Inicio / Noticias / Estatal / El carnaval de Curahuango, traición que no termina

El carnaval de Curahuango, traición que no termina

(Por José Cruz Delgado)

Maravatio, Mich., 26 de enero de 2023.- Me pareció muy interesante el reportaje que se publicó hace unos días en el portal de noticias ViveMaravatío el carnaval de Curahuango, del municipio de Maravatío.
La fiesta de carnaval generalmente es vista como la fiesta de la carne o la celebración de lo mundano.

Según el portal, en América, se fusionaron las costumbres, las ideas y las celebraciones europeas con las fiestas paganas de los pueblos conquistados. Se dice que fue don Vasco de Quiroga, primer Obispo del estado de Michoacán, quien ideó la creación de un toro recubierto con un petate, figura que se convirtió, en uno de los elementos principales de los carnavales michoacanos, y que a la fecha sigue apareciendo como figura central de la celebración.
Originalmente los toritos danzaban acompañados de la música de tambores, trompetas y chirimías, pero hoy los acompañan bandas de música y las famosas y ancestrales maringuías, que enmarcan el baile por las calles de cada barrio de los pueblos, mientras a la par se dejan ver y escuchar los fuegos artificiales.
La fiesta de carnaval, como la danza del torito se lleva a cabo en diversas partes del estado de Michoacán. Muchos consideran a Tarímbaro como la cuna de los toritos de petate porque el testimonio escrito más antiguo que hay sobre esta manifestación alude a esa localidad; sin embrago, en San Miguel Curahuango, municipio de Maravatío, también la danza del torito y las maringuías tiene registros ancestrales.
Se supone que esta danza tuvo su origen en el «parakata uarakua», que en lengua purépecha significa danza de la mariposa. Como sucedía con muchas danzas que se ejecutaban desde antes de la llegada de los españoles, ésta también tuvo carácter ceremonial. Después de tantos siglos y distintas influencias, se transformó hasta ser parte de una manifestación festiva. En ella son tres los personajes representados: el sabio mayor (T´arepeti), la María (maringuía) y los K’urpiticha; los dos primeros son personajes únicos, mientras que los Cúrpites pueden llegar a ser hasta 40. Y especialmente es la Maringuía -como hoy se conoce al personaje representado por un hombre vestido de mujer- el que ha trascendido a este siglo y en especial en San Miguel, donde el Carnaval se ha convertido en una comparsa y celebración a la vida.
De entre todas las danzas de la región purépecha sobre sale una: la de los viejitos. Sin embargo, otra danza también de importancia, aunque no con tanto reconocimiento, es la danza del universo que ejecutaban, ya no chamanes o ancianos sabios, sino gente común con un solo chaman que representaba a tata jurhiata (el sol); una maringuía que representaba a nana Cuerapiri (la tierra) y otros elementos que representaban a los planetas restantes del sistema solar, y un elemento extra que representaba un cometa. Esta danza era ejecutada imitando los movimientos de estos astros en el universo.
Era una danza que requería un esfuerzo extraordinario de parte de los danzantes, y difícilmente podían encontrarse los cuatro personajes que ejecutaran la danza y para preservarla, enseñaron la danza a jóvenes que pudieran aguantar el ritmo y esfuerzo de la misma y aunque inicialmente sólo era acompañada con un teponaxtle (tambor), y una chirimía (flauta de carrizo o barro) al perder el sentido místico y ritual, se le fueron agregando músicos e instrumentos, así como danzantes.
En la época de la Reforma, los mestizos se apoderaron de la danza y le implementaron atavíos distintos, como listones de seda china, camisas, máscaras con rasgos hispanos y hasta de imágenes sacras, trajes de charro y camisas vaqueras, todo lo elegante y exótico tenía cabida en este festejo, que fue ubicado en el calendario religioso justamente en la época del carnaval. Así trascendió y la danza dejó de ser ritual, incrementó el número de participantes, así como de maringuías, las cuales empezaron a llevar un paso y ritmo distinto del grupo de danzantes, pues marcaron un paso muy femenino y recatado.
Toda esta herencia cultural se ve reflejada en el estado y especialmente en San Miguel Curahuango, Municipio de Maravatio, Michoacán, donde el Carnaval inicia con la alegría de un pueblo, el entusiasmo por la vida y el desapego a las normas. Todos los habitantes de San Miguel participan en la danza, en la música o sólo como espectadores, pero en cada uno de ellos se simboliza una parte de nosotros mismos, de nuestra humanidad.
Los habitantes de San Miguel Curahuango buscan mantener la tradición como lo hicieron sus antepasados, que permitieron la llegada de nuevas costumbres e ideas de otras regiones, que formaron parte de sus orígenes sincréticos.
El Carnaval en San Miguel lo hacen las instituciones educativas, los centros religiosos, las asociaciones civiles, los grupos musicales y la población nativa del lugar o visitantes. Cada uno aporta algo nuevo para engrandecer la festividad y mantener la tradición que inevitablemente pasará a las nuevas generaciones. Su preocupación por hacer este rescate cultural los ha llevado a crear escuelas donde se enseñan danzas tradicionales autóctonas y donde se elaboran documentos que explican el origen y evolución de cada tradición.
La danza del torito, principal participante en el desfile de carnaval, sigue siendo una de las figuras centrales en esta festividad, que aunque en otros lugares también existe aquí en San Miguel tiene su propio matiz. En entrevista el maestro Juan Miguel Núñez Santillán, historiador y promotor cultural en San Miguel Curahuango, nos dice que la danza del torito se estableció después de la colonización y que es originaria de San Miguel. Él mismo nos explica lo que representan ahora cada uno de los personajes que desfilan danzando al compás de la música de la vida.
La danza del torito como las maringuías tienen su propio espacio pues son ellos quienes representan la mayor carga simbólica en el desfile. El toro, quien da el nombre a la danza, es principalmente un agregado psicológico, es la evasión a la maldad representada por el diablo que intenta cazarlo, así el toro convierte su propia danza en una forma de eludir la maldad. Los apaches, son la remembranza de aquellos indígenas nómadas que alguna vez llegaban a San Miguel, danzaban y hacían sus propios rituales, estos antiguos guerreros son la fuerza del hombre que se niega a envejecer, la lucha diaria por la fortaleza y la vida.
El colorido carnaval que los habitantes de San Miguel Curahuango organizan es la representación de los siete pecados capitales, y la feroz lucha por liberarse de ellos y purificar el espíritu e iniciar «como dios manda» la cuaresma. El martes de carnaval después de ayunar, limpios de todo mal rompen sus vestidos, para así abandonar el mal en esas vestiduras viejas. Un personaje importante en la danza del torito es la maringuía, hombres vestidos de mujer y cuyo significado se remonta a épocas antiguas cuando el hombre era el único que iba a luchar, y para representar lo femenino se vestían de mujer, porque la dualidad hombre mujer siempre ha sido y es muy importante, ya que ambos trabajan en conjunto para sustentar la vida, recordando aquella danza de la que nos hablan los estudiosos, la danza del universo que por agredir la inteligencia de los conquistadores fue desaparecida.
Tomado del portal de noticias ViveMaravatío.

Ver también

Cirugías para personas con discapacidad (Columna Política «Alcaldes y Gobernadores»)

Columna Política «Alcaldes Y gobernadores», Por Gustavo Rentería (25-XI-2024).- De acuerdo al Censo de Población …

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *