*¿REGRESARÁ LA ÉPOCA DE LAS HACIENDAS?
*AMLO Y MORENA PRIVATIZAN EL CAMPO.
*NEGRO PANORAMA PARA EL CAMPESINADO.
*AUMENTA EL RENTISMO DE TIERRAS.
*AUMENTARÁ LA DEUDA PÚBLICA FEDERAL EN EL 2023.
«La Columna», Por José Cruz Delgado (13-XI-2022).- El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, sus legisladores y achichincles del PT y PVEM, le arrimaron buena chinga al campesinado mexicano al reducir aún más los apoyos dejándolos en la orfandad, lo peor de todo es que tendrá que recurrir a la banca privada para solicitar créditos, créditos que no podrán pagar por las altas tasas de interés y, al no hacerlo, sus tierras les podrán ser embargadas y pasar a manos de los acaparadores que a la postre se convertirán en grandes latifundios y se regresará a la época de las haciendas, y los que eran dueños de tierras se convertirán en peones, así de retrógadas son el presidente y aliados.
De acuerdo a un análisis hecho por la CNC, y por el diputado federal Roberto Carlos López García, secretario general de dicha agrupación a nivel nacional, ante la disminución de programas que alientan la productividad en el campo y el aumento presupuestal a los programas de tipo asistencial, Segalmex, Liconsa, Diconsa, Producción para el bienestar (antes PROCAMPO), la productividad del sector se ha visto afectada negativamente.
La Banca de Desarrollo en inoperancia. La Financiera rural, sin presupuesto y por lo tanto, sin colocación de créditos al sector productivo agroalimentario.
En complemento FIRA, al ser banca de segundo piso, los criterios para el otorgamiento de créditos los fija la banca privada, con cuyos requisitos y tasas de crediticias, hacen inaccesible el crédito para la gran mayoría de los productores agroalimentarios.
Igual situación priva en el seguro agropecuario, sin instrumentos de apoyo que ha incrementado los riesgos de pérdidas por fenómenos agroclimáticos y que está absorbiendo el propio productor.
Se detectan ya en el campo, grandes superficies que se quedaron sin sembrar este ciclo primavera-verano, también un incremento en el rentismo de tierras a los agroempresarios que son los que pueden invertir con sus propios recursos, en cultivos de alta rentabilidad, y; los pequeños productores han quedado al desamparo.
Con información del SIAP, en el 2020 se sembraron 18.0 millones de hectáreas, cifra similar en 2021 y en el 2022 son 17.2 millones de hectáreas, lo que representa cerca de un millón de hectáreas menos, de lo que podemos deducir, habrá una caída en el volumen de producción y el incremento en los precios de la canasta básica, que ya ubica en alrededor del 25% con respecto al año inmediato anterior.
Por otra parte; existe un histórico decremento en las importaciones. En estos primeros ocho meses, más de 4,600 millones con respecto al año anterior. Lo que pone en mayor alerta es que son productos básicos, como lo granos y cereales (maíz, trigo), oleaginosas, lácteos, huevo y miel entre los principales. Sin bien, la balanza comercial sigue siendo positiva con alrededor de 5 mil millones de dólares, esta sigue decreciendo, ya que en el 2020 fue de más de 8,600 millones de dólares.
Hay que considerar además que en este superávit se consideran las exportaciones de cerveza, tequila y mezcal, con 4 mil millones de dólares productos industriales en los cuales muy poco se ven beneficiados los productores nacionales, puesto que son las grandes empresas exportadoras las que ganan. De igual forma el aguacate que aporta más de 2,500 millones, tomate fresco, con cerca de 2 mil millones y productos de panadería con más de 1,400 millones de dólares. Es decir; la significancia de las exportaciones está fincada en muy pocos productos y en los que muy poco participa el sector social productivo nacional. Y, además, si observamos, éstas son cadenas productivas consolidadas, que no reciben ningún apoyo del Gobierno. Es gracias al esfuerzo organizativo y empresarial que éstas han desarrollado.
En ganadería, por la falta de programas y presupuestos, se ha perdido el estatus zoosanitario de gran parte de los municipios del país, libres de brucella y tuberculosis, acreditación que les permitía la exportación de cárnicos.
Las perspectivas para 2023, no se ven nada halagüeñas, la economía mundial en plena desaceleración y con posibilidades en países en desarrollo de entrar en recesión.
Con indicador de tasa de inflación acumulada a septiembre del 6.2% y que se espera que cierre en más del 9%.
Con una propuesta de paquete económico 2023 con enfoque al gasto social y a los programas emblemáticos del Presidente de la República, Un presupuesto deficitario en 1.1 billones, ya que los egresos serán por 8.2 billones y los ingresos por 7.1 billones, déficit que irá a parar a la Deuda Pública con su consiguiente carga financiera.
México con una proyección de crecimiento de 2.1% para el cierre de 2022 y de solo 1.2% para el 2023, poca es la capacidad de maniobra para la distribución de los recursos, que para el campo, debieran ser focalizados a generar infraestructura y equipamiento productivo, que es lo que impulsa la productividad, la generación de ingresos y sostenibilidad del sector, concluye dicho análisis.