Artículo de Fondo Por Ignacio Martínez (15-IX–17).- Habían pasado algunas semanas del estallido de las granadas el 15 de septiembre de 2008, me acerqué a preguntar al presidente Vallejo sobre dónde estaba la baldosa que tenía la huella del granadazo en la plaza “Melchor Ocampo”, la respuesta fue que se encontraba en las bodegas del ayuntamiento, cuestioné entonces por qué no se exponía para que fuera un recuerdo del primer atentado terrorista de la historia de México, el señor Vallejo me contestó: “hay que olvidar eso médico, no hay que generar más dolor”.
En ese sentido siempre me he preguntado por qué Auswicht en Polonia esta perfectamente conservado, aquel lugar de horror donde fueron asesinados un millón cien mil judíos y que año con año millones de turistas de todo el mundo llegan a conocer los horrores que la Alemania Nazi causaron a los judíos o por qué el campo de concentración de Sachsenhausen muy cerca de Berlín, los alemanes lo guardan como un tesoro para que los mismos alemanes de hoy no olviden lo que se hicieron sus ancestros a partir de 1936 y hasta 1945.
Todos esos lugares no dejan indiferentes a ninguno de los que los hemos visitado, prácticamente hemos vivido los crueles experimentos de los nazis, hemos sentido como se abría una válvula para que de pronto saliera gas y murieran poco a poco miles de personas, nos hemos sentido hasta formados en los amplios patios de los campos de concentración esperando a la muerte, oliendo a la muerte, desplomándose muchos debido al agotamiento, al frío o al calor.
En Hiroshima se conserva en el centro histórico patrimonio de la humanidad el casco de uno de los edificios que quedó convertido en un “esqueleto de metal”, existe un memorial que recuerda a las víctimas del lanzamiento de la primera bomba atómica en la historia de la humanidad el seis de agosto de 1945.
Nadie oculta la historia.
Pero en México somos capaces de recordar y homenajear las mentiras, apenas hace unos días gritamos vivas a los “Niños Héroes”, cuando diversos autores señalan que nunca existió tal hecho como nos lo cuentan en las primarias de México.
La noche del 15 de septiembre se recuerda un grito que no existió como tal la noche del 15 de septiembre y más aún se miente en lo que gritan los presidentes de la república, gobernadores y presidentes municipales, nadie grita: “¡Viva la religión, Viva nuestra madre santísima de Guadalupe, Viva Fernando Séptimo, Viva la América y muera el mal gobierno!”
El último que gritó esto un 16 de septiembre del 2010 fue el presidente Felipe Calderón en la conmemoración de los 200 años del inicio de la independencia en el portón de la iglesia de Dolores en Guanajuato.
Hable con el presidente Alfonso Martínez, la pregunta fue directa, es cierto que la baldosa con la huella del granadazo del 15 de septiembre esta guardada en una bodega? Me dijo desconocerlo y que lo investigaría.
Lo que si es verdad es que para muchos políticos mexicanos las verdades en México se ocultan y las mentiras se les hacen grandes manifestaciones de alegoría.
Espero que algún día, por qué no?
Que en el aniversario décimo del primer atentado terrorista de México exista un memorial en Morelia de la realidad que nos aconteció el 15 de septiembre pasadas las once de la noche del 2008.