(Por Leo Zukerman, publicado en Excélsior) 29 de mayo del 2018.- Si las elecciones presidenciales fueran el día de hoy, López Obrador arrasaría en Tabasco, Chiapas, Ciudad de México, Quintana Roo, Nayarit, Guerrero, Oaxaca, Tlaxcala, Morelos, Campeche e Hidalgo. Con gran probabilidad se llevaría Baja California Sur, Puebla, Veracruz, Baja California, Colima, Sinaloa, Zacatecas y el Estado de México. Tendría una lucha apretada por ganar en Sonora, Michoacán, Chihuahua, San Luis Potosí, Durango, Nuevo León, Tamaulipas y Querétaro. Prácticamente estaría empatado con Anaya en Aguascalientes. La fuerza de AMLOes impresionante: podría llevarse nada menos que 28 de las 32 entidades del país.
Por su parte, Ricardo Anaya sólo arrasaría en Guanajuato y con toda probabilidad se llevaría Jalisco. Le pelearía el primer lugar a López Obrador, con un poco de ventaja, en Yucatán y Coahuila. Cuatro de 32 estados.
Lo de Meade es tristísimo: no ganaría en ni una sola entidad de la República.
Saco estos datos de un nuevo estudio de Javier Márquez, “La elección presidencial en los estados”, publicado a partir de ayer en oraculus.mx, sitio especializado en elecciones en México. Javier, creador del Modelo Poll of Polls de la página mencionada, ha metido un nuevo gol.
Como bien explica en su introducción, hay un número considerable de encuestas a nivel nacional que miden las intenciones de voto de la elección presidencial, pero pocas, por lo menos, públicas, a nivel estatal. Para subsanar esta carencia, Márquez tomó varias encuestas nacionales de ocho casas encuestadoras (Buendía&Laredo, Consulta-Mitofsky, GEA-ISA, Ipsos, Parametría, Mercaei, Reforma y Varela & Asociados) de tal suerte que pudo agregar un total de 15 mil 881 entrevistas levantadas entre enero y abril de este año. Luego estimó la intención de voto en cada estado por medio de un “modelo estadístico denominado regresión multinivel y postestratificación”. La metodología, que incluyó varios ajustes estadísticos, se explica con detalle en oraculus.mx.
El hecho es que Javier pudo encontrar cómo va cada candidato en cado estado. Descubrió que “las principales entidades federativas que contribuyen al porcentaje nacional de AMLO (tanto por tamaño poblacional como por porcentaje de intención de voto) son el Estado de México y la CDMX (en conjunto, poco más de ocho puntos porcentuales a nivel nacional), Veracruz y Puebla (4 puntos en conjunto). Aunque su intención de voto es muy grande en Tabasco, su peso poblacional sólo le representa el uno por ciento a nivel nacional”. Para entendernos: si AMLO va arriba es porque tiene mucha fuerza en las entidades con mayores electores en el país.
Por lo que toca a Anaya, “los estados que más contribuyen a su votación nacional son el Estado de México y Jalisco (poco más de 6 puntos), seguidos de Veracruz, Guanajuato y la CDMX (5 puntos)”. En cuanto a Meade, “cada estado, con excepción del Edomex (dos puntos), contribuyen menos de un
punto porcentual a su porcentaje nacional”.
Aunque Javier no lo dice, tengo la impresión, al ver sus datos, que la gran ventaja que tiene AMLO se debe a la caída que ha tenido el PRI en varios estados del país. Que Meade no gane ni uno de ellos, cuando hay 14 gobernadores priistas, es sintomático de lo que está ocurriendo en esta elección. O los gobernadores no están operando a favor del candidato de su partido o la ola a favor de AMLO ya los rebasó y no han podido hacer nada.
Esto es muy importante porque hay que recordar que el Partido Revolucionario Institucional regresó a Los Pinos por la fuerza que tenía en 2012 en los estados. Después de perder en 2000 y 2006, el tricolor fortaleció su presencia en las entidades federativas y, gracias a un acuerdo de gobernadores priistas liderados por Peña Nieto, recuperaron la Presidencia en 2012.
Visualmente, esto se observa en unas interesantes gráficas que presenta
Márquez en el susodicho reporte. Se ve la evolución de las preferencias en las elecciones de 2006 y 2012 y la estimación para 2018. El incremento de AMLO en la mayoría de los estados es impresionante entre 2012 y 2018. En contraste, se observa la caída de Meade entre lo que sacó Peña hace seis años y lo que trae ahora el candidato del PRI. Sospecho que lo primero está relacionado con lo segundo. En otras palabras, los priistas están abandonando a su partido para irse a votar por Morena.
Twitter: @leozuckermann