Columna Política «La Feria», Sr. López (09-VIII-19).- Contaba la abuela Elena, la autleco-paterna, que a un tío suyo que no pisó jamás una escuela de medicina, le dio por recorrer rancherías, disfrazado de doctor (bata blanca, maletín negro, estetoscopio de la época al pecho). Lo único que hacía era recetar purgantes, su opuesto, y toques de petróleo en la garganta. Ganaba bien y no hacía caso de los viejos de la familia que le aconsejaban que dejara eso, diciendo siempre: -La gente se cura sola -hasta que un susto lo hizo dejarlo: en un pueblo un tipo muy atravesado lo correteó pistola en mano, porque no le pareció bien que hubiera purgado a su señora, hasta casi matarla de deshidratación, en lugar de atender su embarazo. Pues sí.
Pocas cosas en esta vida tienen explicación simple. Muy pocas. Particularmente complejo es lo relativo a la organización social, porque la materia de trabajo es la gente y ya sabe: cada cabeza es un mundo. Por eso son tan reconocidos los buenos políticos y les tocan monumentos y bautizan calles con sus nombres, porque hacerlo bien en semejante oficio, es cosa mirífica.
Los políticos chambones agravan los problemas en vez de ayudar a que la vida social discurra sin achuchones y hasta mejore; para detectarlos es infalible fijarse si tienen explicación para todo o cuando explican simplonamente todos los entuertos de la sociedad y ofrecen respuestas sencillitas a cuestiones más enredadas que una madeja.
Ayer se manifestaron miles de campesinos en el país, demandando varias cosas: reunirse con el Presidente de la república; que se reforme el artículo 27 constitucional (lo quieren como estaba en 1917), que se asigne presupuesto suficiente al campo, que se entreguen oportunamente los recursos de apoyo, los créditos a la palabra y los fertilizantes.
La respuesta oficial es que todo es porque no se entregan ya los recursos a través de intermediarios sino en propia mano de los campesinos, por lo que liderazgos fétidos que antes se quedaban con parte de los apoyos, organizan estas manifestaciones.
Parece muy simple tal explicación. Es muy simple.
Si eso es lo que motiva las manifestaciones de protesta, ameritaría un análisis más profundo el asunto, pues siendo tan sencilla la razón, debería entonces haber algo muy poderoso que consigue engañar, organizar y coordinar a tantos miles de trabajadores agrícolas, protestando a lo puro maje y en beneficio de quienes -supuestamente-, les roban parte de lo que el gobierno tiene obligación de darles. Es difícil engañar a tanta gente y si de campesinos hablamos es casi imposible: se las saben todas, han aprendido mucho en 200 años de palos, desprecio, abandono y hambre.
La explicación simplista de que los azuzan unos cuantos líderes que están que trinan porque ya no recibirán ellos los apoyos para repartirlos discrecionalmente, suena bofa. ¿No será que se manifiestan por lo que dicen?: porque pidieron por escrito hace semanas ser atendidos por el Presidente en persona (¿por qué ellos no y los maestros de la CNTE, sí?); porque no han recibido los fertilizantes, los apoyos, ni los créditos. Necear en este caso no es nada aconsejable, una hambruna nunca conviene a nadie.
No puede ser tan simple, hay que pensarle más al tema. No es tan fácil mover gente en 24 estados de la república. Ayer hubo borlote en Aguascalientes, Campeche, Chihuahua, Chiapas, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Durango, Edomex, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Los organizó el Frente Auténtico del Campo (FAC), en el que se aglutinan la Coalición de Organizaciones Democráticas, de Urbanas y Campesinas (CODUC), Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), Central Independiente de Obreros Agrícolas (CIOAC) y del Movimiento Social por la Tierra (MST). Ya son muchos para ser todos unos viles corruptazos que le birlan dinero a los inocentes campesinos, año con año…
Si de un lado fueran unos perversos rateros y del otro una masa de cándidos, igual merece más atención algo que puede crecer y hacer que la sangre llegue al río. Nuestros campesinos aguantan mucho pero cuando se hartan, arrasan.
La simpleza como método de trabajo en política, es el caldo de cultivo en que se agravan los problemas. Se canceló la obra de infraestructura más importante en decenios (o en nuestra historia), el aeropuerto en Texcoco, porque ‘había corrupción’ (y nunca se probó ni se ha exhibido un peso robado o un metro cuadrado de tierra comprada para especular); se decidió construir el tren Maya porque sería un gran beneficio y la gente lo quería (sin presentar un estudio de viabilidad y con mucha gente trinando en contra de esa obra); se cancelaron la Zonas Económicas Especiales… porque había corrupción (se repite lo anterior); se atoró la compra de medicamentos, porque había corrupción (ya no le repito); se concentraron en la Oficialía Mayor de Hacienda todas las compras y contrataciones, porque ‘ya no habrá corrupción’ (sin publicar el Certificado Celestial, firmado por Dios, de que la señora a cargo y todo su equipo de trabajo, son santos).
Las voces de alarma de calificadoras y la banca internacional, obedecen a que les molesta que ‘se acabó la corrupción’ (¿de veras?, ¡qué buena noticia!)
Siempre es sospechosa una explicación simple para todo asunto del hacer público. Nada hay tan sencillo. Y prometer hasta acalambrar la lengua no funciona. Sostener que este año la economía crecerá el 2% y que para el 2024, nos entregan un país nuevo, sin corrupción y pando de felicidad, no resiste análisis.
¿Y la inseguridad y violencia?… ¡ah!, con la Guardia Nacional: así, ¡fácil!
Si todo es tan fácil por qué este gobierno tiene cada vez más frentes de conflicto abiertos. Lo de los maestros no se ha resuelto. Lo de los campesinos, tampoco. Ni lo de los empresarios. Estamos al borde de una crisis en Pemex, CFE y la economía. Si la apuesta es la ‘buena suerte’, es un error, nada se arregla solo y terqueando.