Artículo de Fondo «Diputado 501», Por Antonio Tenorio ADAME (17-X-2021).-
En 15 Estados de la República se dispone el cambio de gobierno dentro de condiciones con distintos grados de adversidad que van desde desastres naturales, a los consabidas entrega de arcas vacías con deudas pendientes, para rematar con los conflictos políticos de relevos administrativos, así como las disputas del control territorial de carteles del crimen organizado por el control de la plaza.
A estos problemas que afloran en la opinión pública se suma la relación de los grupos que integran el partido de Morena, el cual habiendo ganado el gobierno se encuentra en la incertidumbre de ser desalojado del cobijo reconocido.
El tránsito difícil de los grupos representativos de Morena en Michoacán es uno de estos casos, donde a pesar de existir una Mesa de acuerdo entre los grupos reconocidos de militantes, se imponen la decisión tomada por el senador Gabriel García (“capo de delegados”), reconocido como líder de los “siervos de la nación” con los que ha dispuesto la injerencia directa en los comicios pasados utilizándolo como operadores electorales.
Morena como partido ha recibido diversos proyectos en el tránsito de convertirlo en un órgano político transversal a otros fines de orden histórico, como la propuesta del Fisgón de erigir una institución ideologizada dentro del materialismo históricos, o de Armando Bartra de plantear una formula de representación continental Latinoamericana, desde el Consejo de representación de Morena, Berta Lujan pretende que sea un partido basado en un Secretariado, por su parte Ramírez Cuellar se planteó la cuestión seccional para responder al control electoral, así Mario Delgado prefirió seguir el diseño del partido centralizado, o un partido del presidencialismo, como ocurría en el viejo PRI y ahora con Gabriel García se reitera la intención del poder de la pirámide desde el vértice a la base.
El conflicto de todo partido en el poder es como conservar los métodos democrático en sus bases cuando las exigencias del ejercicio de la administración pública le reclama el poder constituido. En el CEN de Morena se planteó el relevo de los Delegados con funciones de Presidentes en los estados de Guerrero, Tlaxcala, Zacatecas y Michoacán, en los tres primeros se acordó que fuera en los estados donde se resolviera no así en Michoacán donde a pesar de existir una Mesa de Diálogo se desplazó para dar un nombramiento apócrifo por encima de la voluntad de las bases.
Las elecciones de los Estados se han ganado y el partido oficial se conserva en la fórmula de control centralizado con el aval del gobernador y el respaldo a los delegados federales responsables de transmitir las disposiciones centrales. El modelo fue patentado por el viejo PRI, hoy quien sabe si funcione con la participación activa de núcleos de militantes con verdaderos deseos de hacer historia.
Hoy los anhelos de democracia es una demanda imperativa, la que ha de fraguarse con el reconocimiento de una base territorial que tendría que ser los confines del municipio donde los electores afines a la militancia de Morena se integraran con una estructura orgánica incrustada en el nivel superior del Estado.
La reforma municipal no está incluida en la agenda de la reforma electoral que se espera promover antes de la elección del 24, es necesario que se instrumente desde ahora para que las condiciones objetivas y materiales de la unidad de la organización institucional se vea fortalecida e inducida.
Una reforma sustantiva.
Es deseable que en Michoacán se encienda el fuego de la reforma municipal.