Mensajes de tranquilización

Hace un par de semanas el ciudadano presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, hizo una declaración en torno al ambiente ciudadano que se perfila, -y predice, podríamos afirmar-, en relación con la deliberación de la demanda ciudadana y partidaria de la limpieza y legalidad de las elecciones del primero de junio.

   La declaración presume tranquilidad ciudadana, algo con lo que la subjetividad de nuestro contexto inmediato puede modificar; para algunos ciudadanos la tranquilidad es sinónimo de pasividad en sus capacidades inteligibles, conformidad e insulto. Para otros puede significar o sugerir simplemente eso, tranquilidad en el ambiente político.

   Sin embargo, cualquier de las dos líneas de interpretación dan por hecho la intranquilidad que el caso manifiesta. De no ser así, la declaración no tendría fin alguno de enviar un mensaje tranquilizados para los ciudadanos que pueden manifestarse ya para lo que en eso están.

   La expectativa ciudadana se encuentra años espera de la resolución de las autoridades electorales, y nada menos que tranquila es la espera, cualquier espera es intranquila, inquietante por decir lo menos. Ante esta certeza, el presidente del IFE no duda en enviarnos el mensaje que ha de adormecer nuestras conciencias para evitar cualquier conflicto.

   Y ahí lo tenemos, un mensaje opiáceo para no agitar las aguas más de lo que ya están, una sugerencia en el subtexto de la declaración para cancelar el alarde que produce la inconformidad de lo que ya también nos avisa: todo quedará igual que siempre.

   Esto quiere decir que no se anularan las elecciones, sólo harán ligeras sanciones que bien se pueden pagar, no si lo duda pregúntele al diputado federal del PRI, Chon Orihuela que sea comprado un auto de lujo y deportivo al entrar en escena política pudiente.

   Aquello también sugiere que el PRI asumirá la presidencia y que nada de lo que se ha demandado conforme a ley servirá para adelantar un cambio en materia de democracia.

   La pregunta es ¿Qué podemos esperara los ciudadanos cuando el retroceso de la democracia alcanzada, en términos lineales, es hasta la prehistoria? Ciertamente tranquilidad ciudadana no representa ninguna de sus connotaciones. Porque es todo, menos tranquila la expectativa ciudadana.

Articulista: Noemí Avilés