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Hay que poner fin al peligroso ciclo de represalias en Oriente Medio, pide Guterres tras los ataques a Irán

19 Abril 2024 Paz y seguridad

Tras más de seis meses de guerra en la Franja de Gaza que han aportado al temor de un conflicto regional más amplio y una amenaza nuclear, continúan los llamados a distender la situación rápidamente. Mientras, los palestinos sufren «deshidratación, desnutrición y miedo,» y continua la destrucción injustificada e intencionada de equipos médicos en los escasos hospitales que todavía funcionan. 

Un niño recibe tratamiento en una clínica móvil de urgencias en el norte de Gaza

Luego de los ataques israelíes dentro de Irán cerca de una central nuclear a primera hora del viernes, el Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo una nueva apelación a todas las partes para «detener el peligroso ciclo de represalias en Oriente Medio».

«El Secretario General condena cualquier acto de represalia y hace un llamamiento a la comunidad internacional para que trabaje unida con el fin de evitar que se produzcan nuevos hechos que podrían tener consecuencias devastadoras para toda la región y más allá», afirmó en un comunicado emitido por su Oficina.

Haciéndose eco de estas preocupaciones, el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, instó a la «extrema moderación» de todas las partes, tras más de seis meses y medio de guerra en Gaza que han alimentado el temor a un conflicto regional más amplio. 

«El OIEA puede confirmar que no hay daños en las instalaciones nucleares iraníes” y el director general Grossi «sigue pidiendo extrema moderación a todo el mundo y reitera que las instalaciones nucleares nunca deben ser un objetivo en los conflictos militares», dijo la agencia de la ONU en un tuit, después de que los medios de comunicación no confirmaran que posibles ataques con drones habían tenido como objetivo la provincia iraní de Isfahán, que alberga instalaciones nucleares y guarniciones militares. 

También en Ginebra, la Oficina de Derechos Humanos (ACNUDH) instó a todas las partes a «tomar medidas para apaciguar la situación» rápidamente. 

«Pedimos a los terceros Estados, en particular a los que tienen influencia, que hagan todo lo que esté en su mano para garantizar que no se deteriora aún más una situación ya de por sí extremadamente precaria», declaró su portavoz, Jeremy Laurence.

Hambre y miedo en Gaza

En la Franja de Gaza, los equipos de ayuda humanitaria ofrecieron nuevos datos sobre los peligros a los que se enfrentan los civiles palestinos, especialmente las mujeres embarazadas y las madres lactantes, como consecuencia de la «destrucción insensata» de equipos médicos vitales y de “la deshidratación, la desnutrición y el miedo» generalizados entre los palestinos.

En declaraciones a los periodistas en Ginebra, Dominic Allen, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para Palestina, dijo que había indicios de que el número de partos complicados era casi el doble que antes de que estallara la guerra.

«Hay un aumento absoluto de las cifras», dijo, añadiendo que antes de la guerra, alrededor del 15% de los partos requerían algún tipo de atención obstétrica de urgencia. En la actualidad, algunos médicos han informado de «una duplicación de lo que tenían que atender antes, y esto se debe a la desnutrición, la deshidratación y el miedo, que afectan a la capacidad de la mujer embarazada para dar a luz con seguridad y llevar a su bebé a término sin peligro», dijo el funcionario de esta agencia encargada de velar por la salud sexual y reproductiva.

Destrucción insensata

Allen describió su última misión a la Franja para evaluar el impacto de los ataques israelíes sobre la asistencia sanitaria en los hospitales asediados de las provincias del norte, el centro y el sur.

Allen insistió, a través de una conexión de vídeo desde Jerusalén, en que los últimos hospitales que quedan en la Franja, incluido el Hospital Nasser, el segundo más grande, “se aferran a la vida mientras son un salvavidas para las mujeres embarazadas de Gaza”. 

Y añadió: «Lo que he visto me rompe el corazón… Es indescriptible. Lo que vemos allí es equipo médico roto a propósito; ecógrafos, que como sabrán es una herramienta muy importante para ayudar a garantizar partos seguros, con cables que han sido cortados, y otros equipos médicos complejos con las pantallas destrozadas. Así pues, destrucción intencionada y gratuita en la maternidad».

Antes de que comenzaran los intensos bombardeos israelíes en respuesta a los atentados terroristas dirigidos por Hamás en todo el sur de Israel el 7 de octubre, el hospital Nasser de la ciudad meridional de Jan Yunis contaba con una sala de maternidad que los equipos del UNFPA han apoyado y abastecido durante años.

Para volver a ser plenamente funcional, el hospital necesitará, como mínimo, reacondicionar los servicios de agua y saneamiento y reparar los generadores eléctricos dañados. «Pero me paré junto al almacén (donde) entregamos suministros hace muchos meses y estaba literalmente ardiendo; hay mucho trabajo por hacer para intentar restablecer esa línea vital», dijo Allen.

Miedo palpable

La misión del UNFPA, que comenzó el lunes 8 de abril y terminó este miércoles, se llevó a cabo en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).

El objetivo era visitar una decena de hospitales de la Franja de Gaza, entre ellos el Hospital Al Aqsa, en el centro de Gaza, que estaba «desbordado de pacientes traumatizados» y no prestaba asistencia a la maternidad. En el Hospital Emirati, en el sur del enclave, Allen contó que se reunió con el director médico del centro, quien le dijo que «ya no ve bebés de tamaño normal».

En cuanto a Rafah y los continuos temores de una incursión israelí, el funcionario del UNFPA subrayó la “gran sensación de miedo” que se cierne sobre los más de 1,2 millones de personas que se refugian allí.

“Hay un miedo palpable por parte de los habitantes de Gaza con los que hablé: las parteras, los médicos, las mujeres embarazadas, mis colegas, que están en Gaza… En este momento es un refugio para 1,2 millones de habitantes de Gaza; no es un refugio seguro, pero al menos es un refugio”.

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