23 de mayo del 2018.- Ayer 22 de mayo, se cumplieron 25 años del Convenio sobre la Diversidad Biológica que, desde 1992, se ha ido aplicando a través del trabajo de los países, las organizaciones internacionales, las comunidades indígenas y locales, los expertos y la sociedad civil. Con motivo de ello, se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica, en el que la ONU recuerda que la protección de los ecosistemas constituye una preocupación global.
Antonio Guterres ha aprovechado la ocasión para reiterar que la buena gestión de las áreas naturales constituye un requisito para garantizar nuestro futuro y el de las generaciones venideras: las actividades agrícolas representan un medio de subsistencia y contribuyen a la alimentación de millones de personas en el mundo; los bosques albergan una amplia variedad de productos para la explotación, purifican el aire y garantizan un agua más limpia.
Ha explicado que los Estados parte del Convenio comenzarán a trabajar en un nuevo plan de actuación para garantizar, de cara a 2050, que se preserve la biodiversidad “de la mejor manera posible”.
“El mundo entero debe sumarse a esta iniciativa”, indicó e instó “a los Gobiernos, las empresas y la población de todo el planeta a que actúen para proteger la naturaleza que nos sustenta”.
En su mensaje, Cristiana Paşca Palmer, secretaria ejecutiva del Convenio, destacó que la biodiversidad está en el núcleo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: su deterioro abarca otros desafíos, como el cambio climático, el agua, la inseguridad alimentaria y la salud pública, que “pueden conducir a consecuencias catastróficas para la existencia humana en el planeta”, advirtió la representante.
Preservar la naturaleza es una de las responsabilidades de la comunidad internacional. “No tenemos mucho tiempo, pero tenemos mucho poder si trabajamos juntos, de manera colaborativa, para cambiar la forma en la que usamos la naturaleza y la biodiversidad”, añadió.
El futuro de la biodiversidad
Pese a ser conscientes de sus beneficios, “la pérdida de biodiversidad persiste en todo el planeta”, ha denunciado el Secretario General de las Naciones Unidas.
De hecho, los bosques naturales de todo el mundo han pasado de unos 10,6 millones de hectáreas en la década de 1990 a 6,5 millones de hectáreas entre 2010 y 2015, y se han extinguido cerca de 150 razas de ganado doméstico entre 2000 y 2018.
Sin embargo, una investigación de la revista BioScience señala que las tendencias actuales de estabilización de la población, mitigación de la pobreza y urbanización favorecen a la conservación del medio y ofrecen nuevas esperanzas para la biodiversidad.
«Haciendo deducciones razonables a partir de los patrones actuales, podemos predecir que dentro de 100 años la Tierra podría estar habitada por entre 6 y 8 mil millones de personas, y muy pocas permanecerán en la pobreza extrema, la mayoría vivirá en pueblos y ciudades, y casi todas participarán en una economía de mercado interconectada e impulsada por la tecnología», dice el resumen del estudio.
Según la investigación, la clave se encuentra en una gestión eficaz de la urbanización: las ciudades llevan a las personas a tener familias más pequeñas y a aumentar sus ingresos, por lo que pueden optar por conservar la naturaleza a través de sus decisiones de compra y sus estilos de vida.
Conoce los vínculos de la biodiversidad
La biodiversidad abarca también la forma en que diferentes especies, plantas y animales interactúan, por lo que su pérdida puede transformar todo un ecosistema y hacer que desaparezcan estos vínculos. A continuación, se recogen algunos de ellos:
- Los sectores agrícolas son los mayores usuarios de la biodiversidad y administran las mayores zonas terrestres, marinas y de agua dulce de la Tierra. Gestionada con diligencia, la agricultura puede aumentar la salud de los suelos para poder producir alimentos, eliminar el carbono del aire y fomentar el desarrollo de microbios de los que se obtienen nuestros medicamentos.
- La ganadería no destaca solo como fuente de alimento, sino que también ayuda a las plantas a crecer cuando ramonean o pastan. Además, haciendo circular nutrientes a través de la producción de estiércol, el ganado puede ayudar a distribuir las semillas.
- De las cerca de 7.000 especies de plantas que pueden servirnos de alimento, en todo el mundo tan solo hay 150 cultivos con una producción de cierta importancia y tan solo tres cultivos –maíz, trigo y arroz– suministran casi el 60 % de nuestras proteínas y calorías diarias. Necesitamos ampliar nuestras dietas para explorar algunas otras variedades.
- La restauración de bosques ayuda a garantizar agua más limpia y aire más puro, además de mantener los hábitats para una gran variedad de especies.
- Cuando los bosques están mal gestionados, el flujo de agua se vuelve irregular: hay más sedimentos que fluyen agua abajo y menos cantidad de agua dulce que llega a otras fuentes. Ello afecta negativamente a la pesca, dañando o causando la muerte de ciertos tipos de peces y perjudicando el consumo humano y sus medios de subsistencia. El pescado proporciona el 20 % de las proteínas animales a unos 3.000 millones de personas y casi 200 millones de personas dependen de la pesca y la acuicultura como medios de vida.
- Los manglares y otros tipos de vegetación costera pueden defender los suelos costeros y reducir el tamaño de las olas, disminuyendo las posibilidades o el impacto de inundaciones costeras. Pero la acuicultura, el crecimiento demográfico, el desarrollo de las infraestructuras, la contaminación del agua, el turismo y la creciente acidez del agua están afectando a la vegetación costera, lo que en última instancia significa consecuencias más graves de los desastres naturales.
Convenio sobre la Diversidad Biológica
Es principal instrumento legal para abordar las amenazas a la biodiversidad y sus tres objetivos principales son:
- La conservación de la biodiversidad.
- El uso sostenible de la biodiversidad.
- La distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos.
El Protocolo de Nagoya-Kuala Lumpur sobre Responsabilidad y Compensación suplementario al Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología entró en vigor el 5 de marzo de 2018 y pretende lograr estos objetivos mediante normas y procedimientos internacionales.