Columna Política «La Feria», Sr. López (21-VII-2021).- Grave se puso el hijo chico de tía Lala (Eulalia), llegó a las volandas el pediatra (antes, los médicos iban a la casa del enfermo… en serio), lo revisó y dio su jeringa a la tía para que la hirviera de inmediato (sí, así eran entonces las cosas), ya saliendo ella a la cocina, alcanzó a oír al muy tacaño de su marido, tío Néstor (Néstor), preguntar al médico cuánto le iba a cobrar por la medicina, porque si se la iba a dar cara, mejor él iba a la botica. En lo que estaba lista la jeringa, el doctor curó a tío Néstor los arañazos en la cara. Casi se divorcian.
Mayo 24 de 2019, Salón Tesorería, el Presidente dijo:
“Si hay falta de medicamentos o de equipos en los institutos de inmediato se resuelve (…) que quede también absolutamente claro, para la salud del pueblo, para la educación del pueblo, no hay límite en cuanto a presupuesto”. Hasta gusto da.
Luego afirmó que sería una contradicción que su gobierno, surgido de un movimiento popular, no destinara recursos a los servicios de salud pública y que la “percepción” de que el sector salud carece de medicamentos la generaron los empresarios afectados por la nueva manera de comprar los medicamentos,
Nomás para entendernos, el Presidente dijo “si hay falta de medicamentos”, o sea, en mayo de su primer año de gobierno, usó un “si” condicional, lo que equivale a “si no hubieran”, “si faltaran”. Un “si” de concediendo sin aceptar. Además, que era una “percepción”, porque “para la salud del pueblo (…) no hay límite en cuanto a presupuesto”. Y para aclarar paradas: fueron los empresarios de la industria farmacéutica, los renegridos calumniadores que hicieron creer a la gente que no había medicinas. ¡Pero qué gente!
Ocho meses y 18 días después, el 12 de febrero de 2020, otra vez desde Palacio, el Presidente aseguró “(…) en diciembre quedará resuelto el abasto de medicinas”. O sea, lo que era un “si hay falta de medicamentos”, pasó a que en diciembre de 2020, dos años completos después de asumir el cargo, habría medicamentos. Qué bueno que por la salud del pueblo el señor estaba dispuesto a lo que fuera. ¡Lindo!
24 de mayo de 2021, desde Oaxaca (dos años y seis meses después de iniciada su administración) el Presidente aseguró que ya no había desabasto de medicamentos:
“Ya hay abasto de medicamentos, pasamos situaciones muy difíciles porque los que controlaban la venta de medicamentos, estos monopolios vinculados a políticos, llevaron a cabo acciones de sabotaje (…) ahora se adquieren los medicamentos directamente con las farmacéuticas a través de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos de la ONU y ahora compramos en el mundo a buen precio y no hay corrupción (…) es la única manera de garantizar el abasto de medicamentos en el país (…) al inicio había desabasto de medicamentos para niños con cáncer por estos motivos, ya que las distribuidoras querían mantener los contratos ventajosos, pero resistimos. Imagínense enfrentar reclamos de padres con niños enfermos de cáncer, acusaciones que no se les atendía y que no había medicamentos, y en efecto había falta de medicamentos al principio, porque hubo sabotaje, porque lo que querían eran los contratos y resistimos” (a los papás nunca los enfrentó, seamos claros), y agregó que el Secretario de Salud presentaría un informe sobre cuántos medicamentos se han adquirido mediante la ONU y lo pagado.
Antier, 20 de julio de 2021, casi dos meses después de que el Presidente anunciara el informe del secretario de Salud, Jorge Alcocer, este informó en la gustada mañanera del día, que YA se consiguió el abasto y aclaró que el gobierno logró en 37 días, adquirir los medicamentos que la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) no pudo hacer en 10 meses. Según el Alcocer la UNOPS solo pudo comprar poco más de la mitad de lo solicitado y aprovechó para dar otro raspón a los papás de niños con cáncer: “(…) los reclamos por el abasto de medicamentos contra el cáncer son válidos, pero exagerados (…)”, dijo, lo que permite asegurar que no tiene un nieto enfermito de cáncer (y qué bueno, a nadie, ni a estos infames, se les desea tal tragedia).
El Presidente glosó lo dicho por su Alcocer: “Es una muy buena noticia, porque se rompió, se quebró el sistema de corrupción que se había establecido y que impedía contar con medicamentos, y medicamentos con buena calidad, además del abasto, esto ha significado ahorros importantísimos para la Hacienda Pública”.
A reserva de esperar a que esta vez sí sea cierto que se acabó el desabasto y sin ganas de incurrir en rudeza innecesaria, se vale recapacitar en que según ese Alcocer, en 37 días el gobierno pudo comprar casi la mitad del abasto necesario. Muy bien… pero esos 37 días debieron ser posteriores al 1 de diciembre de 2018, no en julio de 2021, no dos años y ocho meses después del inicio de la 4T; dos años ocho meses sin abasto, con centenares de miles de enfermos sin atención, con algunos miles de fallecimientos evitables. Si es cierto lo informado, es prueba de que antes no les dio la gana comprar… si fuera cierto. Esperemos lo sea.
Como uno no es nadie como para dejar pasar así como así las sacras palabras presidenciales, se le recomienda releerlas (dos párrafos arriba), para apreciar que al Presidente lo que le parece muy buena noticia, es que “se rompió, se quebró el sistema de corrupción que se había establecido”. Eso era lo que le importaba.
Y ni es cierto, bueno, el Presidente no ha de saberlo, pero la dichosa UNOPS, compró el 97.7% de los medicamentos a proveedores nacionales y no en el extranjero, según el análisis del Instituto Farmacéutico México (Inefam), publicado hace nueve días. Y a mayor INRI, lo que compró directamente el gobierno en esa gesta de 37 días, fue con sobreprecios que en algunos casos son del 71% y en otros del 1,500%.
Ni se compró en el extranjero, ni se compró barato. Y si fuera el caso, no vale una sola vida perdida, ni un enfermo revolcándose de dolor. Y uno creyendo que tienen límites.