(17-10-12) Más de ocho meses lleva la exigencia del gobierno michoacano. Más de siete meses que hemos podido constatar diversas tomas de decisiones que presumiblemente inciden en mejorar el estado de derecho.
La cuestión es que más que abonar han friccionando los medios que se toman para enriquecer el diálogo y negociación.
El gobierno impulsa una estrategia presumiblemente dinámica para que se impongan las razones ante lo que consideran un impulso irracional. El gobierno también intentó resolver las cosas de Cherán, pero no ha podido tener las riendas para resolver los conflictos en su raíz. La actual administración se ha visto estéril en cómo tratar el problema de la Nueva Jerusalén que, junto con el gobierno federal, salió con problemas que no resuelven y sí mucho que rectifican.
En el asunto de los rechazados también generó conflicto en la universidad. El problema se forma entorno a la secretaría de educación pública y la imposibilidad patente, y obvio el gobierno estatal mete su mano, dura por cierto, y pone en claro su nivel de “negociación”.
El caso es que el gobierno estatal se ha visto mal imposibilitado al diálogo en estos ocho meses que inicia de gobierno. En menos de un año ha volcado a todo tipo de presiones y se ha visto infinidad de veces en las notas nacionales de los diarios. ¿Esta es sólo su meta?