Columna Política «La Feria», Sr. López (03-III-2020).- Hace unas dos décadas, estaba este menda soportando una fiesta de bodas, de esas de las que es imposible excusarse. La música, como en cualquier boda que se respete, atronaba y hacía vibrar la vajilla en las mesas. A la izquierda de su texto servidor una jovencita vestida para la ocasión (o sea, poco), a la derecha un señor de inmenso vientre que a gritos contaba algo a los que estaban de su lado… y los hacía reír mucho.
El señor tenía una de esas barrigas cuyo zíper de la bragueta mide más de un metro (impresionante), por lo que le era imposible acercarse a la mesa y al cenar dejó un rastro en panza, camisa y corbata, de sopa (‘Crème du Nil’, Crema del Nilo, espárragos -dos- en un caldillo de harina con consomé de cubitos… delicadeza para primates), salsa del plato fuerte (‘Poulet du Janeiro’, pollo con algo que parecía achiote rebajado en agua de naranja, con trocitos de piña, delicia del recetario neandertal y frío, como la sopa), pero el caballero devoró ambas exquisiteces. La cena no la probé y cuando empujé el postre adelante (‘Tarte au caramel’, pastel de chocolate sin terminar de hornear, bañado con cajeta aguada), esperando que lo recogiera el mesero, en alguna de sus muy ocasionales visitas, el gordazo me miró con ojos de ‘por piedad’: se lo cedí, lo engulló, terminó la decoración de su vientre y le caí bien.
En los ratitos que la música tribal amainaba decibeles, escuchaba divertido que el ventrudo caballero que tenía chorreada su ropa por el menú completo, era un jubilado que había sido Director de la Facultad de Ingeniería en que estudió el impresentable primo Pepe y que hacía reír a los demás contando algunas de sus trepidantes barbaridades. Ya listo para huir del grato evento, este López preguntó al caballero por qué no expulsó a ‘ese joven’ y respondió vehemente: -¿Y quién me iba a controlar a los de la porra?… era su líder y pavor le tenían -¡ah, bueno! Nunca supo de mi parentesco con Pepe, digo, uno cuida el apellido aunque sea un López (hay varias clases de López, ¿eh?).
El Presidente de la república, enfrentado a la realidad de su desplome de popularidad (78% en marzo del año pasado; 59% ahora), argumenta: “(…) sufrimos desgastes porque imagínense enfrentar a los conservadores corruptos, que no quieren dejar de robar; están molestísimos, no los calienta ni el sol y desquiciados (…)”; o sea: en lugar de que su popularidad subiera por su lucha contra esos malvados conservadores, baja… o sea, en buen castilla: la gente quiere a los conservadores y ven mal al Presidente que los combate. En buena lógica.
También dijo: “(…) no me duele, no, no, no, que sigamos bajando, no le hace, nada más que no sea mucho, que sea así tres puntos cada tres meses”. O sea, 12 puntos anuales. Si ahorita anda en 59, a fin de este año estará en 50; a fin de 2021, en 38%; y llegará a la consulta de revocación de mandato con 31% de aprobación.
No es nada aconsejable responder de bote pronto. Imagínese: llegaría a las elecciones de julio de 2024, con 8% de aceptación (de marzo de 2020 a julio de 2024, son 51 meses).
Por supuesto nuestro Presidente afirmó también, al referirse a las encuestas que lo ponen en picada: “Tenemos a la mayoría de la gente”… y se repite lo poco aconsejable que es responder de aire: nunca tuvo la mayoría de la gente; sí tuvo la mayoría (aplastante) de votos, pero eso no es “la gente”: el padrón electoral en julio de 2018, éramos 89 millones 332 mil 31 risueños tenochcas; votaron por él 30 millones 113 mil 483; o sea: no votaron por él 59 millones 218 mil 548… en números redondos 30 millones lo montaron (legalito), pero 60 millones NO. De lo que no se entiende la afirmación “tenemos a la gente”.
Esas galanas declaraciones las emitió nuestro Presidente el fin de semana en gira por su mera tierra, Macuspana, Tabasco, donde realizó un mitin en el que lo más destacado fueron las silbatinas con que el pueblo bueno obsequió al Gobernador del estado, al Alcalde… y al mismísimo Presidente (aunque, la verdad sea dicha, a él, menos). Y ante la inocultable música de viento, nuestro Presidente la atribuyó a “la grilla política, candidaturas y elecciones de hasta cargos sindicales”, y a que hay quienes aprovechan los actos encabezados por él (o sea: Él), para eso y para “humillarlo”. ¡Y retiemble en sus centros!… ¿o sea: si el pueblo bueno, porque en Macuspana seguro son de ese sector del pueblo, muestra su desacuerdo y chifla… es para humillarlo?… ¿o sea, si la gente protesta para él es una humillación?… váyase preocupando compañero tenochca, váyase preocupando.
Por supuesto hay mucha gente que está en desacuerdo en muchas cosas de este gobierno. Y están en su derecho. Pero hoy por hoy este es nuestro gobierno, nos guste o no. Y nos guste o no, tiene unos cuantos millones de seguidores que tienen más fe en la 4T que en la penicilina. Pero lo que no es bueno para el país es tener un Presidente cada día más débil, no le beneficia a nadie semejante cosa.
Si de verdad se hace consulta de revocación de mandato, la deben pedir en diciembre de 2021 por ahí de 2 millones 700 mil electores de un mínimo de 17 estados; así, luego se hace la consulta y se va a la calle o termina su periodo el Presidente, si vota el 40% del padrón (unos 36 millones de electores).
Si se le revoca el mandato al presidente, asume por 30 días el cargo quien presida el Congreso de la Unión; y éste mismo elige a quien deberá terminar el periodo del gobernante actual.
Ojalá el Presidente entienda que eso no beneficia a México, ¿quién va a poner orden con los chairos? Sí… son muchos y sí es mucho riesgo. Por favor.
Ojalá aprenda o se vea forzado a cambiar el rumbo que lleva. Por ejemplo: en enero de este año se ejerció el 57.7% menos de presupuesto en salud respecto de 2019 (informa Hacienda), el discurso de sí hay medicamentos no cura enfermos, debe entender: así no se puede.
Tiene encima a todos los poderes fácticos nacionales y extranjeros, que alguien le explique que Kalimán no existe.