Morelia, Mich., 26 de noviembre del 2012.- (Por Gerardo Espinosa) La migración y permanencia de migrantes centroamericanos en Michoacán, que ven frustrado su arribo a Estados Unidos y deciden quedarse a radicar en el estado, está convierto a la entidad ya no sólo en una zona de paso, sino de residencia de habitantes de los países del centro del continente que salen de sus tierras en pos de un mejores oportunidades. De acuerdo a una investigación de campo que realizaron los académicos Casimiro Leco Tómas (UMSNH) y Ofelia Becerril Quintana (Colmich), se ha detectado la presencia cerca de 30 centroamericanos en varios municipios y comunidades de la Meseta Purépecha, en su mayor parte oriundos de Guatemala, los cuales se ha quedado a radicar en la zona huyendo de la grave situación económica de sus países y de la presión que sobre ellos han ejercido diversos grupos, como los Mara Salvatruchas.
Durante el Noveno Congreso Internacional de Migración, que se realizó en el Instituto de Investigaciones Económicas de las UMSNH, Casimiro Leco Tómas expuso algunos testimonios que él recogió de casos que conoció en la Meseta Purépecha, pero que no han sido investigados en los estudios de migración.
Destacó que la entidad ya no sólo posee un perfil de expulsión de mano de obra, a uno de atracción de trabajadores y de residencia de muchos. Destacó que contrario a lo que se piensa, de los 10 mil 500 extranjeros que viven en Michoacán (según datos del Instituto Nacional de Migración y de la Secretaría de Relaciones Exteriores), la mayoría provienen de Estados Unidos, sin embargo se han detectado la presencia de personas de varias nacionalidades, entre otras: estadounidenses, canadienses, cubanos, bolivianos, hondureños, guatemaltecos, colombianos, costarricenses, chilenos, peruanos, argentinos, españoles, brasileños, franceses, holandeses, alemanes, chinos, japoneses y de algunas otras latitudes.
Colonia guatemalteca en la Meseta Purépecha
Hay casos muy característicos, destacó Leco Tómas, como los jubilados norteamericanos (de EUA y Canadá) que radican desde hace décadas en los municipios y comunidades de la Riviera del Lago de Pátzcuaro, o de las familias de cubanos que llegaron en el sexenio de Lázaro Cárdenas Batel que viven en Morelia y que decidieron quedarse a radicar.
Sin embargo hay casos más drásticos, como la migración de trabajadores indígenas centroamericanos a los campos meloneros de Huetamo, la pizca de chile en Coahuayana o de cosecha de aguacate en Uruapan, quienes “viven en condiciones infrahumanas”, destacó el investigador.
En el caso de otros migrantes centroamericanos que por razones diversas se quedaron en Michoacán en su periplo que los llevaba a Estados Unidos, destaca la situación de 23 guatemaltecos, cuatro salvadoreños y tres hondureños, en su mayoría hombres, que radican, en algunos casos, desde hace 8 años en la Meseta Purépecha, y que ya formaron familias.
Estos migrantes le comentaron al investigador Leco Tómas que decidieron radicar en la Meseta Purépecha debido a sus raíces indígenas y que era más fácil adaptarse y “hacerse invisibles” en una comunidad indígena.
A pesar de ello, “sufren racismo y discriminación lo que les impide tener un empleo formal”, enfatizó y añadió que ellos le han señalado que en reiteradas ocasiones “no nos ven muy bien, porque traemos tatuajes, dientes de oro y nos vestimos medios cholos”, esto en razón de los antecedentes culturales en los que vivieron inmersos, con fuertes influencias de los Maras Salvatruchas.
Otros casos de discriminación, es el de uno de ellos al que la gente conoce como “el Guatemala”, el cual se dedica a vender papas fritas pero que sufre del acoso de otros vendedores, quienes le cobran “piso” por la venta, derivado de lo cual tiene que dejar la mitad de su producto a los otros vendedores.
Destacó que a pesar de haber ya formado familias y estar casados, carecen de papeles.
Leco Tómas enfatizó que en México las políticas públicas sobre la migración de centro americanos es prácticamente inexistente, ya que en muchas ocasiones las autoridades piensan primero en deportar que en naturalizar.