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En Turquía y Siria «falta agua y sistemas de saneamiento que eviten una catástrofe secundaria»

11 de febrero del 2023.- Los miembros del equipo de Médicos del Mundo en Antioquia viven en el parque que hay frente a su oficina. Sigue en pie, pero está lleno de grietas y cristales rotos. Ahí han instalado varias tiendas de campaña y un depósito de agua con un pequeño grifo desde donde pueden lavarse las manos y la cara.

Varias personas junto a víctimas del terremoto en Hatay, en el sur de Turquía

Estas personas se unen a los millones de afectados por el terremoto, que no cuentan con servicios básicos como electricidad, una vivienda o agua corriente. “No hay cuartos de baño por aquí, todo el mundo está utilizando el campo. Esto puede conllevar problemas de higiene en el futuro, porque no hay agua”, explica a RTVE.es Mustafá, médico de la organización.

“No hay cuartos de baño por aquí, todo el mundo está utilizando el campo“

“Falta acceso al agua, agua potable, a sistemas de saneamiento que permitan evitar que se genere una catástrofe secundaria que genere enfermedades infecciosas”, coincide desde Adana la especialista de comunicación internacional de Acción contra el Hambre, Ana Mora. “El número de afectados sigue subiendo día tras día. Hay estimaciones de Naciones Unidas de que la población expuesta potencial es de 23 millones de personas en Turquía y Siria”, añade.

El tráfico, uno de los principales problemas para que llegue la ayuda
Tan solo 60 kilómetros dividen Antioquia de Iskenderun. Sin embargo, en ambas direcciones se generan grandes atascos que hacen que un trayecto que normalmente se realiza en aproximadamente una hora se convierta en uno de siete horas.

Familiares que van a tratar de encontrar a sus seres queridos, ambulancias que van y vienen para trasladar a los heridos, igual que los camiones con excavadoras, agua y pan, se juntan en esta autopista que divide las dos ciudades.

“Aunque han sido unos terremotos muy fuertes, la mayoría de las carreteras y puentes están en relativo buen estado, pero el tráfico es una complicación más que hay que tener en cuenta y que complica muchísimo la situación”, indica Mora.

En la zona afectada por los enormes temblores también existen problemas de comunicaciones, tanto con el teléfono como por internet, y tampoco hay electricidad.

“Toda la gente está en la calle“

“Toda la gente está en la calle, algunos edificios siguen derrumbados. Da mucho miedo, es terrible”, lamenta Mustafá. “Es difícil llegar a la gente porque hay muchas personas y necesitan tener servicios. Esto no se va a terminar después de dos o tres meses, ni de un año. Estamos intentando hacer lo que podemos”, añade.

Hospitales destruidos y no operativos
El terremoto también ha hecho que los hospitales de las ciudades afectadas se hayan quedado inutilizables. A las víctimas del temblor se suman también las personas que ya estaban enfermas o que necesitan una medicación especial.

“Los hospitales de Iskenderun, los dos, se han derrumbado. He oído que el hospital universitario está funcionando, pero no estamos seguros”, afirma Mustafá. “Hay personas con enfermedades crónicas, supervivientes que necesitan su medicación porque no pudieron cogerla cuando ocurrió el terremoto. Necesitan todo”, subraya.

Para apoyar esta falta de servicios médicos, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), en coordinación con el Ministerio de Defensa español y el Ministerio de Salud turco, está preparando un hospital de campaña entre Iskenderun y Antioquia.

“El hospital estará instalado mínimo 30 días. Tiene quirófano, maternidad, especialidades como traumatología, ginecología o pediatría y también una zona psicosocial. En total somos 82 personas”, cuenta el coordinador del campo técnico del hospital START, Paco Sigüenza.

El hospital se encuentra en un nudo de comunicación donde se cruzan las tres provincias limítrofes y además está a tan solo unos metros de un centro en el que se alojan refugiados. “En esta zona no hay quirófano. Nosotros tenemos uno para atender esas necesidades de cirugía mayores”, añade.

Problemas de seguridad debido a la desesperación
El hecho de que las tiendas estén cerradas en todas las ciudades y zonas afectadas por el terremoto hace que los ciudadanos, desesperados y como última alternativa, empiecen a robar algunos alimentos.

Los medios turcos informan de que algunas personas bloquearon carreteras para robar el contenido de los camiones que enviaban ayuda humanitaria. Además, alrededor de una veintena de saqueadores han sido detenidos.

Mora también destaca como uno de los principales problemas tras el terremoto es la “falta de accesos seguros para niños que están durmiendo en coches”. “Están en la calle todo el día esperando con sus familias. Son tantas cosas, que puede ser un poco abrumador”, añade.

Con información de RTVE

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