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Polémica en Italia por la prohibición de registrar a los hijos de parejas del mismo sexo

30 de marzo del 2023.- Al Gobierno de ultraderecha de Giorgia Meloni se le ha abierto un nuevo frente de protestas. En los últimos días se han movilizado los colectivos LGTBI+ en distintas ciudades italianas para reclamar una ley que proteja los derechos de los hijos de parejas del mismo sexo.

Todo empezó cuando el Ayuntamiento de Milán recibió una comunicación del ministerio del Interior para que dejara de inscribir en el registro civil como hijos propios a los hijos de parejas del mismo sexo nacidos en el extranjero. Sólo reconocen a los padres o madres biológicos.

Para entenderlo hay que saber primero que en Italia no existe el matrimonio gay. Sólo está reconocida la unión civil de parejas del mismo sexo, pero los derechos no son los mismos. También está perseguida por la ley, igual que en España, la gestación subrogada. Pero aquí además está prohibida la inseminación artificial cuando la que lo solicita es una pareja de lesbianas. Así que cuando dos mujeres o dos hombres deciden ser padres, suelen recurrir al extranjero: la inseminación para ellas y la maternidad subrogada para ellos.

«En Italia no existo como padre»
Marco Simon Puccioni y Giampietro Preziosi son una pareja conocida en Italia. Ambos arquitectos, se decantaron por el mundo del cine y han trasladado a imágenes la que ha sido su vida, su experiencia de pareja, que dura 19 años, y su paternidad. Hace 13 años decidieron que querían ser padres y acudieron a California, donde la práctica de la gestación subrogada es legal. Marco fue el donante de semen y por tanto, el padre biológico. Para Estados Unidos, nos cuenta Giampietro, «los dos estamos reconocidos como padres de nuestros hijos y, efectivamente lo somos, más allá de quién es el padre biológico. Pero llegados a Italia yo desaparezco, no existo».

En Roma, donde viven, no pudieron inscribirlos en el registro como hijos de ambos y nunca se decidieron por emprender el camino de la adopción, un proceso judicial que puede prolongarse años.

Otro ejemplo es de Alessia Crocini. Es lesbiana, vive también en Roma y ahora representa a la asociación Famiglie Arcobalene (familias arcoiris). Como no podían inseminar a su pareja en Italia, acudieron a España, y lo hicieron en Sevilla. Hace 8 años nació su hijo pero Alessia no es la madre biológica y le sucede lo mismo que a Giampietro: para la ley italiana no cuenta. Cada vez que tiene que recoger a su hijo del colegio, llevarlo o traerlo del hospital (algo frecuente porque el menor tiene una enfermedad autoinmune) necesita una autorización de la madre biológica. Una vez, recuerda, tuvo que tomar un avión con su hijo, llevaba los papeles en regla pero hubo un problema con una transcripción del apellido y la retuvieron en el aeropuerto.

La polémica reaviva el debate de la gestación subrogada
En Italia estos días el debate ocupa las primeras páginas de los periódicos y llena los programas de televisión porque la población está dividida. Según las encuestas, los italianos no son partidarios mayoritariamente de la gestación subrogada, pero sí de que, una vez que traen sus hijos a Italia, les inscriban en el registro civil como hijos legales. Es lo que ocurre, por ejemplo, en España.

La ministra de la Familia, Natalidad e Igualdad de Oportunidades, Eugenia Rocella, defiende que la ley es la que es y no lo permite. Y en el debate abierto sobre la maternidad subrogada, ha dicho que esta práctica tiene connotaciones racistas. «Hay una selección de raza», ha llegado a decir, porque existen catálogos donde elegir las características de los hijos.

Quizás por la división que existe en torno a la subrogada, el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, del Partido Democrático, ha decidido que se saltará la prohibición del Gobierno e inscribirá, sí, a los hijos de parejas del mismo sexo que vengan del extranjero, pero limitándose a las parejas de lesbianas, esto es, a las que tienen sus hijos mediante fecundación asistida.

Marco y Giampietro quedan fuera. Piden que se regularice lo que es «un deseo natural, el de convertirse en padres». A Marco le preocupa que si él, padre biológico, muere antes que su pareja, empezaría una larga cadena de problemas judiciales para reconocer la paternidad de Giampietro. Están convencidos de que la sociedad está preparada para avanzar en este camino, y lo que falta es decisión política.

Recientemente, Marco ha firmado una película titulada Il filo invisibile, (El hilo invisible), que recrea en clave de comedia esta problemática de parejas gays con hijos para la que ha contado con actores de primera fila italianos y que está teniendo una gran acogida.

Con información de RTVE

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