14 Diciembre 2021 Salud
Las interrupciones en las cadenas de suministro de alimentos a causa del COVID-19 empujaron al alza la cifra de personas con inseguridad alimentaria grave en la región, que llegaron a 22 millones, o 2,4% de la población en 2020, siete millones más que en 2019. La mayor incidencia ocurrió en los Balcanes Occidentales, Asia Central y el Cáucaso.
La pandemia de COVID-19 provoca estragos en los avances mundiales contra el hambre: entre 2019 y 2020, la población con un consumo insuficiente de alimentos pasó del 8,4% al 9,9% a nivel global, aunque en la región de Europa y Asia Central esa tasa fue de 2,4%, destacó este lunes la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Lo que parece una buena noticia para esa región, no obstante, marca un retroceso puesto que las interrupciones en los mercados, el comercio y las cadenas de suministro de alimentos llevaron a que siete millones de personas se sumaran al colectivo que sufrió inseguridad alimentaria grave, que alcanzó un total de 22 millones, o el 2,4% de la población, apuntó la agencia.
En cuanto a los habitantes que padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave, definida como la falta de acceso a alimentos seguros, nutritivos y adecuados, se incrementaron en 14 millones, a 111 millones u 11,9% de la población.
En su informe Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en Europa y Asia Central, la FAO detalló que la proporción de la población afectada por ese flagelo es más alta en las naciones de los Balcanes Occidentales, Asia Central y el Cáucaso.
Suministros básicos como el agua potable son escasos en el este de Ucrania.
Sobrepeso y obesidad
El estudio subraya, por otra parte, que la región registra una tasa muy superior al resto del mundo de sobrepeso y obesidad. La prevalencia de adultos obesos aumentó del 17,2% en 2000 al 23,3% en 2016, una cifra muy por encima de la tasa mundial, que subió del 8,7% al 13,1% en el mismo periodo. Todas las subregiones tuvieron valores superiores al 20%.
El representante regional de la FAO para Europa y Asia Central, Vladimir Rakhmanin, advirtió que las desigualdades nacionales y subregionales en el acceso a los alimentos y la nutrición crecerán “en vista de que las respuestas de las políticas ante una pandemia varían enormemente según el nivel de riqueza y la voluntad política de cada país”.
En este sentido, llamó a los gobernantes a garantizar que la región de Europa y Asia Central “avance hacia la obtención de alimentos y nutrición suficientes para todos, con el compromiso de no dejar a nadie atrás”.
La FAO reconoció que la región ha conseguido un progreso importante en la reducción de diversas formas de desnutrición, incluido el retraso del crecimiento infantil, la emaciación y el bajo peso al nacer.
Sin embargo, recalcó que Europa y Asia Central se encuentra en peor posición con respecto a la lactancia materna exclusiva, el sobrepeso infantil y la obesidad adulta. Los datos y las tendencias son especialmente alarmantes para la obesidad en adultos en todas las subregiones, y la pandemia podría agravar aún más el problema.
El informe señala que, pese a las recientes mejoras en la reducción del sobrepeso entre los niños, la región se mantiene arriba del promedio mundial, con un 7,1%.
Un problema de toda la región
De acuerdo con la agencia de la ONU, la resiliencia de toda la región depende de la provisión de un esfuerzo sólido en las subregiones y agrega que la creciente tasa de obesidad en adultos expone un problema que no es exclusivo de los países de ingresos altos, sino que impacta también a los países de renta baja y media.
Otra cara del problema alimentario en la región es la anemia entre las mujeres en edad reproductiva, que se mantiene en un 17,4%, el mismo nivel del 2000, con tasas más altas en algunos países del Cáucaso y Asia Central, donde se acercan o llegan a superar el promedio mundial del 29,9%.
El informe concluye con un llamado a los más de 50 países de Europa y Asia Central a renovar sus compromisos para poner fin al hambre y la desnutrición para 2030, como lo plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible.