En la Ciudad de México operan varios tipos de transporte que permiten movilizar a los casi 9 millones de habitantes de esta gran urbe. Existe el metro, que es el más veloz y más barato, capaz de recorrer prácticamente toda la ciudad por tan sólo tres pesos; El tren ligero, que tiene una sola línea; el Metrobús que está en franco crecimiento; El RTP que es el más barato pues cobra sólo dos pesos pero que no hace recorridos tan seguido; El trolebús que no contamina; y finalmente uno de los más temidos –por considerarse prácticamente un deporte extremo- es el microbús. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, en el año 2011, hubo 40 accidentes automovilísticos diarios en los que dichos transportistas se vieron involucrados.
Su origen, en 1986, se debió a la reducción de las rutas en el transporte denominado Ruta 100, que era estatal y que, presuntamente, debido al bajo costo del pasaje no recuperaba los costos de operación. Para 1995, al declararse en quiebra Ruta 100, las concesiones a los microbuses fueron totales pues había que cubrir la demanda de transporte en la ciudad. El problema es que no hubo planeación lo que derivó en un total descontrol.
Los llamados coloquialmente “micros” suelen ser vehículos en los que se pueden trasladar hasta tres veces más de la capacidad máxima de pasajeros. Sobre todo en las mañanas no es raro encontrar unidades que llevan personas literalmente colgando de las puertas con riesgo de caer en cualquier momento. A ese “estilo” de viaje se le conoce como “ir de mosca”. De las frases célebres que los conductores de microbús emplean para poder asegurar la mayor captación de pasajeros se encuentra el inigualable “los molesto si se van recorriendo, atrás hay más lugar, está vacío”. Hasta el momento desconozco el verdadero significado de la palabra “vacío” para ellos.
La mayoría de las unidades están en un estado deplorable. Es bastante común que debas “acomodar” antes el asiento donde te vas a sentar, pues seguramente está mal colocado y corres el riesgo de terminar sentado en tubos. En esta época de lluvias también es frecuente que sientas repentinamente las gotas de lluvia en la cabeza, pues hay goteras que te permiten estar a temperatura ambiente. También es muy posible que a la mitad de tu viaje, o a la cuadra y media de haber abordado, tengas que bajarte, pues el micro habrá sufrido algún desperfecto que al chofer no le será fácil reparar. Aunado a lo anterior suelen tener completa autonomía sobre la velocidad con la que conducen. Por esto las carreras entre ellos son comunes. De esta manera demuestran qué operador es más diestro al volante, pues debido a su habilidad habrá captado al mayor número de pasajeros.
Debido a todas las particularidades antes descritas -y a los múltiples accidentes que gracias a ello se generan- el Gobierno del Distrito Federal ha lanzado un programa de renovación de las unidades modelo 1995 y anteriores. Este programa otorga 100 mil pesos a los propietarios de microbuses para que los sustituyan por Autobuses nuevos. Adicionalmente hay nuevas líneas de autobuses –privadas y estatales- que han mejorado las condiciones de transporte. Por ejemplo, las nuevas unidades de RTP son ecológicas y cuentan con aditamentos especiales para discapacitados, hay incluso lugares designados para invidentes que utilicen perros guía, o bien rampas especiales para las personas que usan sillas de ruedas para su fácil ascenso y descenso.
Sin embargo la demanda de transporte en la ciudad es un tremendo reto, pues va en aumento día con día y el microbús sigue siendo uno de los sistemas de transporte más utilizado por los capitalinos. Así que mientras son sustituidos por nuevas unidades o reemplazados por nuevas líneas seguimos “recorriéndonos para atrás” y rezando por llegar de una pieza a nuestro lejano destino.