Columna Política «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (19-IX-2022).- Las fiestas patrias son tiempo propicio para la exaltación del sentimiento nacionalista puro. El presidente López Obrador no escapó a su influencia.
POR LA NEGATIVA
Durante el Grito se exaltó con vivas a los héroes de la independencia y los héroes anónimos, siguieron los vivas a valores y categorías políticas, las cuales cerró con la soberanía, la fraternidad y la paz. En segundo orden lanzó mueras al segregacionismo social. Casi un resumen de discurso.
En la parte alusiva al 16 de septiembre, el tema fue demandar un comité internacional que establezca un armisticio de cinco años en el conflicto de Ucrania,; ese organismo se formaría por el Papa Francisco, el secretario General de la ONU, Antonio Guterres y el primer ministro de la India, Narendra Modi.
Un asesor del presidente de Ucrania, Zelensky, dio la respuesta al calificarlo de un “plan ruso”, debido a que el impasse serviría al interés de Putin.
El planteamiento ha suscitado una confrontación entre los que consideran la demanda de López Obrador un acierto que abre las puertas al otorgársele el Premio Nobel de la Paz.
1. COSTO HUMANO: En la parte opuesta se le considera fuera de lugar y tiempo, ya que México sufre su propia guerra con efectos aún superiores, cifras que se disparan hasta 350 mil bajas en once años y con alrededor de 100 mil desaparecidos; en la parte del Europa del Este suman 5 mil 800 civiles.
2. AYUDA INTERNACIONAL: El apoyo que otorga Estados Unidos a Ucrania cifra en alrededor de 10 mil millones de dólares; México no recibe ayuda militar, el Plan Mérida se canceló. En marzo de 2022 AMLO dijo en la mañanera que no queremos “ayuda militar”; solo el apoyo bilateral al desarrollo aprobado por el Congreso de EEUU es del orden de 158 millones de dólares.
La comparación es desproporcionada debido al peso marcado por los intereses del complejo bélico industrial y los tiempos de campaña electoral donde se juega el control del Capitolio y la reelección de Biden. Los Estados Unidos prefieren controlar o frenar el poder militar de Rusia que propiciar el desarrollo de su país vecino, a quien se acostumbraron a dominar.
En la relación bilateral predomina un manejo geopolítico a partir del control de fronteras, la política del narcotráfico con enfoque de dominio hegemónico ideológico continental, a la que se añade el contrabando de armas de asalto entregada a los carteles delictivos, la suma de todos estos factores permiten el surgimiento de cuerpos armados de ocupación territorial al servicio de intereses extranjeros cuyo propósito es la desintegración del Estado.
Así es como se conoce a la llamada guerra híbrida, o de rostro oculto, es la que padecemos. La de Ucrania es una guerra definida por Clausewitz, “como la continuación de la política por otros medios” y que ahora concierne a las potencias.
La primera destruye al Estado, en tanto la otra, es una redefinición entre Estados.