¿Teléfono descompuesto? (Columna Política «Ensalada de Grillos»)

Columna Política «Ensalada de Grillos», Por Ciro Castillo (25-VII-19).- Muchos conocimos hace poco la historia del grupo “Mujeres Zoques Copoya” y nos enamoramos de la cultura del esfuerzo, de una historia de éxito, de las que casi no hay, de las que nos hacen falta.

Suri, odontóloga de profesión, quien podría estar tranquilamente tirada en una hamaca, unió a un grupo de mujeres trabajadoras, la mayoría madres solteras.

Le dieron vida al Museo Zoque, edificado gobiernos atrás, dañado por el gran temblor y abandonado por las autoridades pasadas. Eso es punto y aparte.

El hecho que es que estas mujeres, durante tres años, los fines de semana, se dedicaron a vender comidas tradicionales zoques, lo cual ya deporsí es un logro en estos tiempos de modernidad en los que estamos inundados de franquicias y comida rápida.

Además de esta labor, que tendría que ser aplaudida, apreciada y hasta premiada, este grupo de mujeres se gana la vida con el sudor de la frente y con sus propias manos (que cocinan muy rico, por cierto).

Con lo poco que se puede obtener el sábado y el domingo de la venta de alimentos, en una parte del Museo Zoque de Copoya, ubicado en la calle principal del ejido del mismo nombre, ellas pagan parte de los estudios de sus hijos que, van a la universidad, a la preparatoria y a la secundaria.

¿MANOS EXTRAÑAS?

Ahora, manos extrañas, intereses extraños, gente a la que quizá no le importa la gente, les expulsa de este sitio al que le dieron vida, el que ha sido su segunda casa y el que les permite llevar el pan a la mesa. No hay ni siquiera segunda opción, una alternativa.

El día que entrevistamos por primera vez a Suri Guzmán López, a quien le brota el entusiasmo en la sonrisa, lo primero que nos dijo fue: estamos aquí gracias a la voluntad del presidente municipal, Carlos Morales Vázquez.

“Hablamos con él y nos dijo que nos apoyará, incluso le presentamos un proyecto para que tengamos un lugar más digno.”

Ahora, tiempo después, parece que alguien le contó una historia distinta al Presidente Municipal o quizá ni siquiera está enterado.

El grupo de Mujeres Zoques Copoya fue “echado” de las instalaciones del Museo Zoque, bajo el argumento de que hay riesgo estructural, pero las “malas lenguas” dicen que no lo hay.

Parece que intereses particulares o de funcionarios municipales menores, pudieron más que este proyecto que ha sido incluso premiado en dos ocasiones.

En el Quinto Foro Mundial de la Gastronomía Mexicana con el “El Primer Premio al Mérito de la Gastronomía tradicional Mexicana”. Y en el tianguis turístico 2018 celebrado en Mazatlán Sinaloa, con el “Reconocimiento turístico 2018”.

Alguien le dijo a la primera autoridad de Tuxtla Gutiérrez que este “proyecto cuajado” era prescindible.

Insistimos, alguien le contó una historia que no es acorde a la realidad.

Lo importante es que hay tiempo para informarse. Hay tiempo para rectificar. Hay tiempo para ver el fondo de las cosas. Hay tiempo para romper con el teléfono descompuesto.

¿QUIÉN MECE LA CUNA?

Por cierto, y hablando de intereses particulares y manos extrañas, este miércoles se llevó a cabo una manifestación de un grupo de personas que dicen estar preocupadas por la seguridad en Tuxtla Gutiérrez. Todos lo estamos.

Fueron unas 70 personas las que participaron, según reportes de periodistas que acudieron al acto que comenzó en el Parque Bicentenario.

A leguas y sin entrar en detalles, es notorio que alguien quiere moverle el tapete al gobierno municipal.

Si bien hay problemas, también se ha notado voluntad para sacar adelante a un municipio que fue “saqueado” por unos cuatro trienios, al menos. 

Carlos Morales, aunque suele ser un político al que le gustan poco los reflectores, ha afrontado los temas de seguridad, apoyándose en las autoridades estatales.

Ha procurado también, lo cual no es fácil, tras dos mandatos municipales en los que hubo tremendo endeudamiento, llevar a cabo un saneamiento de las finanzas.

El último reporte indica que la deuda municipal se redujo unos 400 millones de pesos, que no es poco. Teléfono descompuesto…