Columna Política «El Francotirador», Por José Cruz Delgado (24-III-2023).- Hace años, cuando Luis Donaldo Colosio era presidente nacional del PRI, tuve el orgullo de conocerlo, era yo reportero de un diario local, no recuerdo exactamente la fecha pero fue un año antes que fuera candidato presidencial.
La cita era a las aproximadamente a las 8:30 de la mañana, muy cerca de la fuente de las Tarascas. Exactamente a la hora acordada estuvo él, yo llegué unos minutos después y desde lejos lo ví admirando la soledad de la Avenida Madero, era domingo, no había tráfico a esa hora.
Apresuré más el paso y con mucha pena me disculpé por el retardo y sonriente me contestó que no había ningún problema que además estaba admirando el paisaje, que a esa hora era hermosa dicha arteria.
Lo volvería a ver en un mitin ya como candidato a la presidencia en Pátzcuaro y me sorprendió que de inmediato me haya reconocido y me saludó por mi nombre.
Ese era Colosio, el humanista, sensible y de gran nobleza, orgulloso de sus raíces populares, un hombre de gran sensibilidad y de gran nobleza. heredero de una cultura del esfuerzo y no del privilegio, en su momento se describió.
Inolvidables son las palabras que pronunció su esposa Diana Laura en su funeral: “fueron las balas del odio, del rencor y de la cobardía, las que interrumpieron la vida de Colosio. Dieron fin abrupto a su existencia, pero no a las ideas por las que luchó.
Luis Donaldo quería un futuro de paz y concordia, no un país polarizado como la actualidad, donde prevalece el odio y la venganza, quería un México sin divisiones, sin violencia, sin rencores entre hermanos, pero balas asesinas y cobardes le arrebataron la vida un 23 de marzo de 1994.
Mi compadre y amigo José Juan Marín, dijo que Colosio era el hombre que podía conducir a México con conocimiento y experiencia por la senda correcta.
Luis Donaldo Colosio tenía una visión certera del desarrollo social incluyente: es decir, no fantasiosa ni dogmática, sino arraigada en lo que la gente puede y debe hacer por sí misma para salir adelante.
El candidato presidencial del PRI en 1994 tenía cultura política de la buena: no le sacaba la vuelta a los problemas.
Dice José Juan que Luis Donaldo Colosio fue un liberal en el sentido pleno de la palabra, porque creía en la política como espacio de diálogo y consenso, y en que el desarrollo social sin justicia tarde o temprano agrietaría los pilares de nuestro sistema político.
“Había que reformar a México de la copa a la raíz” -pensaba Colosio-, sin lanzarlo a una aventura sin rumbo, de incertidumbre y dolor.
En palabras de Agustín Basave, Luis Donaldo Colosio “fue un conciliador que quiso construir puentes sobre una geografía política agreste”. Y esto, quizás, fue lo que no toleraron algunos intereses, que “fue un demócrata en el lugar y el tiempo equivocados”.
Quizás quepa la duda de lo que pudo ocurrir con el país, del futuro grandioso que pudimos construir entre todos para México, si Luis Donaldo hubiese llegado a tomar las riendas del destino nacional en 1994, dice Marín.
Con toda seguridad podemos decir que México sería un país con tolerancia y sin polarización, con desarrollo incluyente y libertad, con racionalidad política y sin fanatismos de ninguna clase.
Señala que todavía estamos a tiempo de recuperar para México la emoción social y el pensamiento de Luis Donaldo Colosio padre. Esperemos Luis Donaldo Colosio hijo quien ya está en la política, siga realizando una buena labor en la administración pública, como Presidente Municipal de Monterrey.