14 de octubre del 2022.- La guerra de Ucrania ha vivido esta semana una campaña de bombardeos rusos de largo alcance cuyo objetivo principal han sido las infraestructuras energéticas, y que han tenido lugar tras el atentado contra el puente de Kerch en Crimea. En esos ataques, Rusia ha usado misiles de crucero, un arma de precisión y alto coste, pero también un aparato mucho más pequeño y barato que hizo su aparición en el teatro de operaciones ya en septiembre: drones «suicidas» fabricados en Irán.
Rusia no ha hecho ningún comentario sobre el uso de estos drones o vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), mientras Irán ha negado haberlos proporcionado a Moscú. Pero los restos recuperados por los ucranianos parecen demostrar que se trata de los modelos Shahed («mártir», en persa) 131 y 136. Las autoridades ucranianas aseguran que los han detectado en los bombardeos sobre Kiev, Járkov, Odesa y otras ciudades.
¿Qué son los drones Shahed?
El uso de UAV en la guerra de Ucrania no es nuevo. El conflicto está siendo, desde el principio, una guerra de drones, en la que se han podido avistar todo tipo de aparatos, incluyendo modelos comerciales adaptados para transportar granadas.
El Shahed es un aparato aéreo teledirigido desarrollado por la compañía HESA y que entró en servicio en 2021. Con un rango de acción que se supone de 2.500 kilómetros (aunque los expertos consultados creen que es mucho menor, de unos 1.000 kilómetros), tienen unos tres metros de largo y dos metros de envergadura.
Son del tipo «suicida» porque no son recuperables, sino que se autodestruyen en el ataque lanzándose contra el objetivo, de manera similar al Switchblade, un modelo estadounidense del que disponen los ucranianos. Sin embargo, el Switchblade es de mucho menor tamaño, tan pequeño que puede transportarse en una mochila.
El tamaño es muy importante: mientras el Switchblade puede transportar una carga explosiva de entre 800 gramos y un kilo, el Shahed puede llevar unos 30-50kg de explosivo, por lo que puede hacer mucho más daño.
También se les califica como «munición merodeadora», porque despegan sin un objetivo concreto y sobrevuelan una zona determinada hasta que encuentran uno.
Según la Inteligencia Militar británica, su vuelo a baja altura y su lentitud los convierten en un objetivo fácil de las defensas antiaéreas. Pero se lanzan en «enjambres» (en grupos de cinco aparatos o más), con lo que saturan los sistemas de defensa y desbordan su capacidad. Eso aumenta la probabilidad de que al menos uno de ellos consiga pasar las barreras defensivas y alcanzar su objetivo. Además, puede que un ataque de los Shahed mantenga ocupados a las defensas mientras se produce otro ataque mayor.
Estados Unidos ya advirtió en julio de que Rusia había comprado «cientos» de estos drones a Irán, y Reino Unido cree que los ha usado al menos desde agosto.
Fuentes ucranianas citadas por Ap aseguran incluso que monitores iraníes se han desplazado hasta los territorios ocupados por Rusia en el este del país para entrenar formar a los rusos en el uso de los Shahed.
Irán ha reconocido la colaboración militar con Rusia, pero no ha confirmado la venta de los drones y ha asegurado que no haría nada que contribuyera a aumentar la escalada en Ucrania.
Repercusión en el campo de batalla
Juanjo Fernández, analista de temas de defensa, explica a RTVE.es que las ventajas del Shahed para los rusos son su mayor autonomía y una «carga militar» importante, con mayor potencia explosiva. «Permite destruir blindados o baterías de artillería con daños en varias a la vez y matando a varias personas. Ya se sabe que han tenido éxito en alguna ocasión».
No obstante, son poco «sofisticados» y fáciles de derribar. Su uso pone de nuevo de manifiesto una de las circunstancias de la actuación militar rusa en esta guerra que más ha sorprendido a analistas de todo el mundo: la infrautilización de su aviación y su incapacidad para controlar totalmente los cielos ucranianos.
