Columna Política «Diputado 501», Por Antonio TENORIO ADAME (02-IX-2022).- El Presidente Andrés Manuel López Obrador con su gran capacidad de comunicación vinculada con los ciudadanos ha propiciado un distanciamiento con otros poderes.
Al privilegiar la función de Jefe de Gobierno ha dejado atrás su compromiso de Jefe de la Nación, como se desprende de su IV Informe, donde la política exterior aparece marginalmente, el Poder Legislativo es subordinado, y el Judicial puesto en duda su integridad jurídica. Veamos
POR LA NEGATIVA
El Presidente subordina al Congreso, según se revela al entregarse el IV Informe sobre “el estado general que guarda la administración pública del país”, donde primero se abrió un receso en la sesión general del Congreso con el fin de esperar al secretario de Gobernación, Adán López, quien tenía el encargo de entregarlo al presidente de la Mesa Directiva, el diputado Santiago Creel.
El descalabro al Congreso no es una minucia de protocolo, sino se trata de una evaluación de las relaciones que guardan los poderes de la república, el cual significa un desdén del Poder Ejecutivo al Legislativo.
Los tiempos cambian y las relaciones de poder también; durante alrededor de 180 años los Presidentes de la República rendían pleitesía de respeto a la soberanía depositada en la representación del Congreso, asistían a informar a la Nación.
Con la reforma a la Constitución durante el sexenio de Felipe Calderón, en el 2008, al artículo 69, se eliminó la obligación de entregar personalmente el Informe, con lo que se perdió el ceremonial del encuentro de poderes donde el Presidente reconocía la primacía del Legislativo. Un agravio que se profundiza con el pragmatismo del presidente AMLO.
La ceremonia de la apertura de sesiones ordinarias del Congreso se vio acompañada, en coincidencia a la misma hora, por la reunión del presidente AMLO en Palacio Nacional donde dio a conocer el contenido de dicho testimonio, la composición de la reunión fue definida por el propio Jefe del Ejecutivo, como una “reunión de amigos y amigas, y pueblo de México” conceptos que sustituyen a la de Nación que es el destinatario del mensaje según la Constitución.
El secretario de Gobernación, Adán López, se vio atrapado en la coincidencia de horarios de dos compromisos que cumplir, con la diferencia de que la entrega del Informe presidencial revestía una responsabilidad constitucional. El Congreso ha sido agraviado por quien debe observar el equilibrio de poderes.
POR LA AFIRMATIVA
El sistema presidencial en México se agota; tiene razón Andrés Manuel cuando afirma que ha cumplido con el cambio de régimen, como ofreció en campaña, pero no por enfrentar la corrupción, sino más bien porque en su manejo de gobierno dio preferencia a la Presidencia de Gobierno sobre la de Jefe de la Nación. AMLO dio paso a la figura de Jefe de Gobierno.
La presentación del IV Informe no guardó la estructura funcional o por ramos de la administración, sino un relato personal de los logros alcanzados. Como se desprende de su lectura se avoca a mencionar preferentemente la política interior, queda fuera del examen la política internacional, prácticamente no existe otro plano de política más que el de la nación.
La designación de la Mesa Directiva del Senado de la LXV Legislatura registró un hecho importante con la celebración de tres ejercicios de emisión de votos por cédula para que al final resultara electo el senador Alejandro Armenta. Un proceso de elección nunca antes visto.
En el primer intento, la contienda se presentó entre dos candidatos de la fracción de Morena, Higinio Martínez y Armenta, el primero surgió como un saldo de la designación de la candidatura del Estado de México, donde quedó eliminada la intención de compensarlo con presidir el Senado, sin alcanzar esa compensación.
En el segundo intento, volvió a dividirse la votación con el senador Monreal y Armenta sin que este último tampoco se alzara con la mitad más uno de los senadores presentes en la asamblea. No fue sino hasta el tercer intento que se logró una mayoría simple que dio paso al nuevo presidente de los senadores.
El desaguisado es producto del desaire del gabinete de gobierno de no asistir a la reunión del grupo de Morena que llevó al presidente de la JUCOPO, senador Ricardo Monreal, a expresar que “el Senado no es oficialía de partes”, y, entre otras afirmaciones de identidad, declaró “ el Senado como un poder autónomo”, con lo que se quiso decir un poder representante de la soberanía de los Estados.
El Presidente se siente incómodo por el Congreso porque no aprueba sus propuestas.
Algo ocurrió que llevó al Presidente a enviar su iniciativa preferente de unir a la Guardia Nacional al Ejército, fuera de la sesión de Congreso como se había ofrecido, y fue enviada al día siguiente, 2 de agosto. Es muy posible se dieran cuenta de la imposible entrega_sesión de Congreso General. El Presidente sabe que es inconstitucional el proyecto de decreto, a pesar se envía por considerar que la disciplina del Ejército es primordial a la formación de la Guardia Nacional.
El presidente AMLO envió a la Corte para que ella decida. Se trata de cubrir formas aunque se conoce el resultado adverso de la aprobación de la oposición y su impugnación ante la Corte. No admite se le contradiga y busca por la vía de los hechos demostrar su poder y su razón. Acusa a los nombrados ministros en su administración de haberse “equivocado” porque no siguen sus instrucciones en materia de prisión preventiva oficiosa, ¿en revés de responsabilidad pública?
PARA EFECTOS CONSTITUCIONALES
El sistema presidencial está agotado en su naturaleza y en sus funciones, como afirma el jurista Manuel González Oropeza. En doscientos años se han demostrado fallas estructurales y excesos de poder que el elector tiene que soportar por el periodo al cual fue electo.
Enseguida considera que “en nuestra historia, el Presidente ha sido una figura compleja que estropea el desarrollo nacional. Tanto por su poder acumulado, como por la lucha que propicia entre la clase política, militar y social para acceder al cargo, así como para sostenerse en el declive; la Presidencia de la República ha sido piedra de toque en todos los conflictos nacionales y, generalmente, ha retrocedido o bloqueado el desarrollo de México.
La razón quizá no está tanto en las personas, sino en la institución: el sistema presidencial, concluye el exmagistrado, «ha sido un fracaso en México, debemos cambiarlo”.