18 Diciembre 2021 Migrantes y refugiados
Las crudas imágenes de fronteras cerradas y familias separadas se han vuelto más comunes en el contexto de la pandemia de COVID-19. El titular de la ONU reconoce las contribuciones que hacen al mundo las personas que dejan su país y aboga por una migración digna y segura. Hasta 2020 había 281 millones de migrantes internacionales.
“Nunca ha sido tan urgente como hoy demostrar solidaridad con las personas migrantes”, afirmó este sábado el Secretario General de las Naciones Unidas con motivo del Día Internacional del Migrante, celebrado cada 18 de diciembre.
En su mensaje para la jornada, António Guterres recordó que en la actualidad hay más individuos que en ningún otro momento de la historia viviendo en un país diferente al propio y enfatizó que aunque muchas personas emigran por elección, muchas más abandonan su hogar por necesidad.
Los datos de la ONU muestran que en 2020, 281 millones de personas o el 3,6% de población mundial, eran migrantes internacionales.
Estigma, xenofobia y racismo
Sin embargo, esas personas “siguen siendo objeto de estigmatización, desigualdades, xenofobia y racismo generalizados”, lamentó Guterres.
Añadió que las mujeres y niñas migrantes enfrentan un mayor riesgo de violencia de género y tienen menos opciones para buscar apoyo.
“Con el cierre de las fronteras, muchas personas migrantes han quedado varadas sin ingresos ni vivienda, sin poder volver a su hogar, lejos de su familia, y con un futuro incierto” dijo.
Todo esto pese a que durante la pandemia los migrantes han enriquecido las sociedades de todo el mundo y a menudo han constituido la primera línea de respuesta como parte del personal científico, sanitario y esencial.
Guterres consideró que el mundo necesita una cooperación internacional más eficaz y una perspectiva más compasiva para aprovechar el potencial de la movilidad humana.
ACNUR BielorrusiaLos migrantes sorportan condiciones terribles en la frontera de Bielorrusia y Polonia
Gestión humana de las fronteras
“Ello supone gestionar las fronteras humanamente, respetar por completo los derechos humanos y las necesidades humanitarias de todas y todos y velar por que los planes nacionales de vacunación contra el COVID-19 incluyan a las personas migrantes”, acotó.
También supone reconocer el valor que tienen para ellas y para los países de acogida los cauces ordinarios de entrada, así como abordar las causas que subyacen a la migración, como las grandes desigualdades, y combatir el tráfico ilegal y la trata de personas.
“En el Día Internacional del Migrante, reafirmemos nuestra determinación de lograr una migración segura y digna”, concluyó el Secretario General, aludiendo al Pacto Mundial sobre Migración.
Imágenes crudas y frecuentes
Este año, la jornada internacional ocurre casi 70 años después de la histórica conferencia de Bruselas que condujo al establecimiento de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El director general de esa agencia de la ONU, António Vitorino, señaló que las crudas imágenes de fronteras cerradas y familias separadas, en medio del desorden económico impulsado por la pandemia se han vuelto más comunes en los últimos años.
Para Vitorino, la emergencia sanitaria también ha generado una nueva ola de sentimiento antimigrante, al igual que el uso de los migrantes como fichas de cambio políticas.
“Ambas cosas son inaceptables”, puntualizó.
Argumentó que la respuesta a la pandemia ha subrayado la importancia de los trabajadores migrantes para mantener a todos a salvo.
ACNUR/Rocco NuriSolicitantes de asilo congoleños hacen cola para someterse a un control de seguridad y sanitario en Zombo, cerca de la frontera entre Uganda y la República Democrática del Congo.
Impacto social y económico
Vitorino destacó el impacto social y económico positivo de los migrantes en los países donde residen y de las remesas por 540.000 millones de dólares enviadas en 2020 a sus países, generalmente de renta baja y media.
El responsable de la OIM aseveró que para aprovechar todo el potencial de la movilidad humana, los gobiernos deben pasar de las palabras a la acción e incluir a los migrantes, independientemente de su condición jurídica, en sus planes de recuperación social y económica.
Asimismo, continuó, los países deben reforzar los canales legales migratorios que respeten la soberanía nacional y los derechos humanos de las personas en movimiento.
“Un enfoque integral requiere que dejemos de lado la postura defensiva que con demasiada frecuencia victimiza a las personas a lo largo de sus viajes migratorios”, puntualizó Vitorino.