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Columna Política «elquenocae…», Por Leopoldo G. Arenas (03-III-17).- Sin ánimo de parecer triunfalista, ni quitando importancia al peligro que representa la sinrazón de Trump, cada día que pasa consolida la estabilidad de la economía mexicana.
Después de un año de campaña en el cual el candidato republicano despotrico cada vez que tuvo ocasión en contra del NAFTA o Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, parece que poco a poco los nuevos secretarios de su gabinete están comprendiendo la importancia de este.
Varios de ellos en las últimas dos semanas, en contrasentido de las declaraciones estruendosas de su jefe, han reconocido la importancia del tratado y del nivel comercial existente entre ellos y sus dos vecinos.
Millones de empleos en los Estados Unidos dependen de esta relación, un alto porcentaje de insumos requeridos por la industria ensambladora automotriz, provienen de ellos; el principal alimento que se consume en México es cultivado en el centro de la Unión Americana, las maquiladoras de electrónicos y electrodomésticos instaladas de Matamoros a Tijuana se nutren de componentes gringos.
En materia económica, su sistema de pensiones, está estrechamente ligado a la Bolsa Mexicana de Valores y a las utilidades que obtienen las empresas que en ella cotizan.
El nuevo Secretario de Comercio Wilbur Ross (aquel que en un principio se manifestó proteccionista), declara a la CNBC sobre las posibilidades de recuperación de la moneda mexicana al obtener un acuerdo sensato de comercio; de una u otra forma se está dando cuenta que cuando su Presidente vocifera contra el TLC, la moneda mexicana pierde valor frente al dólar, lo que la abarata, convirtiendo los productos mexicanos en más atractivos para el consumidor americano, por ende, ensanchando el déficit comercial con México.
De acuerdo a esto, podemos vislumbrar que continúe la recuperación de nuestra moneda en el mediano y largo plazo.
Ahora, comienza el verdadero trabajo de negociación de nuestro país, es la oportunidad de amarrar aquellos aspectos sueltos y en donde todavía somos vulnerables, tenemos que ligar aspectos migratorios y de seguridad interna a la renegociación del TLC, Trump dice que nos hemos aprovechado, es el momento de exigir el respeto que como nación merecemos.
De manera adicional, debemos comenzar una verdadera etapa de consolidación de la industria y del mercado interno nacional (cuando un mercado puede absorber lo que su industria produce, existe prosperidad).
En relación al comercio internacional, quitando a los Estados Unidos, nuestra balanza comercial es deficitaria, cosa que debemos cambiar, diversificar nuestros mercados y limitar nuestras importaciones, dejar de ser simples maquiladores o ensambladores ya que de nada sirve tener superávit con el TLC, si los beneficios terminan en China o Europa (realmente eso es lo que molesta a los gringos).
De igual manera, se debe parar de inmediato el sobreendeudamiento que se está teniendo, no podemos permitir que se sigan obteniendo prestamos que son utilizados en gasto corriente, o peor, que se desvían para fines personales; durante esta administración el nivel de endeudamiento ha pasado del 42% del PNB a casi el 50% (esta es la verdadera razón por la que las calificadoras internacionales están bajando el grado de inversión de nuestro país).
Más importante aún, debemos generar un plan de desarrollo del país a largo plazo, en el cual se vean involucradas todas las corrientes de pensamiento y políticas, comprometiéndose a seguirlo; lógicamente este plan debe contemplar tanto el crecimiento del mercado interno, como la superación económica de la totalidad de la población.
Las señales son encontradas tanto a nivel internacional como nacional, en el primer ámbito parece que el peso económico de nuestro país en la economía estadounidense comienza a marcar un camino favorable, en el aspecto nacional permanecemos en la penumbra, mientras no ocurra un cambio de mentalidad en la totalidad de actores nacionales.
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