Ario de Rosales, Mich., 07 de marzo de 2017.- Ante los desafíos internos y las amenazas que provienen del exterior, el Gobernador Silvano Aureoles Conejo llamó hoy a alzar la mira y cuidar de México fortaleciendo la unidad nacional y las instituciones del Estado.
«No es con ocurrencias ni con ofertas simplistas, visiones unipersonales o promesas mesiánicas, que casi siempre derivan en engaños, como habremos de construir un mejor país», expresó el mandatario michoacano, al encabezar junto con el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer, y el presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE), Marco Antonio Flores Negrete, el 202 aniversario de la instalación del Primer Supremo Tribunal de Justicia para la América Mexicana.
En su mensaje, Aureoles Conejo señaló que el fortalecimiento de un País se construye a partir de la inclusión, del pensar y actuar en colectivo, y de la aplicación del Estado de Derecho con leyes más justas y equitativas.
Mientras que el representante del Gobierno de la República y titular de la SEP, Aurelio Nuño, reconoció la eficacia, compromiso y entrega del Gobernador Silvano Aureoles por hacer de Michoacán un estado con educación de calidad.
«Lo felicito por esa labor, porque sabe por su propia experiencia que la educación brinda un don especial de cambiar y transformar a la gente y es lo que ha estado haciendo en Michoacán», externó.
Silvano Aureoles apuntó que no debe dejarse de lado que aún la impunidad vulnera nuestra vida pública y social, y requiere ser atacada de raíz; a razón de que la vida democrática de una sociedad está sustentada en la estricta aplicación de la Ley, ésta debe hacerse valer «sin excepciones ni componendas, para todos y en todo momento».
En su responsabilidad como titular del Ejecutivo estatal, ratificó su compromiso de trabajar de manera cercana y coordinada con el Poder Judicial y, cada quien, en el ámbito de sus responsabilidades, atender y realizar las acciones necesarias para garantizar a la población una eficiente impartición de justicia.
Finalmente, al señalar que es momento de reafirmar la unidad nacional y destinarla al interés superior de México, el Gobernador hizo también un llamado a no cejar en construir dicha unidad, para a su vez, construir la Patria justa, solidaria y próspera que todos anhelamos.
El titular del STJE, magistrado Marco Antonio Flores, señaló que la consolidación del Nuevo Sistema de Justicia Penal, implica medidas administrativas que obligan a que éste Poder modifique su estructura, con mayor personal, equipamiento y capacitación, lo que también hace que se replantee al sistema judicial para lograr su autonomía financiera.
También, el secretario de Educación Pública federal, Nuño Mayer, externó que el reto en el Siglo XXI es como lo dice la reciente reforma al Artículo Tercero, tener educación de calidad, al ser la vía para que los mexicanos y mexicanas, México, pueda ser un país exitoso y competir y poder triunfar ante cualquier adversidad.
Al término del acto cívico oficial, como es costumbre las autoridades presenciaron desde el palco de Palacio Municipal el desfile conmemorativo.
*Palabras del mandatario estatal de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, durante el CCII Aniversario de la Instalación del Primer Tribunal Supremo de Justicia para la América Mexicana
En Michoacán está el origen de la Patria mexicana. Somos herederos del espíritu revolucionario que conspiró para la Independencia. Aquí nacen las instituciones, en Zitácuaro se instauró el primer gobierno insurgente, en Apatzingán se dio a conocer la primera Constitución para la América Mexicana de 1814 y en Ario de Rosales se instauró el primer Tribunal de Justicia.
Nos fue legado el espíritu liberal de Melchor Ocampo y de Lázaro Cárdenas del Río, así como de Francisco J. Múgica, gran ideólogo y diputado constituyente.
Hoy Conmemoramos 202 años de la creación del Primer Tribunal de Justicia de nuestro país, el cual nace como resultado del Decreto para la Libertad de la América Mexicana, que fuera sancionado por el primer constituyente en Apatzingán.
El 7 de marzo de 1815 se instaló aquí en Ario el Supremo Tribunal de Justicia, como depositario del Poder Judicial de la Nación.
Se trata, de un acto fundacional que formalizó las instituciones del naciente Estado mexicano y que en sí mismo debe considerarse uno de los grandes y más perdurables logros que nos legara don José María Morelos y Pavón.
El ejercicio de aquel Supremo Tribunal de Justicia fue de primera importancia para imponer el Estado de Derecho a la Patria naciente.
Con un empeño digno de nuestro mayor reconocimiento, sus primeros integrantes, don José María Sánchez de Arriola como presidente, y los señores José María Ponce de León, Antonio de Castro y Mariano Tercero, buscaron que todo ciudadano tuviera una institución para escucharlo y protegerlo, en el marco de la ley, frente al abuso de quienes por la fuerza y la intimidación intentaban hacer prevalecer sus privilegios y sus ventajas sobre los débiles y desamparados.
