03 Agosto 2022 Asuntos económicos
Es inmoral que las empresas de petróleo y gas obtengan beneficios récord de la crisis de energía, la grotesca avidez de riqueza castiga a la gente más y destruye el planeta, dice el titular de la ONU, argumentando que un impuesto a esas ganancias enviaría un mensaje firme a los mercados para invertir en energías renovables.
“Es inmoral que las compañías de petróleo y gas obtengan ganancias récord de esta crisis energética a costa de las personas y comunidades más pobres y con un costo enorme para el clima”, apuntó este miércoles el Secretario General de las Naciones Unidas.
En la conferencia de prensa para presentar el tercer informe del Grupo de Respuesta de la ONU a la Crisis sobre el impacto global de la guerra en Ucrania, António Guterres recordó que las ganancias combinadas de las empresas energéticas más grandes alcanzó cerca de 100.000 millones de dólares en el primer trimestre de este año y consideró que debe haber un impuesto sobre dichas utilidades.
“Urjo a todos los gobiernos a gravar estas ganancias excesivas y a utilizar los fondos para apoyar a las personas más vulnerables en estos tiempos difíciles”, dijo.
Guterres fue enfático al afirmar que “esta codicia grotesca está castigando a las personas más pobres y vulnerables, mientras destruye nuestro único hogar común, el planeta”, por lo que llamó a la población a enviar un mensaje claro al rubro de los combustibles fósiles y a sus financiadores, disminuyendo la demanda de hidrocarburos para obligarlos a invertir en energías limpias.
El Secretario General António Guterres habla ante la prensa en la sede de la ONU en Nueva York.
“Gravamen popular, lo garantizo”
Cuestionado sobre la popularidad que tendría ese tipo de gravamen, Guterres respondió: “nada sería más popular que gravar las ganancias excesivas de las compañías de petróleo y gas y distribuir ese dinero entre las familias más vulnerables. No veo ningún problema de popularidad en esto, habría un problema de cabildeo y el cabildeo es muy poderoso cuando se definen las políticas, sabemos que eso pasa y que no es muy digno. Pero en cuanto a popularidad, les garantizo que sería extremadamente popular”.
“La verdad es que hemos visto ganancias excesivas, escandalosas en la industria del petróleo y el gas en un momento en el que todos estamos perdiendo dinero (…) todos estamos viendo nuestros ingresos mermados y de pronto tenemos a un reducido grupo que ha contribuido enormemente al cambio climático y que se está beneficiando de esta situación. Lo que estamos diciendo es que esas ganancia excesivas deben pagar impuestos y que el dinero que se obtenga con ese gravamen se debe poner a disposición de los más vulnerables y golpeados precisamente por los altos precios que benefician a un número muy limitado de compañías en el mundo”, precisó.
Tras exponer esta primera de las cuatro recomendaciones que contiene el informe del Grupo de Respuesta, el titular de la ONU planteó la segunda: que todos los países, en especial los desarrollados, deben gestionar la demanda de energía. “La conservación de energía, la promoción del transporte público y las soluciones basadas en la naturaleza son esenciales para esto”, acotó.
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Acelerar la transición
Una tercera recomendación fue acelerar la transición hacia las energías renovables, que en la mayoría de los casos son más baratas que los combustibles fósiles.
En este punto, insistió en que las tecnologías de almacenamiento, incluidas las baterías, deberían convertirse en bienes públicos.
Los gobiernos deben ampliar y diversificar las cadenas de suministro de materias primas y tecnologías de energía renovable, además de eliminar los trámites burocráticos en torno a la transición energética y cambiar los subsidios a los combustibles fósiles para apoyar a los hogares vulnerables e impulsar las inversiones en energía renovable, explicó.
Guterres abogó también por brindar ayuda a las personas, comunidades y sectores más afectados, con esquemas de protección social y alternativas de trabajo y medios de vida.
Financiamiento a gran escala
La cuarta recomendación se refiere a incrementar el financiamiento privado y multilateral a gran escala para la transición hacia la energía verde.
Recordó que las inversiones en energía renovable deben multiplicarse por siete para cumplir con el objetivo de cero emisiones netas de carbono, por lo que exhortó a los bancos multilaterales de desarrollo a asumir más riesgos para ayudar a que los países a elaboren marcos regulatorios adecuados y modernicen sus redes eléctricas.
“Conmino a los accionistas de esos bancos a que ejerzan sus derechos asegurándose de que sean aptos para tal propósito”, añadió.
Antes de terminar su presentación, Guterres reiteró que todos los países tienen un papel en la crisis de energía y que todos están atentos a lo que hacen los otros.
“No hay lugar para la hipocresía. Los países en desarrollo no carecen de razones para invertir en energías renovables. Muchos de ellos están viviendo con los severos impactos de la crisis climática (…) Lo que les falta son opciones concretas y viables”, puntualizó.
En tanto, agregó, los países industrializados instan a esas naciones a invertir en energías renovables sin brindar suficiente apoyo social, técnico o financiero.
El Secretario General lamentó que algunos de países desarrollados estén otorgando subsidios universales a las gasolineras, mientras que otros están reabriendo plantas de carbón.
“Justificar tales medidas, incluso de forma temporal, es difícil”, aseveró, y añadió que, si se hace, debe ser por tiempo limitado y con el fin de aliviar a la población más pobre y vulnerable, sin descuidar la pronta transición a las energías renovables.
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Transferencia de tecnología
En la divulgación del informe también participó la secretaria general de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), quien desde Ginebra aunó su voz a la de António Guterres para manifestar la necesidad de que las compañías de energía paguen impuestos sobre las utilidades obtenidas durante la crisis para beneficiar a la población más necesitada.
Del mismo modo, Rebeca Grynspan resaltó que es imperativo “aumentar el financiamiento y la transferencia de tecnología hacia los países en desarrollo y hacia los que más carecen de energía en el mundo”.
Más personas con hambre
El tercer informe del Grupo de Respuesta alerta de que el mundo atraviesa una crisis global alimentaria, energética y financiera en la que hasta 345 millones de personas de 82 países padecerán inseguridad alimentaria aguda para finales de 2022.
Asimismo, destaca que uno de los efectos de esa conflagración será que 47 millones de personas más se sumen a las filas del hambre.