasado de moda…pero en algunos países todavía es así, por ejemplo el Vaticano por poner un caso, aunque hay más), autoridad responsable de aplicar por las buenas a las malas, esas leyes (aplican restricciones, somos humanos, ya sabe), pero, en principio esa es la idea.
Cuando la autoridad responsable de respetar y hacer respetar las leyes, no hace eso, hay dos maneras: a escondidas (lo que se puede saber o no; y cuando se sabe se arma la marimorena); o descaradamente, lo que pone en riesgo el orden general. Faltar a la ley de manera abierta es más que un delito, un error y en política eso es de pronóstico reservado.
Una empresa llamada Constellation Brands, está construyendo una planta en Mexicali, Baja California. Esa empresa en México produce cerveza (Corona, por si le suena y Modelo). La obra se anunció por ahí del 2013 y las obras iniciaron hace dos años. Con una inversión total de 1,400 millones de dólares; dicen que está al 70% de avance. No poca gente se opuso a esa planta, por la escases de agua en la zona. La empresa obtuvo permisos, licencias y por eso empezó las obras. Desde que era candidato nuestro actual Presidente, oyó las voces opositoras a la planta. En junio del año pasado expresó que debían revisarse esos permisos y licencias; la empresa respondió diciendo que tenía todo en regla y que del agua, además de lo que la ley obliga, contaba con “(…) estudios científicos independientes conducidos por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) y El Colegio de la Frontera Norte (Colef) que avalan la viabilidad y sostenibilidad ambiental del proyecto y validan que éste no supone riesgo alguno para la disponibilidad de agua en la región”… dicen.
El 3 de marzo de este año, nuestro Presidente anunció que la Secretaría de Medio Ambiente resolvió que se debe realizar una consulta pública respecto a la construcción de una planta cervecera en Baja California y agregó:
“Nos mandan a decir hasta de la Embajada de Estados Unidos (…) que si se lleva a cabo la consulta va a quedar muy mal el país. ¡No! Si ya fue una decisión de una autoridad: se lleva a cabo la consulta”.
Este pasado viernes, el Presidente, en su conferencia matutina anunció que este fin de semana se haría la consulta y el resultado sería vinculatorio: “Lo que decida el pueblo, con todas las implicaciones que pueda tener en un sentido o en otro. En la democracia el pueblo manda”.
Votó el 4.63% de los electores de Mexicali; por el ‘NO’ el 3.52%
Muy bien… pero ¿y la ley?
La consulta se hizo convocada y organizada por la Secretaría de Gobernación (Segob), ‘por ser la dependencia de la Administración Pública Federal que cuenta con la atribución de promover la participación ciudadana en todas las materias que sean distintas al ámbito electoral’… con la pena, pero no.
De las facultades de la Segob, la ‘Ley Orgánica de la Administración Pública Federal’, artículo 27, fracción X, dice a la letra: “X. Conducir la política interior que competa al Ejecutivo y no se atribuya expresamente a otra dependencia así como fomentar el desarrollo político; contribuir al fortalecimiento de las instituciones democráticas; promover la activa participación ciudadana, salvo en materia electoral; (…)” O sea: en lo que “no se atribuya expresamente a otra dependencia”, y las consultas están regidas por la ‘Ley Federal de Consulta Popular’, que en su artículo 3 dice: “Artículo 3. La aplicación de las normas de esta Ley corresponde al Congreso de la Unión, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al Instituto Federal Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en sus respectivos ámbitos de competencia”… no a la Segob.
Además, ni valen las leyes federales por no ser un asunto de interés nacional. Aplica la ‘Ley de Participación Ciudadana del Estado de Baja California’, que dice en su artículo 3: “La aplicación y ejecución de las normas contenidas en esta Ley, dentro de su respectivo ámbito de competencia, corresponden al: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo, Ayuntamientos del Estado, Instituto Electoral y de Participación Ciudadana y al Tribunal de Justicia Electoral del Poder Judicial del Estado (…)”… ¿y la Segob?: ni arte ni parte en esto.
Constellation Brands no es el jicamero de la esquina, diría el querido amigo Juan. Esconder esta consulta en medio del vendaval del Covid 19, es burdo. Las consecuencias, se termine o no la planta, son claras: nadie invierte con fondo musical de la Balada para un loco.