Por Gerardo Espinosa.-
La comunidad indígena de Zirahuén se quedó esperando de que se materializaran o que se les informara en dónde fueron aplicados los 67 millones de pesos que las dependencias federales del gobierno calderonista encargadas del medio ambiente aseguran que se invirtieron para preservar el lago. Hasta el momento, en lo único en lo que coinciden y que puede ser constatable son los 3 millones 45 mil pesos, del paquete de 10 millones, que se comprometió a entregar el ahora ex titular de la Semarnat, Juan Elvira Quesada. Dichos recursos, más el millón 600 mil pesos que, dicen, aún debe enviar la dependencia federal, tenían como destino la construcción de presas a base de geocostales para impedir el azolve del lago más sano y tránslucido que queda en Michoacán.
La comunidad de Zirahuén vive preocupada no sólo por el arribo de pequeños propietarios que vienen a construir sus solares y casas de veraniego al pie del lago, sino por el constante cambio de uso de suelo que han estado sufriendo sus tierras, sobre todo a manos de las huertas aguacateras que proliferan por todos lados.
El cambio de uso de suelo es el fenómeno que más está afectando al espejo de agua, reconoce el presidente del Comité Regional para el Desarrollo de la Cuenca del Lago de Zirahuén (Codelazi), Bulmaro Cuiriz. El tumbar pinos para sembrar aguacates, maíz o árboles frutales genera azolve, y el azolve es el inicio de la muerte de un lago; “allí está Pátzcuaro, Chapala y Cuitzeo”, sostiene por su lado José Luis Mollineda, asesor y coordinador del Codelazi.
De acuerdo a estudios efectuados por instituciones como la UMSNH y la UNAM señalan que cada pino infiltra a la tierra hasta 10 mil litros de agua por temporal, y si se tala la misma cantidad de agua deja de recibir el lago.
El espejo de agua no tiene lirio ni desprendimiento de partículas contaminantes, no hay todavía sedimentos que enturbien el líquido, y esto se debe a la celosa vigilancia y preservación de la comunidad indígena que ha impedido hasta el uso de lanchas de motor en el lago. Pero al paso de los años, el arribo de intereses turísticos, con la construcción de cabañas, chalets y casas de veraneo, ha fomentado el uso de lanchas motorizadas.
Otro elemento que llegó con la ola de la modernidad fue la construcción de lo que gubernamentalmente se conoce como Circuito Turístico “Lago de Zirahuén”, un camino de 12 kilómetros de extensión y que fue construido con una base hidráulica, adoquín y empedrado ahogado en concreto. El camino, que inauguró en agosto pasado Felipe Calderón, sólo es apovechado por las decenas de camionetas de los huerteros de aguacate que la transitan a todas horas llevando cajas con el fruto y trayendo los agroquímicos con los que hacen sobreproducir a estas tierras.
El efecto del cambio de uso de suelo, destacó Bulmaro Cuiriz, ha generado ya la contaminación del arroyo de El Silencio, afluente tributario de agua al lago y que viene desde Opopeo. Para tratar sus aguas, la Conagua aseguró en su comunicado que invirtieron 36.4 millones de pesos para la protección de la vida acuática, los cuales se estarían aplicando en la construcción de una planta tratadora de aguas, sin embargo no se pudo constatar que una obra de estas características se esté efectuando en la cuenca.
Otra de las acciones que la Semarnat sostiene en su comunicado emitido el martes pasado, es que invirtió 3.41 millones de pesos, a través del Programa de Empleo Temporal (PET), para la construcción de presas de gavión con las cuales generó 35 mil 926 jornales en beneficio de 594 comuneros de la región.
Sin embargo, con esos recursos, aclara José Luis Mollineda, sólo se han podido construir más de 2 mil 500 metros cúbicos de presas, las cuales se han construido con geo costal y no de gavión con piedra, debido a la falta de recursos.
Bulmaro Cuiriz destacó que para que la delegación estatal de la Semarnat libere el millón 600 mil pesos, se requiere que la comunidad logre juntar a todas las personas para completar la lista de los jornales, tal y como lo demandan las reglas de operación del PET, en donde se sostiene que cada productor que participe en la construcción de las presas tiene derecho a ejercer 88 jornales, de a 59 pesos cada uno. La expectativa es que con los recursos que la Semarnat tiene anunciados, se podrían generar hasta 20 mil jornales, con alrededor de 240 comuneros beneficiados, además de la compra de herramienta.
Zirahuén sigue a la espera de que se cumplan los compromisos, antes de que el azolve convierta a éste, el más prístino lago del estado, en otro Pátzcuaro o algo peor.