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La Sucesión: Cárdenas 1940 / AMLO 2024 (Columna Política «Diputado 501»)

Columna Política «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (12-III-2023).- Próximos a conmemorar el 85 aniversario de la Expropiación Petrolera, es necesario reflexión de las experiencias que se tuvieron en el gobierno del general Lázaro Cárdenas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que: “no me harán lo que a Cárdenas”, en relación a la sucesión presidencial, en el sobreentendido de que el curso de la Revolución fue contravenido al interés de la Nación.
POR LA NEGATIVA
Hoy la intención presidencial es que la 4T se mantenga viva después de su mandato, se consolide y alcance sus objetivos de cambio de régimen basado en la desaparición de la corrupción, con el añadido de las “obras prioritarias”. ¿Será posible?
La percepción del mandatario en torno a lo ocurrido en 1940 fue una “sucesión fallida”, porque el candidato de la Revolución era Francisco Múgica, un ideólogo revolucionario y no quien resultó favorecido, Manuel Ávila Camacho, dando un golpe de timón al rumbo del movimiento revolucionario para impedir que el cambio social alcanzara su realización de fines.
De ahí su preocupación de propiciar un proceso electoral que asegure la continuidad del cambio. En breve relato, es necesario contrastar ambas sucesiones para encontrar las raíces del propósito continuista del tabasqueño.
En la antesala de la transferencia del poder en 1940 el régimen se basaba en un partido hegemónico, por lo que la disputa real del poder era interna; surgieron tres aspirantes a la candidatura del Partido de la Revolución Mexicana, PRM, todos generales: Sánchez Tapia, Múgica, y Ávila Camacho, a quienes el Presidente les pidió, el 17 de enero de 1939, renunciaran a sus cargos.
El proceso de Cárdenas es de quince meses antes de las elecciones, mientras que la de Andrés Manuel desde julio de 2021, abarca una anticipación con mayor tiempo de precampaña, el factor que las distingue es la renuncia de los involucrados para evitar el uso de recursos públicos.
La diferencia que priva en ambos modelos es que en el pasado los contendientes se descartaron una vez que salieron ante la falta de acogida o rechazo de los electores.
En el modelo de AMLO los funcionarios seleccionados mantienen sus cargos con los estipendios derivados, la precampaña se utilizan recursos fuera de control y de origen oculto, así como el método de selección definitivo será por encuestas, cuya aplicación despierta dudas; es ahí donde se encierra la duda si alcanzado el acuerdo de la mejor propuesta de un candidato apropiado es la de un gobernante eficaz y representativo.
POR LA AFIRMATIVA
La precampaña presidencial de 1940 se dirimió entre los generales Múgica y Ávila Camacho, destacando la primera por un apego a los intereses sociales de la Revolución, posición que desvirtuaron sus adversarios para ubicarla como un proyecto comunista, formando en tal virtud los frentes opuestos, en la que se incluía posiciones contradictorias como la del Partido Comunista, en voz de Laborde: consideraba a Múgica “candidato de Trosky”, a la que respondió el constituyente del 17 que el Partido Comunista “olvidaba su misión histórica de partido de vanguardia”.
Al cabo de seis meses de precampaña, al fin Múgica reconoció ante sus partidarios que el diputado “constituyente no era popular”, por lo que declinaba su postulación.
En los Apuntes del general Cárdenas se exalta la figura de Múgica desde sus valores personales hasta la congruencia de honradez, “habrían hecho de él un buen gobernante, pero las condiciones del país no le fueron propicias”.
A la par que se desvanecía el sexenio también se extinguía la paz en Europa bajo la devastación de la guerra, México pasaría la dura prueba de enfrentamientos civiles con la consigna de la unidad nacional propiciados en el rigor de la revolución mexicana, en la que rebotarían los ecos del fascismo como conductor de la derecha deshumanizada.
Respecto a la transmisión del poder sexenal del régimen actual sólo se avizoran algunos signos, sujetos más a los factores externos:

Un predominio de los órganos internos de nominación electoral, como el Plan B en sus dos complementos, en la vía de encapsular los órganos electorales bajo control de seguridad.

El elevado índice de aceptación a favor del Ejecutivo Federal.

Las políticas públicas de bienestar social sujetas a regulación de los “siervos de la nación”, presentan un voto ciego de un ejército de beneficiarios agradecidos.

La posibilidad de ruptura de alguna “corcholata” insatisfecha con la falta de “suelo parejo”, o de aplicación de la “encuesta” como método de selección del candidato.

El punto ciego de la hegemonía del partido de Estado se encuentra en esta ocasión en la diversidad de elecciones a realizar en una sola jornada; en ese aspecto, tanto la presentación de candidatos para el Congreso, como para Gobernador o Presidentes Municipales llevarán a un voto cruzado de los electores quienes, más que por la deslealtad, serán guiados por la libertad de elegir por encima de partidos y corporaciones o grupos de poder, incluidos en el Estado. Un punto ciego que no controla ningún partido.

Dentro de las variables que determinan el centro de unanimidad o totalidad, que busca Morena para mantenerse en el poder, se localiza en las relaciones con los Estados Unidos, las cuales se encuentran atrapadas por la sucesión de Biden, quien se verá forzado a endurecer su línea ante el nacionalismo supremacista de los Republicanos, quienes neutralizados o superados por el hombre de la Casa Blanca buscarán un túnel de escape que es México, para descargar toda la provocación posible hasta mostrarlo como responsable de sus inconformidades.

APROBADO EN LO GENERAL
La obra cumbre del michoacano fue el reparto agrario y la expropiación del petróleo, cuya vigencia se alcanzó a mantener en la Constitución hasta el salinismo en los cambios regresivos del articulo 27 con referencia a la propiedad originaria de las tierras y aguas, y del peñismo en las reformas estructurales del neoliberalismo en 2014, que dieron marcha atrás al petróleo de la Nación.
Los logros de la 4T se ubican en cambios en leyes federales y la nacionalización del litio; el esquema de la transformación, que se concibe como cambios en la conciencia, carece de un cuerpo ideológico, un referente de identidad ante una integración enmarcada dentro del supranacionalismo.
¿Cambios tan efímeros como suspiros?. Veremos.

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