10 de abril del 2025.- La Unión Europea y China han acordado analizar la posibilidad de establecer precios mínimos para los vehículos eléctricos fabricados en el país asiático. La propuesta busca ser una alternativa a los altos aranceles que impuso el bloque europeo en 2023.

Un portavoz de la Comisión Europea ha confirmado RNE que las negociaciones ya están en marcha tras una conversación entre el comisario de Comercio de la UE, Maroš Šefčovič, y el ministro chino de Comercio, Wang Wentao.
China, por su parte, ha anunciado que las discusiones comenzarán «de inmediato». La UE exige que cualquier acuerdo garantice que los precios mínimos sean tan efectivos como los aranceles actuales, que llegan hasta el 45,3% para algunos fabricantes.
En octubre pasado, Bruselas impuso tasas adicionales a los autos eléctricos chinos, una medida que China criticó con vehemencia. En concreto, la UE aplicó un 17% para las marcas chinas BYD, 18,8% para Geely y 35,3% para SAIC, sumadas al arancel general del 10% para vehículos importados. La nueva propuesta busca reemplazar estos gravámenes con acuerdos de precios mínimos, una medida que China estaría dispuesta a aceptar para recuperar acceso al mercado europeo.
Tensiones comerciales más amplias
El conflicto comercial entre la UE y China ha tenido repercusiones en otros sectores. Como represalia a los aranceles iniciales al coche eléctrico, Pekín aplicó fuertes gravámenes al coñac francés, afectando a grandes marcas como Hennessy y Rémy Cointreau. Un desafío arancelario contra el gigante asiático que Estados Unidos también ha exacerbado. La última decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, fue la de aplicar este jueves una tasa del 145% a todas las importaciones de productos chinos.
En todo momento, Pekín ha mostrado su firmeza ante el pulso de Washington y ha advertido que «no retrocederán». Por el momento, China mantiene gravámenes del 84% a EE.UU. Precisamente el viernes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene previsto reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping.
En Europa, si no se llega a un acuerdo, los gravámenes de la UE seguirán vigentes, pero ambas partes están dispuestas a buscar una salida negociada para evitar una escalada en la guerra comercial.