(01-10-12) Durante la celebración del natalicio doscientos cuarenta y siete del General José María Morelos y Pavón, acto que requiere a todas luces verdades, el presidente Felipe Calderón Hinojosa aprovechó el micrófono y habló de una manera aparentemente lineal sobre los logros de su administración.
Dijo que Michoacán obtuvo primer lugar en logros de inversión en determinadas políticas, y citó las carreteras y obras en salud. Se dijo un inversor de lujo para Michoacán, ante la mirada complacida del gobernador, Fausto Vallejo Figueroa.
Veamos. ¿Esas mismas palabras se pueden aplicar al primer acto terrorista que tocó las raíces de morelianos en un acto del dieciséis de septiembre? ¿Se puede hablar de la ausencia de resultados en dicho acto, que obligó a no celebrarlo más ante el imperio de los granadazos? ¿Y qué decir de los michoacanos que fueron detenidos, y que después por lo menos tras un año fueron liberados por la ausencia de pruebas?
Hay que recordar que muchos de los expedientes fueron creados por protegidos por la PGR que mintieron y trabajaron los expedientes extensamente.
El gobierno de Calderón Hinojosa, como casi toda su publicidad final, es un acto que cambia la realidad. Porque lo que deja hay que observarlo como el resultado final de un gobierno decadente.