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El calor extremo de 2024 sorprende a los científicos: ¿es un hecho puntual o una advertencia del futuro climático?

10 de enero del 2025.- Ya es oficial. 2024 se ha convertido en el año más cálido desde que hay registros y, con una temperatura media global de 15,1 °C, el primero por encima de 1,5 °C respecto a los tiempos anteriores a la Revolución Industrial.

El último informe del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, el programa de observación de la Unión Europea, confirma este viernes un dato que ya anticipaban los números provisionales del final del año anterior. No es solo Copernicus: los principales sistemas de observación del mundo, como la NASA o la Organización Meteorológica Mundial, confirman que este pasado año ha roto varios récords.

La cifra de 1,5 grados es clave. Es el umbral que la comunidad internacional se comprometió a no superar con la firma del histórico Acuerdo de París de 2015, con el objetivo de evitar efectos del cambio climático aún más catastróficos de los que ya estamos viviendo.

Que un año concreto haya superado este límite no significa que se incumpla el Acuerdo de París —para ello se tendría que hacer la media una o varias décadas, entienden los expertos—, pero supone rebasar una barrera psicológica fundamental.

Un calentamiento global «disparado» en los últimos años
Además, se ha llegado a este nivel mucho antes de lo previsto. Que las temperaturas aumenten por la crisis climática —a lo que se suman otros factores naturales— era algo esperado, pero muchos científicos están sorprendidos de la velocidad de este aumento. 2024, con una temperatura 1,6 grados por encima del periodo preindustrial, y 2023, con 1,48, sobrepasan con mucho incluso los años anteriores, que ya eran de por sí extremadamente cálidos.

De hecho, Copernicus confirma que todos y cada uno de los últimos diez años (2015 a 2024) han sido uno de los diez años más cálidos desde que empezaron a registrarse científicamente las temperaturas.

«En concreto, en los últimos cinco años el calentamiento se ha acelerado, se ha disparado respecto a principios del siglo XXI», explica a RTVE.es el climatólogo y catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona, Javier Martín Vide.

En 2020, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estimaba que las probabilidades de superar temporalmente el umbral de 1,5 °C en un año determinado de este último lustro era de menos del 20%. Sin embargo, en 2023 elevaron el pronóstico al 66%.

Finalmente, el récord se ha dado tan pronto como en 2024, confirmando los pronósticos más pesimistas, aunque esto no significa que no haya marcha atrás en el calentamiento global. «El futuro está en nuestras manos: una acción rápida y decisiva aún puede alterar la trayectoria de nuestro clima futuro», asegura el director de Copernicus, Carlo Buontempo.

El fin de El Niño no ha bajado las temperaturas
Los científicos debaten ahora si el aumento inaudito de 2023 y 2024 es algo puntual o significa que el cambio climático se está acelerando más de lo previsto.

Un factor que ha influido en las temperaturas de estos dos últimos años es el fenómeno de El Niño, un evento natural que periódicamente calienta las aguas del Pacífico ecuatorial y que provoca a su vez que aumenten las temperaturas globales. Sin embargo, este fenómeno, que alcanzó su pico en 2023, se debilitó a mediados del pasado año, por lo que se esperaba que el aumento de temperaturas de 2024 no fuera tan elevado.

“Todos los que hicimos proyecciones al principio del año subestimamos cómo de cálido sería 2024“

«No ha ocurrido. Todos los que hicimos proyecciones al principio del año subestimamos cómo de cálido sería 2024», explicaba en un artículo de Nature, Zeke Hausfather, climatóloga de Berkeley Earth, una de las organizaciones que miden las temperaturas mundiales.

«El Niño es fenómeno más importante a nivel de modulación de la temperatura global, y lo seguirá siendo, pero lo hará en un mundo donde la temperatura promedio ha subido un grado y medio respecto al nivel preindustrial», señalaba a RTVE.es Buontempo en una entrevista en diciembre.

Se esperaba en la segunda mitad del año la llegada de La Niña, el fenómeno opuesto a El Niño y que suele atemperar el termómetro global, según señala Martín Vide, aunque el inicio de este fenómeno «se ha ido retrasando y todavía no está claro que estemos en él, o si lo estamos está siendo muy débil», apunta.