«Los rusos tienen necesidad de algún tipo de ofensiva desde el aire, cuando con la aviación no son capaces – abunda Fernández – Si hubieran detectado antes esta necesidad, hubieran diseñado su propio dron».
“Los rusos tienen necesidad de algún tipo de ofensiva desde el aire, cuando con la aviación no son capaces“
«La aviación está desaparecida por varios factores – continúa – : la escasez de armas guiadas, la incapacidad para coordinarse con la fuerza antiaérea (es decir, el miedo a ser derribados por sus propios misiles) y la falta de instrumentos adecuados de designación de objetivos». Eso les obliga a hacer ataques a baja altura, y ahí son blanco de la defensa antiaérea ucraniana, que se está demostrando «letal», en especial en el corto alcance, según Fernández, gracias al material facilitado por Occidente.
Fernández cree que el uso de drones en ataques a infraestructuras señalan un «cambio de estrategia» de Rusia. «Los objetivos militares y vitales están muy bien defendidos. Ahora intentan minar la moral de la población, dejándoles sin luz, y para eso usan lo que les queda: misiles de crucero y drones».
José Manuel Sanjurjo, vicealmirante retirado y miembro de la Real Academia de Ingeniería, cree que la aparición de los Shahed «no va a cambiar para nada las condiciones de combate. No es un arma que cambie un escenario, para nada».
En cambio, Sanjurjo señala a otra de las adquisiciones rusas a Irán: el Mohajer, otro UAV pero más grande (unos 10 metros), con mayor carga explosiva. «Esta sí es un arma muy peligrosa» – declara a RTVE.es.
«Su eficacia depende de cuál sea el tipo que han proporcionado a los rusos y los avances que hayan conseguido – continúa -; no sabemos si pueden atacar blancos móviles, en cuyo caso sería un arma complicada para las unidades acorazadas. Tampoco se sabe si son capaces de designar un objetivo. Este segundo tipo sí puede tener influencia en el campo de batalla».
Ucrania responde: más sistemas antiaéreos y lucha anti-dron
La oleada de bombardeos rusos de esta semana ha provocado que la OTAN haya acelerado el envío de sistemas de defensa antiaérea. Reino Unido ha cedido cohetes Amraam, que pueden derribar misiles de crucero, mientras Alemania y otros países enviarán sistema Arrow y Patriot. España, por su parte, va a colaborar con cuatro lanzaderas de misiles Hawk.
José Manuel Sanjurjo advierte que las defensas antiaéreas son más adecuadas para neutralizar los misiles baísticos o de crucero. En cambio, la mejor medida contra los drones es interferir sus señales GPS para que se queden sin guía.
«La guerra electrónica es tremendamente eficaz, porque tanto los misiles balísticos, como los de crucero y los UAV utilizan un sistema de guía con el GPS ruso», argumenta.
“Lo que sale a relucir es que el Ejército ruso no es una fuerza del siglo XXI“
En esa línea, EE.UU. ha anunciado que enviará inhibidores a Kiev, aunque deberán ser de gran potencia para conseguir neutralizarlos a larga distancia.
Para el vicealmirante retirado, es llamativo que Rusia no haya sido capaz de disponer de sus propios drones, «con la cantidad ingente de presupuesto que ha invertido en armas en la última década». «Lo que sale a relucir es que el Ejército ruso no es una fuerza del siglo XXI. Un Ejército moderno, como el de la OTAN y EE.UU., tiene ser multidominio, para actuar en un espacio de combate digitalizado, interconectado y robotizado, que permite aplicar la fuerza en el momento y lugar adecuados con persistencia. Rusia no ha sido capaz funcionar así».
«Los drones han llegado para quedarse, son armas complementarias», subraya por su parte Juanjo Fernández, pero su uso puede ser un síntoma de debilidad «cuando se convierte en tu última capacidad para atacar».
Con información de RTVE de España