La Habana, Cuba.- Luego de una operación en el ojo izquierdo para repararle una retina desprendida, la carrera del boxeador cubano pudiera haber llegado a su final sin cumplir el sueño de ir por un título del mundo. Despaigne no se engaña. Existe una mínima posibilidad de que pueda seguir intercambiando golpes sin que su vista se afecte de manera definitiva y como él mismo afirma, “con la salud no se juega’’.
Santiaguero de pura cepa, Despaigne fue doble medallista de bronce en los campeonatos mundiales de Belfast, Irlanda (2001), y Bangkok, Tailandia (2003), en los pesos medianos. Además, ganó medalla de plata en una Copa del Mundo celebrada en Moscú en el 2005. Entre sus triunfos notables sobresalen victorias contra hoy púgiles reconocidos como el estadounidense Andre Dirrell y el canadiense Jean Pascal. Como profesional, su foja se mantiene en nueve triunfos –con cuatro nocauts- y dos fracasos.
Ahora, el guerrero se encuentra en un momento de reposo obligado. Pero si su carrera encima del ring puede que se detenga para siempre, la batalla por la vida continúa por otras vías.
¿Que es lo que te impide boxear?
“En abril de este año fue a una consulta con el médico y ahí me salió que tenía un desprendimiento de retina. Me hicieron una operación de urgencia, porque me dijeron que corría el riesgo de perder la visión y eso me ha imposibilitado volver al ring en estos últimos meses. No sé cuándo se produjo el problema. Pudo haber pasado hace tiempo, hace poco, hasta en Cuba. Yo hice sparrings con Chad Dawson para su pelea con Bernard Hopkins. Poco después de eso sentí la molestia en el ojo izquierdo’’.
¿Entonces no pelearás nunca más?
“Todavía no me han dicho la última palabra, pero lo mío lleva un largo trecho de recuperación y la salud es lo primero. Eso está antes que todo y por supuesto, que el boxeo. Ganas no me faltan de combatir, pero uno debe pensar más con la cabeza que con los puños y el orgullo’’.
Recuerdo cuando llegaste a este país lleno de esperanzas, con Yunier Dorticós y Yudel Johnson, al repasar tu carrera profesional, ¿cómo la observas a distancia?
“Creo que iba marchando bien hasta que en el 2011 sufrí mi primera derrota. Hay quien opina que me apuraron mucho, pero de no haber sido por lesión del ojo hubiera luchado contra cualquier obstáculo. Mi meta era ser campeón mundial, tal vez no podrá ser ya, tal vez mi destino sea otro’’.
¿Y cuál sería ese destino?
“Quisiera dedicarme a ser entrenador, transmitir lo que sé hacer. Estoy trabajando con niños. Tengo el proyecto de abrir un gimnasio. Quisiera sentarme con gente que pudiera ayudarme a cumplir este sueño, no sé, el alcalde de alguna ciudad. Un gimnasio ayudaría a los jóvenes, sería un frente de batalla contra la delincuencia. Sólo necesito un empujón para seguir adelante’’.
Si es que no vuelves a boxear más, más allá de todo lo deportivo, ¿te arrepientes de haber venido a Miami?
“No creas que es fácil, cuando uno está solo, sin la familia, pero te digo sin temor alguno que no me arrepiento. Me siento bien aquí. No me arrepiento de los pasos que doy en la vida. Aquí sigo teniendo más oportunidades. No seré campeón del mundo, pero soy dueño de mis actos’’.
¿No le temes al futuro?
“Para nada. Tengo la mente positiva y creo que por algún lado saldré adelante’’.
¿ Cómo ves el momento de la actual generación de púgiles cubanos en Estados Unidos?
“Aceptable. Te voy a ser sincero, los cubanos no somos súper dotados. Necesitamos que nos ayuden en la carrera, que nos den apoyo, guía. Algunos hemos tropezado, a algunos les toma más trabajo que a otros encontrar el camino. Llegamos de Cuba con más de 200 peleas amateurs y nos sueltan rápido a la candela, y eso no es así. Uno tiene que pasar por una transición. No se pueden quemar etapas, porque después uno lo paga caro’’.