Columna Política «ELQUENOCAE…», Por Leopoldo G. Arenas (13-02-179.- La semana que terminó, el Banco de México tomó la decisión de incrementar las tasas de interés, llegando a 6.5%.
En los años 80’s derivado de la mala administración de la abundancia que realizó José López Portillo, nuestro país entró en una espiral inflacionaria, misma que para inicios de la década de los noventas, llevó la tasa de interés que pagaba el Banco de México, a niveles de 170% anual.
Trabajadores, empresarios y amas de casa, utilizaron sus recursos en instrumentos de inversión, el supuesto premio que mensualmente se obtenía, en un principio parecía jugoso, pero la realidad era muy distinta, la inflación que se presentaba, día a día empobrecía gravemente a la población.
Pocos recuerdan al viejo peso, aquel que tenía tres ceros más y que hacia kilométricas las facturas al no caber ya los números y ni su representación en letra. A muchos lectores les parecerá fantástico saber que una coca cola costaba diez mil pesos, doce mil unas papas, tres millones un automóvil mediano, quinientos millones un departamento de interés social y seis mil pesos un dólar.
Los números que les comento, fueron el resultado de un constante incremento de las tasas de interés tratando de frenar la fuga de capitales y ante un marco de devaluación de la moneda. (Salir de esta situación tomo dos sexenios y la casi desaparición de las clases medias)
Hoy las condiciones son semejantes, en el último año el dólar pasó de 16 pesos a 21 (en el último año de JOLOPO fue de 18 a 24), tomando las soluciones de librito, los grandes economistas de BANXICO repiten los errores, piensan que aumentar la tasa es la solución y olvidan la historia (como siempre pasa en este país), el incremento a las gasolinas resultó como todo el mundo les anticipó, un desastre que traería inflación, no lo creyeron, ahora incrementan las tasas sin pensar que al volver más caro el dinero (la tasa de interés es el costo del dinero), los precios se incrementaran de nuevo.
El gobierno dentro de su ficción de lo que es la economía real (al nunca haber sido empresario), desconoce que la mayor parte de las operaciones son a crédito, las fabricas pagan a plazos las materias primas, las grandes cadenas comerciales solicitan un mínimo de sesenta días a partir de la entrega del producto para pagarlo, el consumidor final utiliza las tarjetas de crédito.
Un incremento de las tasas de manera inmediata repercute en el precio de todos los artículos, de igual forma en que sucede con un incremento en los combustibles.
La peor parte se encuentra en el costo del crédito para el gobierno federal, al incrementar la tasa, esta repercute en el presupuesto a ejercer, sufriendo un crecimiento los recursos que se destinan para el pago de intereses y disminuyendo el gasto de inversión.
El aumento de tasas de interés detiene la economía, al ser más cara la producción y el crédito para adquirirla, las ventas bajan, al existir menores ventas el gobierno deja de percibir los dos principales impuestos, el del consumo IVA y el de ingresos y utilidades ISR, por lo que tiene que buscar otras formas de financiamiento (nuevos incrementos a combustibles y a servicios que presta como luz, agua, peajes etc.
El país de nueva cuenta inicia un círculo vicioso, devaluación, incremento de tasas, inflación, mayores impuestos.
Es incomprensible la miopía del grupo en el poder encabezado por Peña Nieto, un país para salir adelante tiene que fortalecer su mercado interno, alentar la producción y el consumo, no reprimirlo.
Ante un mercado fuerte, los extranjeros y los nacionales invierten en él, las divisas llegan en lugar de irse, un mercado sólido y en crecimiento, genera empleos y prosperidad, es un círculo virtuoso y no vicioso, mayor producción y ventas significa mayores ingresos al gobierno, lo contrario significa pobreza y recesión.
Realmente es necesario volver a pasar por las crisis de los años ochentas y noventas.
¿No existirá alguien el Banco de México y la Secretaria de Hacienda que recuerde lo que pasó?
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