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Por Víctor Ardura.-
(27-08-12) Apatzingán se ha vuelto toda una región conflictiva para la policía federal. Hace unos días por lo menos seis miembros policiacos fueron agredidos por bandas criminales, y tan es así que arremetieron en un hospital donde se atendían, cuando ahora hay una denuncia civil en contra de la misma policía.
Habitantes de la tenencia de la Ruana, del municipio de Buenavista Tomatlán, denunciaron que desde el pasado miércoles 22 de agosto fueron despojados de sus viviendas ni más ni menos que por elementos de la policía federal. Con toda claridad indicaron que no habían intentado denunciarlos por miedo, pero el asunto ya pasó a mayores y acudieron ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Integrante de una agencia informativa, profesional, estuvo en la comisión, concretamente lo atendió Jaime Pérez Torres, dijo que no es la primera vez de estos abusos, y que constantemente someten a la población a su operativo justificando operación policiaca.
Textualmente así lo dijo: “Se ha vuelto una especie de parámetro su actuar pues operan sin orden de juez alguno y sólo justifican su desempeño argumentando el operativo de combate a la delincuencia organizada y el narcotráfico”.
¿Qué hacer para poner orden en la Tierra Caliente? Primeramente es necesario no olvidar el reciente ataque de grupos armados en contra de policías nacionales. Fueron los miembros criminales más eficientes que la policía nacional, y tan es así que en su página oficial ocultó el número de muertos que hubo.
Ahora gracias a la audacia de pobladores del lugar, nos enteramos de un progresivo abuso en contra de familias michoacanas. Porque no se le puede llamar de otra manera: si se quiere trabajar contra la delincuencia y se quieren tener casas que signifiquen oficinas o fuertes de la policía, es un abuso total el despojo a familias cuyo único patrimonio es su hogar, su casa. Esta es una justificación injustificable y que tiene que ver con una manera de pensar poco respetuosa para los habitantes de las comunidades en que despliegan el operativo.
Ojalá que el próximo gobierno, perredista o lamentablemente priísta, cambien los modos de operar y sobre todo de combatir al crimen organizado vulnerando psicológica y físicamente a la población.
