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Los plásticos no solo inundan los mares, también recubren los suelos agrícolas

08 Diciembre 2021 Salud

Por regiones, Asia encabeza el uso de plásticos destinados a la producción agrícola, con casi la mitad del consumo mundial. El agrícola y el ganadero son los sectores que más productos plásticos utilizan, con 10,2 millones de toneladas anuales.

Los productos plásticos contribuyen en gran medida a la productividad en la agricultura.

Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que los altos niveles de contaminación por plásticos no solo afectan a los océanos, sino que también están presentes en la tierra que utilizamos para cultivar nuestros alimentos, e incluso en cantidades mayores que los entornos marítimos.

El análisis del organismo de la ONU es el primer informe elaborado sobre esta cuestión e incluye datos singulares como el que indica que las cadenas de valor agrícolas utilizan anualmente 12,5 millones de toneladas de productos plásticos, o que se utilizan otros 37,3 millones en el envasado de alimentos.

Por sectores, el agrícola y el ganadero son los que más productos plásticos utilizan de forma conjunta con 10,2 millones de toneladas anuales, mientras que la pesca y la acuicultura usan 2,1 millones y la silvicultura 200.000 toneladas.

Por regiones, Asia encabeza el uso de plásticos destinados a la producción agrícola, con casi la mitad del consumo mundial

Hay que conseguir un balance entre costes y beneficios

La FAO añade que, a falta de alternativas viables, la demanda de plástico en la agricultura no hará más que aumentar.

Como claro ejemplo de esta situación, se prevé que la demanda mundial de láminas para invernaderos, acolchado y forraje aumentará un 50% al pasar de los 6,1 millones de toneladas consumidas en 2018 a los 9,5 millones proyectados en 2030.

Por ello, desde el organismo se apunta la necesidad de alcanzar un punto de equilibrio entre los costes y los beneficios que aporta el plástico y se destaca que, pese a registrarse lagunas en los datos obtenidos, estas no deben ser excusa para no actuar.

«Este informe sirve como un llamado a una acción coordinada y determinante que permita la aplicación de buenas prácticas de gestión y frene el desastroso uso de los plásticos en todos los sectores agrícolas», resalta en el prólogo del estudio la directora general adjunta de la FAO, María Helena Semedo.

El informe fue presentado este martes en un evento virtual con motivo del Día Mundial del Suelo que se celbebró el pasado domingo.

Un grupo de agriculturas cultivan quinoa en la región de los Andes, en América Latina.

Un grupo de agriculturas cultivan quinoa en la región de los Andes, en América Latina.

Plásticos en la agricultura: útiles al usarlos, ineficaces al descartarlos

Aunque el uso generalizado de plásticos en la agricultura contribuye a su productividad -como la cobertura de suelo que reduce el crecimiento de las malas hierbas y la necesidad de plaguicidas, fertilizantes y riego-, también crean múltiples problemas cuando llegan al final de su vida útil.

La FAO subraya que la diversidad de productos químicos y aditivos mezclados en los plásticos dificultan su tratamiento y reciclaje y que de los 6300 millones de toneladas de plásticos producidos hasta 2015, casi el 80% no se ha eliminado correctamente.

Además, se estima que los plásticos de menos de 5mm, los microplásticos, presentan riesgos específicos para la salud de los animales, pero estudios recientes también detectaron rastros de partículas microplásticas en las heces y las placentas humanas.

Aunque la mayor parte de las investigaciones científicas sobre la contaminación por plásticos se ha centrado en los ecosistemas acuáticos, especialmente en los océanos, los expertos de la FAO descubrieron que los suelos agrícolas reciben cantidades mucho mayores de microplásticos.

Recomendaciones del informe

La falta de alternativas viables imposibilita la prohibición de los plásticos y, al mismo tiempo, todavía no hay recetas mágicas para eliminar sus inconvenientes.

El informe identifica diversas soluciones basadas en un modelo llamado “de las seis erres”: rechazar, rediseñar, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar.

También recomienda el diseño de un código de conducta amplio y voluntario que cubra todos los aspectos relacionados con los plásticos en toda la cadena de valor agroalimentaria y pide más investigación, especialmente sobre todo en el impacto de los micro y nanoplásticos en la salud.

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