24 de enero del 2020.- Autoridades chinas informaron este viernes queaumentó a por lo menos 41 personas la cifra de muertos a causa del brote de coronavirus y a más de mil casos el número de contagios confirmados, mientras el Gobierno busca contener su propagación al comienzo de las vacaciones del Año Nuevo Lunar.
Además, la tarde de este viernes se confirmó la infección de 180 personas más, lo que elevó la cifra de contagios a más de mil.
El brote de neumonía por una nueva cepa de coronavirus se ha propagado a 29 de las 31 regiones a nivel provincial del país, mientras que el virus se ha extendido a otros países de Asia, América del Norte y ahora también a Francia (el primero en Europa), lo que generó preocupaciones sobre una posible pandemia mundial.
Varias provincias y municipios del país, incluidos Beijing y Shanghai, han declarado el nivel más alto de emergencia de salud pública por la rápida propagación del brote de coronavirus, entrega el control de las medidas de respuesta al Consejo de Estado, el gabinete de China, destacó South China Morning Post.
Unas ocho ciudades de la provincia central de Hubei impusieron limitaciones en el servicio de transporte para evitar la propagación del virus más allá de sus fronteras, entre ellas Wuhan, Huanggang, Ezhou, Chibi, Xiantao, Qianjiang, Zhijiang y Lichuan, como consecuencia de la primera muerte confirmada en los alrededores del perímetro de Wuhan.
En Wuhan, de 11 millones de personas en el centro de China, donde se detectó por primera vez el virus, las autoridades suspendieron la salida de aviones y trenes con destino a otros lugares. También interrumpieron los servicios de autobuses, trenes subterráneos y otros transportes públicos.
Se han implementado restricciones en viajes y reuniones públicas en Wuhan, así como en varios municipios cercanos. Hong Kong y Beijing están cancelando las actividades festivas planificadas, según funcionarios locales y medios estatales.
Las preocupaciones sobre el virus se extienden, más allá de la salud, a su impacto en la economía, con advertencias de que la frágil estabilidad de China podría estar en riesgo. Los crecientes temores sobre el brote han afectado a los mercados financieros, y el Índice Compuesto de Shanghai tuvo el peor final para un Año Lunar en sus tres décadas de historia.
Los expertos en salud pública reunidos por la agencia de las Naciones Unidas para revisar la situación se dividieron sobre si deberían recomendar declarar una crisis de salud pública de interés internacional y, al final, optaron por continuar monitoreando el brote.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó que volvería a convocar al comité dentro de los 10 días, o en cualquier momento, en caso de que la situación empeorara.
«No se equivoquen, esta es una emergencia en China, pero aún no se ha convertido en una emergencia de salud global», expuso Tedros en una sesión informativa en Ginebra este jueves. «Todavía puede convertirse en una».
Si bien la mayoría de los casos se han mantenido leves, aproximadamente una cuarta parte de los infectados han desarrollado una enfermedad grave, indicaron las autoridades.
La mayoría de los que murieron tenían otras afecciones de salud, como diabetes y enfermedades cardíacas, que debilitaron su sistema inmunológico. Los síntomas incluyen fiebre, tos o opresión en el pecho y dificultad para respirar.
Se cree que el virus surgió el mes pasado en un mercado de mariscos y vida silvestre en Wuhan, propagándose de animales infectados a humanos.
Si bien el virus se está transmitiendo de humano a humano, una situación que preocupa a los funcionarios de salud pública, parece que la exposición cercana es crítica. La mayoría de los casos se han trasladado de pacientes a familiares cercanos o a trabajadores de la salud que los cuidaban.
Una declaración de emergencia de la OMS habría permitido a la agencia comenzar a coordinar las respuestas del Gobierno. También podría haber recomendado restricciones de viaje y comercio para detener la propagación de la infección.
La organización ha sido objeto de críticas en el pasado por alertar demasiado pronto y demasiado tarde. La última enfermedad respiratoria que provocó una emergencia de salud pública fue la pandemia de influenza en 2009, que causó una alarma generalizada pero terminó siendo relativamente leve.
En 2014, por el contrario, la OMS fue criticada por no hacer ‘sonar’ la alarma con la suficiente anticipación, ya que el ébola azotó África Occidental. Otro brote de esa enfermedad en julio pasado en la República Democrática del Congo también se consideró una emergencia de salud pública, casi un año después de que estalló el contagio.
Bajo la sombra de su mal manejo de la pandemia del SARS hace 17 años, China quiere mostrarle al mundo que está lidiando con la crisis de manera transparente y efectiva, mientras lucha por comprender un patógeno que es difícil de detectar.
Tanto el virus de Wuhan, conocido como 2019-nCoV, como el SARS pertenecen a la familia de los coronavirus, llamados así por su forma de corona.
Con información de El Financiero.com