El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación, después del trabajo de cinco horas fue amenazado por los ciudadanos manifestados afuera de las instalaciones, dio a conocer que todos los magistrados estaban de acuerdo en rechazar el “Juicio Madre” elaborado por la izquierda mexicana.
Las posturas de los magistrados fueron tan certeras y tan cerradas que no permitieron al movimiento progresista siquiera la posibilidad de verdad. Después de todo este tiempo quedó en evidencia que para los magistrados se intentó violar la legalidad.
El juicio fue sometido a su entrega normal, y el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, a ser declarado formalmente presidente. Pero hoy por la mañana Andrés Manuel López Obrador, en rueda de prensa, anunció el inicio de lo que será otra lucha: lograr el reconocimiento de la viabilidad de su movimiento.
Lo que dijo López Obrador se llevará a cabo con toda ausencia de apelación a la violencia. Andrés Manuel hará uso de todas las propuestas legales que le queden y es posible que atienda numéricamente a sus allegados. Y así mientras Peña Nieto toma presencia de una presidencia poco vista en pocos años, López Obrador hará cierta su lucha para evitar que la contienda electoral se convierta en lo que fue: un proceso poco acreditado pero aceptado por el IFE y el tribunal.