16 de junio del 2023.- Dos días después del naufragio de un pesquero en Grecia, que se saldó con la muerte de al menos 78 personas, los equipos de rescate descartan este viernes que puedan encontrar más supervivientes. A bordo iban 750 migrantes, según testimonios de los testigos, que habrían pagado entre 4.000 y 6.000 euros por el pasaje que condujo a la muerte en el mar Jónico a la mayoría de ellos.
Hasta el lugar del rescate se han trasladado algunos familiares de los pasajeros para intentar dar con sus allegados. Algunos, lo han logrado, otros, aún mantienen la esperanza de que aparezcan, aunque sea muy improbable a estas alturas. Hasta allí, se ha desplazado un equipo de TVE.
Los familiares esperan un milagro
A través de la verja que separa el refugio en el que han permanecido las últimas 48 horas los 104 migrantes rescatados, dos hermanos se besan y abrazan mientras uno de ellos no puede contener las lágrimas.
Las quemaduras de su cara son el rastro más visible de lo que ha vivido en los últimos días a bordo del pesquero, en alta mar. Identificado como el número 24 en la nave que ha acogido a los rescatados, este viernes ha vuelto a ser Fathi, gracias a que su hermano Mohamed lo ha encontrado
«No te preocupes, no llores», le dice Mohamed, desde el otro lado de la valla que les separa. Son palestinos; Mohamed vive en Países Bajos y Fathi llevaba cerca de dos en Libia. No iba solo en el barco, su cuñado estaba con él, pero no tienen noticias suyas.
«No te preocupes, vamos a buscarle, quizás está en el hospital», dice Mohamed, tratando de consolar a su hermano.
A primera hora del viernes, buena parte de los supervivientes estaba en la puerta de la nave. Fuera, había más gente buscando a sus familiares.
«Ya hay 750, cerramos»
A Tasos, un hombre que reside en Kalamata, donde han sido atendidos los rescatados, una amiga argentina le pidió que buscara a una persona en concreto, un chico sirio de 24 años. Lo que le ha contado cuando ha conseguido dar con él podría confirmar uno de los peores datos de este naufragio.
«Me ha dicho que en el momento en que estaban a punto de partir del puerto escuchó decir: ‘Ya hay 750, cerramos'».
De momento, los supervivientes no podrán seguir dando más detalles de lo que han vivido porque, poco después, han sido trasladados a un centro de refugiados en Malakasa. Ahora, su destino sigue siendo incierto.
El equipo que los ha ayudado durante estos días comienza ahora, que se han marchado, a recoger y a ordenar sentimientos.
«Nunca he vivido algo parecido, hemos conocido a gente con una tristeza muy profunda por haber perdido a seres queridos», cuenta a TVE una de las trabajadoras que ha estado con ellos.
Se intenta esclarecer qué ocurrió a bordo
En las últimas horas de angustia antes del naufragio, alguien a bordo cogió el teléfono y llamó a la activista Nawal Soufi desde el barco. Su número suele estar entre los contactos de migrantes sirios que se atreven a iniciar esta travesía.
En la conversación, le explicó que, aunque querían llegar a Italia, temían por su vida y pedían socorro desesperadamente. Aceptarían cualquier ayuda, excepto la de la guardia costera libia, que les devolvería a África.
La llamada, difundida en redes, y el testimonio de Soufi, desmontarían el argumento de las autoridades griegas, que afirman que el barco rechazó su ayuda. Además, más allá de si el barco había pedido o rechazado algún tipo de ayuda, existe la obligación de llevar a cabo una labor de intervención y de ayuda ante una embarcación que, evidentemente, estaba en apuros.
Ni las autoridades griegas ni Frontex llegaron a tiempo, a pesar de tener la nave perfectamente ubicada y de haberla fotografiado desde un helicóptero. De momento, los únicos que tendrán que responder ante el juez son nueve pasajeros egipcios detenidos, sospechosos de pertenecer a la mafia que les vendió, a precio de oro, el pasaje a una supuesta vida mejor.
Con información de RTVE