La buena Ley, que ambicionaba el Siervo de la Nación, solo es posible en la correcta interpretación de su texto y de su espíritu.
Cobra vigencia el ideario constitucional de Morelos que señala: «que todo aquél que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el arbitrario”.
El principio de justicia radica en la adecuada ponderación de causas y circunstancias a las que está obligado el juzgador para la formulación de la sentencia. En suma: dar a cada quien lo que le corresponda.
Si la práctica del juzgador se reduce a la simple aplicación de la norma, acartonada y mecánica, se cumple la ley, pero no necesariamente se obtiene justicia.
El ejercicio del Supremo Tribunal de Justicia mantiene sustantiva y de primera importancia la tarea de hacer del Estado de Derecho el camino hacia la consolidación del nuevo Estado mexicano.
Hoy en día, contamos con el Nuevo Sistema de Justicia Penal, que busca garantizar a la víctima la reparación del daño y al imputado la condena adecuada, fortaleciendo la figura del juez y encumbrando el respeto a los derechos humanos.
En esta época cobra mayor relevancia ir más allá de aplicar la ley, debemos poner a la persona en el centro de la búsqueda de la justicia; entendida ésta como un bien moral, como una actitud personal del ser humano; pero también como una responsabilidad del Estado.
El ejercicio óptimo del Poder Judicial es sustantivo para la consolidación de las instituciones del Estado, y para su efectividad es imperativa la coordinación adecuada entre los poderes Ejecutivo y Judicial.
En mi responsabilidad como titular del Ejecutivo estatal, ratifico mi compromiso de trabajar de manera cercana y coordinada con este poder autónomo y, cada quien, en el ámbito de nuestras responsabilidades, pueda atender y realizar las acciones necesarias para garantizar a la población, una eficiente impartición de justicia.
Un sistema de justicia eficiente y certero propicia la inversión productiva, el crecimiento económico y el desarrollo social que demanda nuestro país.
El Poder Judicial también es el garante de la constitucionalidad. De ahí que sea el responsable de emitir recomendaciones que deben ser acatadas cuando alguno de los otros poderes se exceda en sus atribuciones constitucionales.
Sin embargo, no debemos de dejar de lado que la impunidad que vulnera nuestra vida pública y social requiere ser atacada de raíz. La impunidad de quienes han abusado, delinquido y robado, ofende a los ciudadanos decentes; carcome las instituciones; y anula toda posibilidad de edificar el modelo de bienestar, justicia y progreso que la sociedad demanda.
La vida democrática de una sociedad está sustentada en la estricta aplicación de la Ley, sin excepciones ni componendas, para todos y en todo momento.
El castigo oportuno y ejemplar a quienes delinquen es requisito ineludible para fomentar la confianza ciudadana en las instituciones y en la actividad pública, confianza que al día de hoy se encuentra seriamente cuestionada.
Como un elemento imperativo de congruencia ética, la honestidad y el decoro deben ser los preceptos que rijan nuestra conducta pública y personal.
Amigas y amigos:
Ante los retos internos y las amenazas que provienen del exterior, alcemos la mira, ¡Cuidemos a México y a nuestras instituciones!
No es con ocurrencias ni con ofertas simplistas, visiones unipersonales o promesas mesiánicas -que casi siempre derivan en engaños -, como habremos de construir un mejor país.
Por el contrario, es con la inclusión, con el pensar y actuar colectivo, con la aplicación de leyes más justas y equitativas, y con el fortalecimiento de nuestras instituciones, como habremos de contribuir al fortalecimiento de esta gran Nación.
Cuidémonos de los aventureros ideológicos que le apuestan a “todo” con tal de satisfacer obsesiones personales; que “todo” lo prometen, y por carecer de una visión de Estado, tienen un «sí» para cada grupo y una incapacidad para armar el rompecabezas que resulta de sus ocurrencias.
Este es el momento de honrar el legado de Morelos y del Constituyente de Apatzingán. Es el momento de rendir homenaje a los integrantes de aquel Primer Supremo Tribunal de Justicia, a través de nuestro esfuerzo diario y nuestro compromiso con la Ley, con la justicia y con los valores de sobriedad, dedicación y probidad que postula la República.
Es el momento de reafirmar la unidad nacional y destinarla al interés superior de México.
Los invito, fraternalmente, a no cejar en dicho empeño, en la inteligencia de que estaremos construyendo la Patria justa, solidaria y próspera que todos anhelamos, la que soñó Morelos y por la que pugnaron los constituyentes.
Muchas gracias.