Columna Política «Repercusiones», Por Samuel Maldonado B. (12-XII-16).- En dos columnas relativamente recientes (8 de marzo y 2 de octubre del año que termina), he dejado asentado las inconvenientes e ilegales participaciones en el combate al narcotráfico que tanto la Armada de México como del Ejercito Nacional, han venido perpetrando prácticamente desde la ilegal llegada, o asalto, de la Presidencia de la República realizada por el paisano bebedor Felipe de Jesús Calderón. Esas ordenes inconstitucionales a las fuerzas armadas, ilegales definitivamente, fueron una especial e inútil forma de legitimarse como presidente, pero tontamente provocó una guerra que ahora en su apogeo, está muy lejos de terminarse.
Sabido es que desde el origen mismo de las drogas, éstas se han consumido en todas las culturas y recordando, por citar sólo un ejemplo, que naciones como Francia e Inglaterra, provocaron un conflicto bélico en contra de China en el siglo XVIII (1839 -1860) precisamente cuando en este país, el enorme consumo del Opio llevado desde las posesiones de Inglaterra en la India, mismas que las dos naciones mencionadas introducían ilegalmente al país asiático, provocándole graves y serios problemas, tanto de salud como económicos.
He afirmado que esa lamentable guerra contra China es como la actual guerra en nuestro país, donde el coloso del Norte se beneficia principalmente por la enorme compra de material y equipo bélico (aviones, helicópteros, equipo electrónico, asesoría técnica, etc. que ha permitido incluso la llegada “ilegal de asesores armados, etc. )México le compra y no con el fin de terminar con esta guerra que ha provocado ya miles de muertes de soldados, policías y contrabandistas.
En los artículos a que hago referencia, he manifestado mis pensamientos y preocupaciones que pueden empoderar aun más a las fuerzas armadas a las que se les ha ordenado, inconstitucionalmente, su intervención desde la época del hijo desobediente.
Afortunada y atinadamente, el Comandante General de las fuerzas armadas y Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, ha manifestado pública-mente que le corresponde a otra dependencia federal la persecución del delito y del crimen organizado y no a los soldados y marinos, que por disciplina y respeto tienen que obedecer los ordenamientos del Presidente de la República, aun cuando no tengan la capacitación necesaria para tal fin.
Cabe recordar que mediados del siglo anterior y en vista del consumo y gasto que de drogas se tenía en nuestro país, la intervención, del gobierno no se cifró en la persecución de aquellos que se dedicaban a vender o a quienes utilizaban las drogas (recuérdese la guerra que tenían los Espantados Unidos en Asia y que por impulso de los mismos vecinos, se permitió el cultivo de drogas en Sinaloa principalmente y que el gobierno vecino adquiría para suministrarla a sus soldados situados en Vietnam), sino que la misma SAP(Secretaría de Asistencia Pública), proporcionaba a los usuarios ya adictos y, además, buscaba su readaptación sin la necesidad de encerrarlos ni en cárceles ni en manicomios.
Actualmente eso debiera ser la prioridad del gobierno actual y no la de seguir desviando las funciones de la Secretaría de Marina y del Ejército nacional, ni menos quemando la pólvora (los recursos económicos) en infiernitos, que beneficia directamente, como ya lo he dejado asentado con alguna frecuencia en otros artículos en los grandes beneficiarios: Los Espantados Unidos..