14 de julio del 2024.- El aguacate es el fiel compañero en las tortas, en el guacamole y en los nachos, pero ¿a qué costo? Uno ‘muy alto’, ya que impacta en el medio ambiente, la seguridad y hasta a las especies en peligro de extinción.
Para México, el aguacate es una de las frutas más importantes no solo por el acompañamiento en la comida, sino porque genera 3 mil 208 millones de dólares al año en exportaciones, de acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Aduanas de México (ANAM).
Incluso, se le relaciona con uno de los eventos deportivos más importantes de cada año: el Super Bowl. En este partido de la NFL se estima que México gana cerca de 250 millones de dólares, de acuerdo con la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate.
A pesar de los datos económicos positivos y que la demanda de aguacate en América y Europa se triplicó en los últimos 20 años, hay contrastes importantes con el aguacate que afectan el medio ambiente y también el estilo de vida de millones de personas en los países donde se produce, principalmente en Latinoamérica.
¿Cuáles son los daños que el aguacate provoca al medio ambiente?
Thomas Davies, investigador del Centro de Medio Ambiente de la Universidad de Lancaster, explicó en un artículo para The Conversation que el aguacate puede ser un elemento valioso para una dieta saludable, pero, al mismo tiempo, es reflejo de una serie de problemas sociales que arrastran los países que lo producen, incluido México. Estos son algunos ejemplos:
La forma en la que se comercializa
Buena parte de la demanda que actualmente tiene el aguacate es porque se ha vendido como un “superalimento”. Con ello, las personas que requieren una dieta más saludable lo consideran.
Si bien el aguacate es un alimento rico en vitaminas, minerales y grasas insaturadas, Davies apunta que sus propiedades se han “exagerado” con el afán de que aumenten sus ventas.
La contaminación que genera la producción de aguacate
La agricultura moderna depende en parte de fertilizantes y combustibles fósiles, lo que se traduce en la emisión de gases de efecto invernadero y el aguacate es uno de los productos en los que recae más huella de carbono.
En sus distintas variantes, el aguacate tiene una huella de 2.5 kilos de dióxido de carbono por kilo. Esta cifra representa la producción y transporte, así como la generación de metano y óxido nitroso.
La huella de carbono del aguacate es más grande que la del plátano (0.9 kilos de dióxido de carbono), que la manzana (0.4 kilos de dióxido de carbono) y los tomates (2 kilos de dióxido de carbono).
Ahora bien, esto no quiere decir que el aguacate sea el peor de los productos y se deba dejar de consumir, pues los alimentos de origen animal contaminan más. Por ejemplo, el kilo de huevo tiene una huella de 4.2 kilos de dióxido de carbono, el pollo de 9.8 y la res genera hasta 85 kilos.
El alto consumo de agua que requiere su producción y la sequía
Producir un kilo de aguacate cuesta cerca de mil litros de agua, cifra superior a la mayoría de frutas y verduras, solo por debajo de cereales y el arroz.
El problema que se suma es la escasez de agua. Los países productores de aguacate tienen problemas de sequías, y un claro ejemplo de ello es México, que tiene regiones que se enfrentan a sus niveles más bajos de almacenamiento en presas.
Esto contribuye a que la gente tenga cada vez menos acceso al agua.
Su transporte
¿Recuerdas cuando dijimos que en Europa el aguacate cada vez tenía más demanda? Esto también significa un problema, ya que la mayoría de aguacates del mundo se producen en América, y el transporte marítimo ha creado condiciones adversas.
Davies apunta que se generan “relativamente pocas” emisiones de carbono por transportar el aguacate (cerca de 0.2 kilos de dióxido de carbono por kilo); sin embargo, la dependencia del transporte en barco supone contribuir a que el sistema alimentario en todo el mundo sea “vulnerable a perturbaciones”.
¿A qué nos referimos con las “perturbaciones”? A que los atascos y cuellos de botella en el transporte por guerras y hambrunas provoca escasez de alimentos en distintas regiones del mundo, y el transporte del aguacate, que es un producto exportado, hace que otros productos igual o más prioritarios se retrasen. Si bien este problema no es exclusivo del aguacate, mientras aumenta la demanda, se contribuye a que los países no consuman sus productos locales.
La deforestación por el aguacate
La alta demanda del aguacate contribuyó a que su producción cambiara respecto a años pasados, ya que los árboles se plantaban en parcelas mixtas y su cosecha era como alimento de subsistencia.
La situación ha cambiado y ahora son un cultivo de exportación, por lo que se volvieron necesarias las grandes plantaciones de monocultivos para incrementar su productividad. Esto ha desplazado los cultivos de otras frutas y verduras, además de que vuelven al aguacate más susceptible a plagas y enfermedades que cuando estaban en plantaciones mixtas.
Con ello se vuelve más necesario el uso de pesticidas y fertilizantes, lo que daña el suelo y la salud de las personas.
Se estima que cada año se talan hasta 25 mil hectáreas de bosque en zonas de Michoacán, una de las regiones más productivas de aguacate del país.
El daño a la fauna
Con la deforestación que se hace para la producción de aguacate, se dañan los ecosistemas de animales en peligro de extinción como jaguares, coyotes y pumas.
El daño a la biodiversidad con la producción del aguacate en sitios donde no se plantaba anteriormente es, para el especialista, una “amenaza” para las especies.
El narcotráfico y la inseguridad
Otro efecto negativo del aguacate que afecta la vida de las personas es que las comunidades en las que se siembra sufren las consecuencias del impacto ambiental al tener menos acceso al agua y a otros productos.
El especialista señala que el narcotráfico también tiene que ver en la elevada producción de aguacate en regiones donde no se acostumbraba su cultivo, lo que afecta la seguridad y calidad de vida de productores y campesinos.
¿Cómo consumir aguacate sin contribuir a la destrucción del medio ambiente?
A pesar del impacto negativo que puede tener el aguacate, esto no quiere decir que no debas comerlo, y si bien es difícil como consumidor saber el daño que genera el aguacate que tienes en tu casa, la recomendación es “buscar aguacates de comercio justo o producidos orgánicamente puede ayudar en términos de impactos humanos y de biodiversidad”.
El experto señala que una de las alternativas puede ser con los pequeños agricultores, es decir, algunas verdulerías o sitios cercanos a las zonas de cultivo.
Con información de El Financiero