06 de febrero del 2025.- Desde los años 50, más de un millón de niños de todo el mundo fueron adoptados por familias occidentales. La investigación llevada a cabo por uno de esos adoptados, hoy periodista, revela en el documental El escándalo de las adopciones cómo ha podido prosperar este colosal y lucrativo mercado y por qué pervive en la actualidad.
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Desde los niños robados a sus madres en la dictadura de Pinochet hasta los falsos huérfanos de África o Asia, la adopción internacional está en el centro de un escándalo sin precedentes.
Los niños coreanos de Suecia
Los niños que las familias de Occidente han venido adoptando en las últimas décadas tienen ahora entre 30 y 40 años. Interesados en buscar su identidad y, gracias a las redes sociales, muchos de ellos se conmocionaron al conocer que una gran mayoría habrían sido separados ilegalmente de sus padres biológicos.
Historiadores y demógrafos calculan que, desde hace seis décadas, se han adoptado más de un millón de niños. Corea del Sur, Vietnam, Colombia, Chile o Etiopía son solo algunos de los cien países que, a lo largo de estos años, han dado en adopción a sus niños a padres occidentales.
Hasta los años 80, el 50% de los niños adoptados en todo el mundo procedían de Corea del Sur. Para satisfacer esta demanda surgieron agencias de adopción en los países de origen y de acogida creando un mercado competitivo que ofrecía jugosos beneficios. “Cientos de niños llegaban casi todos los años de Corea del Sur a Suecia”, dice Lundberg.
Este fue el caso de este periodista sueco, Patrik Lundberg, de origen coreano, adoptado en Suecia cuando tenía diez meses. Obsesionado por conocer a sus padres biológicos, viajó a su país de nacimiento. La agencia de adopción reabrió su expediente y días después encontró a su familia. Sin embargo, los supuestos padres eran, en realidad, sus tíos. “Empecé a preguntarme, si esto era normal y decidí investigar el sistema que había detrás”, explica Patrik.
“Empecé a preguntarme, si esto era normal y decidí investigar el sistema que había detrás“
Junto a otros compañeros del diario sueco Dagens Nyheter, como Boon Young Han, también adoptada en Corea por una familia danesa, analizaron más de 400 expedientes de adopción de Dinamarca, Noruega, Suecia, Países Bajos, Bélgica, Alemania y Estados Unidos. “La gente está esperando que encontremos un caso que no haya sido falsificado, en el que no haya documentos fraudulentos o desaparecidos, firmas falsas o que falten los formularios de consentimiento”, enumera la periodista.
“Nos declararon ‘huérfanos’ para que se nos pudiera sacar del país, lo falsificaron todo“
«Nos declararon ‘huérfanos’ para que se nos pudiera sacar del país, lo falsificaron todo», denuncia Boon. “Y entonces vemos cómo aparecen prácticas inapropiadas porque en estos sistemas hay todo tipo de intermediarios sin escrúpulos que van a explotar el filón”, manifiesta Yves Dénechère, historiador de la Universidad de Angers.
Las agencias de adopción de Corea del Sur estaban en el punto de mira. La investigación contó con cientos de entrevistas a los adoptados y consiguieron llegar a los padres biológicos. “Descubrimos un patrón muy extraño: siempre eran mujeres pobres, es decir, madres a las que les robaban sus bebés a través de una especie de red con intermediarios”, advierte Lundberg.
Sus artículos de investigación sobre adopciones ilegales, publicados en 2018 y en 2021, tuvieron un gran impacto. El escándalo estalló porque detrás de estas adopciones existía todo un mercado de niños.
Un niño, dado en adopción a padres extranjeros, generaba cinco veces más dinero que un niño adoptado en Corea. Según el Institute for Policy Studies de Estados Unidos, las agencias de adopción coreanas han ganado más de 3.000 millones de dólares desde los años 50.
Los niños de Pinochet
En los años 80, en Chile, bajo la dictadura del general Pinochet, la política de adopciones masivas se convirtió en una forma de control a la población pobre. Estas familias desfavorecidas y las madres solteras veían cómo el régimen les obligaba a entregar por la fuerza a sus niños o se los robaba para entregarlos a otras familias más adecuadas, como denuncian asociaciones chilenas de adoptados.
“Instituciones del estado estaban implicadas en esto”, denuncia Ana María Olivares, de la asociación Hijos y Madres del Silencio que, desde hace varios años, reúne a familias víctimas de trata para intentar paliar los daños irreparables cometidos en la dictadura. Ya han conseguido el reencuentro de más de 300 familias, separadas por adopciones forzadas, gracias a las pruebas genéticas de ADN. Hoy, la policía chilena calcula que al menos 20.000 niños fueron arrebatados a sus padres sin su consentimiento.
Eso le ocurrió a Johanna. Un día, ordenando sus papeles, encontró su expediente de adopción. Siguiendo pistas en internet y en la Red de Adoptados Internacionales de Francia, de la que forma parte, descubrió que su madre chilena estaba viva y que llevaba 35 años buscándola.
“Cada día encuentro nuevos casos y todos tienen lo mismo en común: estamos hablando de trata de seres humanos“
El fraude de su adopción se gestó en las más altas esferas del régimen de Pinochet. “Cada día encuentro nuevos casos y todos tienen lo mismo en común: estamos hablando de trata de seres humanos”, sentencia Johanna. 17.000 personas como ella buscan en estos momentos a sus familias biológicas, ayudados por la asociación chilena Hijos y Madres del Silencio.
A pesar de todo lo que se conoce hoy sobre las adopciones internacionales, cada año se siguen adoptando 40.000 niños y lo peor es que, a la pregunta de Denéchère, “¿siguen existiendo prácticas ilegales en la adopción internacional?”, lo más inquietante es su respuesta: “Es que sí”.
Justicia y reparación
Con el escándalo de las adopciones internacionales sobre la mesa, los adoptados se están uniendo para esclarecer la verdad de sus vidas y esperan una reparación. Exigen que los estados de adopción y de acogida asuman sus responsabilidades contra todas las irregularidades cometidas. “Que estas adopciones forzadas sean pronunciadas como delitos de lesa humanidad”, solicita la fundadora de Hijos y Madres del Silencio, Marisol Rodríguez.
En su camino de búsqueda, estas personas quieren que se haga justicia. “Los responsables de estos crímenes deben ser procesados”, pide Olivier de Frouville, presidente del Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas. En la actualidad, Chile es el único país en el que los tribunales han abierto una investigación penal que permite a los adoptados y a las familias biológicas presentar denuncias.