En todo caso, aunque por ejemplo en 2025 La Niña moderara la subida de la temperatura y el año no tuviera «esa tónica tan alcista», el contexto general es que «con los dientes de sierra que pueda haber, año tras año la temperatura va hacia arriba de un modo muy marcado», añade.

¿Una menor polución atmosférica puede hacer subir la temperatura?
Otro factor importante es el descenso de la contaminación atmosférica. Paradójicamente, el hecho de que la calidad del aire haya mejorado por lo general en el mundo en los últimos años supone que los cielos estén menos cubiertos y que la radicación solar penetre con mayor intensidad en la Tierra, aumentando aún más las temperaturas.

Esto se daría principalmente por las regulaciones en la contaminación de los barcos mercantes impuestas desde 2020, y que habrían reducido sustancialmente las estelas que generan y que bloquean parte de la radiación solar, según un estudio del pasado agosto.

El experto de la Universidad de Barcelona concuerda con esta teoría. Pone de ejemplo las ciudades chinas durante la pandemia, donde la caída del tráfico mejoró la calidad del aire y eso «da lugar a que la superficie esté menos sombreada por los contaminantes y que la temperatura pueda aumentar». Algo similar ocurre con la alta montaña, donde se acumula menos polución atmosférica y la tasa de calentamiento es superior.

Algunos científicos, no obstante, dudan de esta hipótesis, y alertan de que la temperatura está subiendo en todo el mundo, no solo en aquellos lugares frecuentados por barcos. Además, para explicar el aumento tan significativo de estos años no es suficiente con recurrir a la contaminación de los navíos, sino que tendría que haberse eliminado prácticamente toda forma de polución atmosférica, según explicaba en Nature Helge Goessling, físico del clima en el Instituto Alfred Wegener de Bremerhaven, Alemania.

Pero el factor que subyace a todos los demás, y que explica ante todo por qué están subiendo las temperaturas es que seguimos emitiendo gases de efecto invernadero. Según el informe de Copernicus, el nivel de dióxido de carbono (el principal responsable del calentamiento) y de metano ha alcanzado nuevos récords. La quema de combustibles fósiles, principal factor de estas emisiones, ha provocado que la presencia de CO₂ en la atmósfera sea este año de 422 partes por millón (ppm), un aumento acelerado respecto al año anterior, y cuando el nivel considerado seguro se sitúa en 350 ppm.

La dana o los incendios de California, escenas de la crisis climática
Solo el tiempo dirá si se está dando realmente una aceleración del calentamiento. En todo caso, una temperatura como la actual —con un aumento «estructural» de 1,3 grados, según Martín Vide— ya provoca efectos devastadores en todo el planeta. La temperatura media del océano a lo largo de 2024 es la más alta jamás registrada, de 20,87 grados, lo que a su vez ha supuesto un valor sin precedentes de la evaporación del agua.

«Estas altas temperaturas globales, unidas a los niveles récord de vapor de agua atmosférico en 2024, significaron olas de calor sin precedentes y fuertes precipitaciones, causando sufrimiento a millones de personas», ha asegurado Samantha Burgess, responsable de Clima del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECWMF, por sus siglas en inglés), una de las instituciones que forman parte de Copernicus.

En Europa, continente que se calienta incluso un grado por encima de la media global —2,3 °C por encima de niveles preindustriales—, esto ha supuesto que sea un «año particularmente catastrófico», según Martín Vide, alimentando inundaciones devastadoras, como la dana de Valencia que ha provocado más de 200 muertos o la borrasca Boris en septiembre en el centro del continente.

Este 2025 ha comenzado con otro monstruoso fenómeno extremo, también ligado al cambio climático, el de los incendios que cercan Los Ángeles, en Estados Unidos, y que han obligado a desplazarse a decenas de miles de personas. Ante este panorama sombrío, el climatólogo de la UB pone el foco en la importancia de la adaptación.

«El calentamiento está asegurado durante décadas. Por lo tanto, nuestra obligación y la de nuestros quienes nos administran es adaptarnos a las nuevas condiciones para disminuir el riesgo», remata.

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